Capitulo 3.

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-Que cómico eres amigo- agarre la hoja de mala gana-, de verdad que sí, pero yo no estaba vagando, buscaba al intendente y… -de la nada enfurecí- bueno, ultimadamente no tengo nada que explicarte.

-Yo no te pedí una explica…

-¿Y qué haces aquí desconocido?- lo interrumpí mirándolo de arriba a abajo. Ahora que lo veía con atención, me daba cuenta de que nunca lo había visto antes, en la escuela.

-Que modales princesa-, se dijo a sí mismo, en un susurro que apenas logre escuchar, luego dio un largo suspiro y se presentó-. Soy Jefferson, Jefferson Dequenes y estudio aquí-. Levanto su mano con la intención de estrecharla para saludarme.

-¿Perdón?-, no respondí el saludo, solo lo mire-, antes que nada, no soy princesa. Y no te creo

-Soy de tercer semestre -bajo su mano y puso los ojos en blanco-, grupo ‘D’…

-Nunca te había visto- volví a interrumpir, fríamente.

-Bueno… es que no necesito tu reconocimiento para estar aquí, cariño -me guiño un ojo y su sonrisa se extendió aún más.

 -Yo no… no me llames… ¡Eres un cínico!, ¿sabes?, no me conoces y de pronto me llamas ‘cariño’…

-Intente ser amable y no funciono, al parecer, ser un sínico es la mejor opción.

-Pues ve cambiando tus formas conmigo…

-¿Tú crees que por un día que llegues a las seis, para entrar a la biblioteca, ya puedes hablarme cómo quieres?-, pregunto con notable molestia, arqueando las cejas

-No es…

-¿Que puedes tratar a todos como te plazca?, ¿Qué ser tesorera de la sociedad de alumnos y editora en jefe del periódico escolar, te hace más que yo? -se acercó a mí y su semblante se ensombreció. Ya no había sonrisa, solo quedaba una persona, a la que claramente, yo no le agradaba-, tal vez tu no me conozcas, preciosa, pero yo a ti, sí. Y perfectamente…-retrocedí un poco y nuestras miradas se encontraron.

Me quede medio hipnotizada cuando vi atentamente sus ojos, eran hermosos. Color avellana, con pestañas largas y negras.

-No me llames preciosa -le dije de manera amenazadora, obligándome a volver al mundo.

-Eres muy dedicada a la escuela- dijo tranquilamente, pero ahora se veía mucho más serio-, sueles tener el control de lo que haces y crees que conoces a toda la preparatoria. Pero hoy descubriste que eso no es cierto, que se te escapo un chico, uno que ahora te está poniendo en tu lugar. Te molesta no saber quién soy, y me preguntas: “¿Qué haces aquí desconocido?”, porque nunca me habías visto y nunca habías escuchado de mí. Prácticamente piensas que es mi obligación ir y rendirte cuentas de mi existencia, para que puedas seguir controlándolo todo.

No supe que decir, solo lo volví a ‘viborear’ lentamente de arriba abajo, dándome cuenta esta vez, de que era muy atractivo. Piel morena, cabello medio largo -lacio y negro-, alto, y aunque era delgado, no se veía mal.

-Tu no me conoces –dije, mientras guardaba la hoja dentro de mi mochila para aparentar indiferencia-, no soy como dices.

-Eres tan predecible… -se metió ambas manos a las bolsas de su pantalón y volvió a sonreír- sabía que dirías eso

-Eres muy desagradable, ¿sabes?-, estaba molesta. Molesta por las cosas que él había dicho y por su actitud conmigo. Aunque en el fondo, sabía que yo había tenido la culpa.

-También soy un cínico, un cínico muy guapo.

Me sonroje un poco, pero enseguida me repuse, no iba a permitir que alguien como él, me hiciera sentir incomoda.

-Olvídalo-, dije cortante-. No eres mi tipo.

-¿Crees que no note, la forma de como me miraste?-, lanzo una carcajada sarcástica.

-No tienes nada que yo pudiera buscar en un hombre-, fue lo único que se me ocurrió decir en defensa.

-¿Y por eso te gusto, verdad, cariño?

-¡No me digas cariño! -grite enojada-. Los tipos como tú, no se comparan a mi novio…

-Los tipos como yo-, remarco demasiado las últimas dos palabras y saco las manos de su pantalón-, lo que menos queremos es parecernos a tu novio.

Se acercó y sujeto mi cintura.

-No es nuestro estilo-, susurro, mientras sus pupilas se clavaban en mi rostro-, soy muy diferente a todo lo que conoces, te lo aseguro. Y eso, es lo que te encanto de mí.

-No te quieras hacer el interesante conmigo –apenas logre articular palabra, estaba furiosa. Lo avente, mostrándome a la defensiva-, no va a funcionar. Ya lo han intentado.

-No te quieras hacer la difícil conmigo-, en su rostro se dibujó una sonrisa torcida-, no va a funcionar. Ya lo han intentado.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora