Capitulo 22.

163 11 0
                                    

Al día siguiente, cuando desperté, ella ya estaba afuera de la cama, sentada en mi escritorio, dibujando.

-Buenos días, ¿Cómo dormiste?-, pregunte mientras bostezaba.

-Bien, creo que me ayudo de mucho lo de ayer-, dijo tranquilamente y me aventó la hoja que tenía.

Observe su obra con atención, desde todos los ángulos posibles. Hay que recalcar, que nunca fue buena con los dibujos.

-Qué lindo –fruncí el ceño y suspire-, dicen que dibujar un cerdito ayuda a subir el autoestima.

-Era un perro-, dijo con tristeza y una sonrisa asomo a su rostro-, pero si un puerco se le apega más, adelante.

-Lo siento –reprimí una risita.

-Supongo que jamás seré buena con el arte.

-Pero eres una excelente cantante-, conteste en broma. Las dos cantábamos pésimo.

-¡Claro! –el sarcasmo broto naturalmente de su boca-, Celine Dion y Whitney Houston, se quedan cortas a nuestro lado. Las dos soltamos carcajadas.

Minutos después, nos pusimos a ordenar el cuarto. Estaba hecho un desastre: tenía palomitas por todos lados, migajas de galletas y había papel higiénico sucio -nos tuvimos que limpiar la nariz, después de tanto llorar- por todas partes.

Cuando terminamos, decidimos que íbamos a salir a caminar todo lo que pudiéramos antes de vernos con los demás.

___________________________

Estábamos en el centro comercial, viendo la ropa, y ella rompió el silencio.

-¿Cómo vas con Ricardo?-, su tono de voz era casual.

-¿Eh?-, la pregunta me sorprendió tanto.

Casi nunca hablábamos de él, y cuando le conté lo que tuvo con Renata Tovar, casi lo mata.

-Bien –respondí finalmente-, supongo, hemos hablado un par de veces

-Jane, tu sabes que en estos días he estado muy unida a Jeff, por Daniel, ellos en realidad son muy buenos amigos y pues… -su expresión se tornó de alegre a nerviosa.

-¿A qué quieres llegar?-, pregunte con tranquilidad.

-Bueno, Jefferson es otro de mis grandes amigos. Se ha ganado ese lugar, y cuando platico con el… -, vacilo un momento y me miro aún más nerviosa, pero después prosiguió-, tú le gustas. Le gustas mucho -¡boom!, mi corazón estallo en pedazos de temor. No quería dilemas amorosos-, y te llevas genial con él. He visto cómo te ríes a su lado, siempre te mira… te apuesto a que Ricardo lo sospecha desde hace mucho.

-Mira -comencé a decir, cansada de repetir lo mismo-, Jefferson es muy diferente a Ricardo, por eso me agrada. Pero Ricardo es mi novio y si no termino con él, es por algo.

-Ya se, siempre dices que sigues con él por razones que ni siquiera tu entiendes, pero Andrés, Rodrigo y yo siempre te decimos que si ya ambos se engañaron, de nada sirve seguir juntos. Lo de ustedes hace mucho tiempo termino.

-No quiero discutir-, dije, prácticamente, como una súplica.

-Lo sé, no pienso hablar más sobre esto, solo escúchame por última vez. A lo mejor, Jefferson puede ser el indicado, el que venga a alegrar tus días… ¡solo piénsalo! –Añadió, al ver que ponía los ojos en blanco-. Siento que debes de darte otras oportunidades, no toda la vida vas a estar con Ricardo.

Seguimos viendo las tiendas y compramos algunas cosas.

Esliana fue la que miro el reloj y anuncio que íbamos justas de tiempo para llegar a la plaza, que sería el punto de encuentro. Se suponía que nos veríamos a las cuatro y media, eran las cuatro veinte.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora