Capitulo 20.

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Tuve una mescla de sentimientos encontrados, cuando termino su explicación.

Parte de mi sentía admiración, no cualquiera se atreve a confesar algo de esa magnitud. Otra vergüenza, yo también había cometido una falta esa noche y no quise hacérsela saber, pero otra sentía coraje por lo que había hecho.

Mi engaño no había llegado tan lejos como el de él.

Luego me puse a pensar, que no existían engaños pequeños ni grandes. Engaño es engaño, y los dos habíamos cometido una falta.

-No estoy enojada-, comente en un susurro mirando hacia el suelo-, yo también tengo algo que decirte y sé que tampoco tiene perdón.

-Dime, Jane –exclamo con preocupación.

-Esa noche me bese con Jefferson.

-¿Qué? –pregunto, con una expresión de dolor en el rostro.

-Los dos cometimos faltas muy graves.

-La mía fue peor…

-No es un concurso para ver quien hizo lo peor –repuse con enfado-, falta es falta.

-Te prometo que no se repetirá.

-No, no se repetirá. Lo mejor es que aquí se acabe todo…

-No, por favor –dijo suplicante-, yo te adoro, Jane, no volveré a hacer nada igual.

-No solo fuiste tú, también yo, esto solo significa una cosa, se acabó.

-Démonos una oportunidad más, solo una, te prometo esforzarme.

Medite unos momentos,

De verdad quería evitarle más problemas a ese chico, no quería que sufriera por mi culpa, solo le hacía daño.

Sin embargo, al final decidí que, tal vez, una segunda oportunidad podía arreglar todo.

-Está bien, intentemos salvar lo poco que queda.

-No sabes cuánto te lo agradezco, te quiero mucho -me dio un beso y se levantó-, voy a la cocina, no tardo.

-Te espero -dije y me obligue a sonreír.

Después de esto, todo fue mucho mejor: bailamos un poco, cenamos y  cantamos las mañanitas a Sofía -la hermana de Ricardo-.

Enseguida acabamos de comer el pastel, me fueron a dejar a mi casa.

Cuando llegue, entre, salude a mis padres  -aún estaban en la sala, viendo tele-, y subí a mi recamara.

Estaba convencida de que a partir de esa noche todo estaría mucho mejor con Ricardo. Así que me arrulle con ese pensamiento y en pocos minutos, caí en el mundo de los sueños.

Las siguientes dos semanas fueron tranquilas y muy aburridas. Llegaron los exámenes del parcial y mucha tarea.

No salí tantas veces con Ricardo -no tantas como habíamos acordado-, estaba tan centrada en sacar buenas calificaciones que apenas y nos hablábamos en clases. Jefferson -que ya no me molestaba más-, Daniel y Brian, se convirtieron en otros más del grupo. Era raro que solo hubiera un par de chicas, en medio de cinco muchachos, pero por alguna razón, no me sentía incomoda.

En cuanto a la presentación, ya estaba lista, pero debido a lo dicho anteriormente, tuvimos que esperar para poder ir a hablar con el director, y ver si podíamos ocupar el área audiovisual. Teníamos la esperanza de que dijera que sí, de lo contrario, nuestro trabajo -más el de Andrés y Brian, que hicieron unos carteles preciosos-, se iría por la borda.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora