-Estaba parado en la esquina de una calle, no recuerdo cual, esperando el autobús que me llevaría a casa, cuando de repente, vi como un par de idiotas policías se aproximaban a una señora que estaba vendiendo comida del otro lado de la calle…
-Haber, espera, espera, espera –interrumpí con irritación-, ¿te peleaste por comida?, me suena ridícula la idea.
-¿Me dejas terminar? –puso los ojos en blanco. Eso me encanto.
-Está bien, prosigue.
-Entonces los reconocí y fui directo a ellos, avente sus platos y me eche a correr.
-¿Por qué hiciste eso? No puedes ofender a la autoridad de ese modo…
-Créeme, esos pen… -se detuvo y me miro un momento- disculpa, pero hablar de ellos no es algo que precisamente me alegre. Hice lo que hice porque tenemos cuentas pendientes.
-Jefferson, no puedes estar provocándolos –recordé lo que me había dicho Ricardo, la historia sobre el pasado de Jefferson y sus hermanos: él que murió y Blake-. Vas a acabar como tu hermano… -dije sin poder contenerme, pero me calle enseguida.
Sabía que había cometido un grave error. En su cara se dibujó una expresión de sombría seriedad.
-¿Quién te hablo de Brandon?
-Yo… lo escuche por ahí –respondí nerviosa.
-¿Quién? –insistió y me miró fijamente, como si su vida dependiera de la respuesta.
-Ricardo.
-Tu novio siempre es tan… chismoso –pronuncio las palabras entre dientes, con evidente rabia contenida.
Se levantó y salió a toda prisa de la casa, sin importarle el ruido que hiciese.
Fui tras él, rogando que mis padres no se despertaran.
Casi tuve que correr para alcanzarlo. Estábamos en medio de la calle.
-Perdón –repuse, con sincero arrepentimiento. ¿Quién era yo para meterme en esos temas de tan delicados? Era su vida-, no pensé en lo que dije… -no sabía que más decir, pero en momentos así, ¿quién sabe?
Nos quedamos ahí varios minutos –tal vez segundos, el tiempo no era claro para mí en esos momentos-, escuchando el lejano ruido de los pocos autos, que aun circulaban en alguna parte.
Jamás había visto tal comportamiento en él. No sabía exactamente si seguir hablando o no, porque aún no conocía bien su temperamento. Opte por seguir hablando.
-Solo fue un comentario –susurre-, sé que Blake y Brandon eran tus hermanos…
-¿Qué? –sus ojos se abrieron de par en par, su voz fue apenas audible- No. La historia está mal.
-¿Que está mal?
Agacho la cabeza y froto sus ojos con desesperación, como si estuviera en una pelea interna. Mis intentos absurdos de arreglar las cosas no fueron los mejores.
Estúpida ¿Por qué le hiciste esa pregunta?, ¿no ves que ya ha tenido suficiente por hoy? Pensé.
-El único hermano que tenía –dijo finalmente- era Brandon.
-¿Y porque dicen que Blake es…?
¡Joder! ¡Ya cállate! Me dije a mi misma. Pero la curiosidad me estaba matando de una manera severa. Y a pesar de que él tenía una expresión atormentada, seguramente por sus recuerdos, respondió a mi pregunta.
-El rumor se corrió así porque deje que así fuera, no son nadie como para que les esté aclarando los puntos de mi vida –su tono fue seco. Golpe duro para mi alma.
Volví a insistir, a pesar de que sabía que estaba mal.
-Pero si Blake no existe, ¿Cómo es que…?
-Yo no dije que no existiera –su expresión se tornó a una ilegible.
-¿Eh? –Pregunte confundida- No entiendo…
Y de la nada, la comprensión vino a mi mente. Él era Blake.
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...