No supe porque lo dije, solo me salió. Ni siquiera se lo dije enojada, todo lo contrario, las palabras fluyeron de mi boca con una naturalidad sorprendente, como si dijera que iría al parque.
Nos quedamos en silencio unos momentos, un silencio demasiado incómodo. Por fortuna, luego se escuchó el claxon del carro de Ricardo.
-Te veo luego-, dije, y sin pensarlo dos veces, salí de la casa.
Subí al auto, lo salude y arrancamos. Sentí un alivio profundo al alejarme de casa, luego de un rato el rompió el silencio.
-Brechos.
-¿Brechos?-, era un extraño nombre, que jamás había escuchado.
-Sí, el lugar al que te llevare.
-¿Qué venden ahí?
-De todo un poco.
-¿Una sincronizada, tal vez?
-Eso es en la noche, Jane.
-Por supuesto que no, yo pediré una.
-Eres rara-, su tono de voz denotaba molestia, como si tan solo pensar en la idea de que estaba siendo yo misma le afectara.
-Gracias-, conteste, no tenía nada que discutirle. Era rara.
-La mayoría de las chicas suelen arreglarse para salir con sus novios.
-¿Es una queja?-, pregunte a la defensiva.
-Es un comentario-, respondió inmediatamente-, no me lo tomes a mal, bebe.
-Bueno, bebe-, esta última palabra la dije con una carga excesiva de ironía-, yo no soy la mayoría. Además, ¿para que arreglarme?, solo iremos a comer, no le veo mucho caso salir como modelo, ni siquiera iremos a un lugar elegante.
-¿Cómo lo sabes?, no conoces ‘Brechos’.
-Por el amor de Dios-, solté una carcajada-, un lugar donde vendan “de todo un poco” no puede, definitivamente, ser elegante.
-Algún día te llevare a un lugar lleno de gente fina.
-Espero que dicho día, jamás llegue, no me gustan ese tipo de lugares. Apenas puedo con lo que traigo puesto, ahora imagíname con tacones, joyas y una falda.
-Te verías preciosa, digo, no es que no lo seas ya.
No hice ningún comentario.
Luego de unos minutos, el sujeto mi mano y la apretó con fuerza, como si con tal gesto el pudiera decir todo lo que no se atrevía. Pensé en soltarme, por un momento, pero jamás junte el valor para hacerlo.
-Hemos llegado, señorita-, señalo un pequeño puesto, estaciono el coche y me volteo a ver-, no te bajes aun.
Se bajó y se dirigió hasta mi puerta, quede asombrada ante tal gesto. Él sabía que no me gustaban para nada esos detalles. Abrió la puerta y me tendió la mano sonriente.
-Creo que soy muy autosuficiente como para bajarme yo sola, no lo vuelvas a hacer-, dije con algo de molestia y baje sin darle la mano.
-Son detalles… que enamoran-, repuso y se encogió de hombros.
-Si, a chicas que quieren protección, yo no la necesito, lo sabes.
-Tenía mucho que no salíamos, pensé que tal vez hoy fuera diferente-, contesto tranquilamente, mientras cerraba la puerta.
-No lo hagas más, por favor-, me puse de puntas y le di un beso en la mejilla. A pesar de todo, tomaba mucho en cuenta su empeño por que la tarde fuera perfecta.
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...