Capitulo 28.

142 6 4
                                    

Al llegar a nuestro destino, la lluvia seguía en su punto fuerte.

-Gracias por todo-, le dedique una sonrisa y le devolví el casco que me había dado.

Bajamos de la moto –el ya no tenía su casco puesto-, y le di un abrazo.

-Gracias a ti-, susurro a mi oído.

Lo solté y di media vuelta. Muy en el fondo de mí, sentía una tremenda tristeza, por no recibir ese beso tan anhelado. Pese a que sabía que estaba mal, pues yo debía… tenia, que ser firme en mi decisión de seguir con Ricardo.

Iba a la mitad del camino, para llegar a la puerta, cuando sentí que alguien tiraba de mi mano, suavemente. Los labios de Jefferson ya estaban encontrados con los míos, para cuando tuve conciencia completa del acto.

En rápidos flashes, pasaron por mi mente diversas imágenes: el día que lo conocí, nuestro primer beso, la apenas reciente noche en casa de Rodrigo y –vagamente-, la imagen de Ricardo.

Cerré los ojos, dispuesta a olvidarme de todo.

Al diablo Ricardo, al diablo mis tías, al diablo todo aquello. En ese momento era feliz, en ese momento era libre. En ese momento reconocí, que empezaba a estar enamorada.

-Eres hermosa –repuso, entre nuestros labios y sonrió.

De repente, se escuchó un relámpago, que nos hizo saltar y separarnos.

-¿Soy hermosa?-, pregunte y me reí como una niña estúpida-. No, Jeff, soy rara, siempre lo dicen.

-Eres Jane –dijo, y se encogió de hombros-, eso me basta para amarte.

Dio media vuelta se fue. Dejándome con sus palabras amartillando mi cabeza. Me quede contemplándolo, hasta que se perdió de vista. Entre a la casa –consciente ahora de que estaba empapada-, con toda la intención de tomar un baño e irme a la cama.

Mientras arreglaba todas las cosas para el día siguiente, pensaba en lo que iba a hacer, cuando este asunto pasara a mayor escala. No se pude ir por la vida, besando a uno de tus amigos, cuando tienes novio.

No pienses en eso, Jane. Ha sido un largo día, y mañana te esperan cosas que determinaran el resto de tu vida social, en la preparatoria. Pensé.

Fui directo a la cama, arregle la alarma de mi móvil y me dispuse a dormir. No hubo inconveniente con esto último.

El recuerdo de esa noche fue un arrullo celestial y la sensación de los labios de Jefferson aun contra los míos, fue proyectada una vez más en mis sueños.

______________________________

A la mañana siguiente, hice la rutina de todos los días: ducha, desayuno, salida.

Tome mi auto y conduje hacia la escuela, con la música a todo volumen. Las calles lucían limpias, y había charcos por doquier, debido a la fuerte lluvia de anoche.

Estaba todo tan bien, hasta que caí en cuenta de que ese día, se marcaria algo muy importante para mí. Derrota o victoria. No había más opciones.

Pensé en lo que Jefferson me había dicho el día de ayer: que no estaba sola, que si yo fracasaba, fracasarían conmigo. De alguna manera, eso no me hizo sentir mejor.

Al llegar, estacione el carro en el mismo lugar de siempre, baje mis cosas y camine a la biblioteca. Para mi sorpresa, todos mis amigos ya estaban ahí.

-Diez minutos tarde señorita-, dijo Brian, brindándome una cálida sonrisa.

-La que se hace la misteriosa y llega tarde, siempre soy yo -comento Esliana, y me envolvió en un abrazo.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora