Capitulo 15.

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El camino a casa me pareció reconfortante, lo que necesitaba era estar sola. El único problema, fue que al llegar, mi mamá de nuevo me estaba esperando.

-¿En dónde estabas? -dijo enseguida de que entre a la casa-, son las dos de la tarde.

-Me vine en autobús, tarda una hora en llegar.

-Sales a las doce y media, a la una y media tenías que haber llegado.

-Perdona- repuse y sin más que decir, subí a mi habitación.

Me tire en la cama como si no hubiera un mañana -algo que todo adolescente hace en algún momento de su vida- y me puse los audífonos con la música a todo volumen. Después de algunas canciones me quede dormida.

Paso un tiempo indefinido, cuando de repente, sentí una brusca sacudida. Abrí los ojos de golpe.

La cara de Esliana, estaba a centímetros de mí. Grite.

-¡¿Qué haces aquí?!- pregunte, al momento que presionaba mi pecho para calmarme.

-Vine por ti-, contesto con alegría.

-¿Para qué? -la aparte de mí, para que me pudiera dar el aire.

-Bueno, tiene un mes que no salimos, vamos a ir… por ahí… con los chicos.

-¿Y la tarea?, tenemos que…

-Al diablo la tarea- interrumpió con disgusto-, la haces en la noche.

-Esliana, no pienso desvelarme.

-Somos chavos, es nuestro trabajo, no hacer nada en todo el día y apurarnos toda la noche -dijo sonriendo-, o no hacer nada todo el semestre y luego esforzarnos por acabar en un día los apuntes de todas las clases.

-Es por eso que tu promedio no sube –respondi con amargura.

-Tu no bajas de nueve y no tienes vida, ¿Quién  está más jodida?-, pregunto con una sonrisa

-Veo por mi futuro –respondí tajante.

-Jane, un día no te hará daño, y te juro que tu promedio no bajara, por no entregar una tarea.

-¿Me puedo dar un baño?

-Muévete, Rodrigo, Andrés y algunos más nos esperan.

-¿Algunos más?- pregunte con recelo, no había más personas con las que acostumbráramos salir.

-Te explico en el camino, bebe, muévete.

-Ahora que recuerdo, estoy castigada…

-No es así-, interrumpió ella-, tu propia madre me dio permiso de sacarte a pasear.

-No soy un cachorro –dije con disgusto.

-¿Qué más da lo que seas?, apúrate y vámonos.

Me levante con pereza y comencé a arreglarme. Después de treinta minutos, ya estaba lista.

Bajamos rápidamente y al no haber ningún rastro de mi madre, nos fuimos de manera inmediata.

-¿A dónde iremos? -pregunte desconcertada, no me había dicho hacia donde nos dirigíamos.

-Vamos al parque, el que está a cinco cuadras de aquí. Pusieron algunos juegos mecánicos.

-Siempre son los mismos, las ‘tazas locas’, ‘el dragón’, una ‘rueda de la fortuna’ pequeña…

-Deja de ser tan pesimista-, repuso con molestia.

-De acuerdo, pero nos vamos a aburrir.

Seguimos caminando, sin hablar más.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora