Capitulo 17.

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Me sentía irritada, porque él me había apartado de mis amigos, pero también me sentía culpable, por los acontecimientos de ayer.

Al llegar, él índico que me sentara, le hice caso y después, con un gran suspiro comenzó a hablar.

-Ayer… ayer perdí toda oportunidad de caerle bien a tus amigos, pero eso no es lo peor, te deje sola. No me importo como te regresaras o como te sentías de salud, ni siquiera te llame ni te deje un mensaje para preguntarte como estabas –tomo otra bocanada de aire-. No fue algo correcto de mi parte y te pido una grandísima disculpa, solo que, no me puedo… no puedo sentirme cómodo con tus amigos, Jane, ya he tratado pero… bueno, ellos me odian, y yo tampoco les tengo mucho afecto que digamos. Me gustas, te quiero, y te quiero bastante, por algo sigo aquí, a tu lado. Pero ellos me complican mucho las cosas, nuestra relación seria diferente si los dejáramos por un lado a ellos, que tú y yo saliéramos aparte. Y es que no se me hace justo que yo si tenga que salir con tus colegas y tú no quieras salir a dar la vuelta con los míos.

Espere unos segundos para responder, estaba procesando todo lo que él me había dicho. Sabía que tenía razón, siempre me negaba a salir con sus amistades.

Él había tratado durante mucho tiempo caerles bien a mis amigos. Aun sintiendo, que eso jamás sería posible, y yo me había comprometido a tratarlo mejor e intentar tener una buena relación.

-Bueno, en cuanto a lo de mis amigos –conteste finalmente-, era una invitación, no era necesario que asistieras. Pero sí, estoy de acuerdo, no salgas más con nosotros, de lo otro, pues, sabes perfectamente porque no salgo con tus amigos.

-Solo fue una vez.

-Claro, y no quiero que suceda dos veces, estuvieron diciéndote enfrente de mí que Renata Tovar era mucho mejor partido que yo, que ella se ‘abría’ más pronto y estaba más buena –respondí molesta, aún tenía el sabor amargo de ese día.

-Estaban ebrios, lo hicieron sin pensar.

-¿Has escuchado eso de que, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad?, a pesar de su estado, se veía que hablaban muy enserio, no quieras tratarme como estúpida. Ambos sabemos que si Renata mataría por alguien, seria por ti.

-Ese tema ahorita no entra –era obvio, que ya no sabía que más decir para defenderse.

-De acuerdo, como digas, en cuanto a tu propuesta de salir solos, está bien y no tengo nada que perdonarte, tenías que irte, tu mamá te esperaba.

-Por favor, Jane, sabes que eso de mi mamá fue…

-Es una forma de decirte que no me importa. No me interesan los motivos por los que me dejaste. Al contrario, muchísimas gracias, cariño, me regalaste una noche inolvidable con mis viejos y nuevos amigos –no tuve la menor idea de si decía esto realmente por la convivencia de ayer, o por el beso.

-¿Cómo regresaste a tu casa?

-Jefferson me llevo-, conteste, decidida a evitar por completo los detalles.

-Él no me agrada…

-A mí si -interrumpí-, si me disculpas, tengo que ir con los demás.

-¿Voy por ti a las cuatro, para ir a comer?

-No, hoy me quedare en la escuela trabajando, lo siento-, repuse y me fui directo a la mesa en donde se encontraban todos.

Cuando llegue, Andrés me lanzo una botella de jugo y un sándwich.

-Te pidió perdón, ¿verdad? -pregunto Jefferson.

-Algo así. Acordamos que no más salidas con nuestros respectivos amigos.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora