Capitulo 41.

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Renata. La mismísima de la que habíamos hablado Esliana y yo esa mañana.

-¡¿Qué?! –Me quede estupefacta- ¡oye, no porque tú te lleves con la zorrita esa, significa que...!

-¡Ei!, le hablo porque conoce a mis padres, pero no me llevo con ella, eso lo sabes.

-¿Pues entonces porque le crees? –pregunte ofendida.

-¡Porque es cierto! ¡Tú lo sabes! –grito. Todos los presentes voltearon a vernos.

-¡Regresen a sus vidas, señores, no hay nada que ver aquí! –les grito Rodrigo. –Escucha, Jane –añadió en voz baja-, sabes que has hecho mal, estas con Jefferson haciendo solo tú sabes que cosas y aparte teniendo a Ricardo. No sé qué estés pensando al respecto, pero Renata puede insultarte tanto como quiera, hasta que arregles esto y le demuestres que está equivocada.

-Lo hare –repuse seriamente-, pensaba hacerlo…esta noche.

-¿Hablas enserio? –preguntaron ambos, estupefactos.

-Muy enserio –puse los ojos en blanco-, no es justo para Ricardo, ni para Jefferson.

-Pues hazlo ya –dijo Andrés- por tu propio bien. Renata hará todo lo posible por hacerte quedar mal.

-Ya me odia suficiente por andar con Ricardo –respondí amargamente.

-Ahora súmale que le gusta Jefferson –repuso Rodrigo.

-¿Qué? –Pregunte enseguida- ¿Cómo que le gusta Jefferson?

-Oye, tranquila –se rio Andrés- ni siquiera es tu novio, y ya andas enojándote.

Roja como tomate. La oración no puede quedar mejor a la reacción que tuve.

La mismísima Renata –la zorra de la escuela. Saben de qué hablo, ya lo dije, hay Renatas en todos los institutos- tenía planeado hacerme quedar como su igual, como una cualquiera. Hablando de mí y tirándome basura en cuanto tuviera oportunidad.

Ella me odiaba por el simple hecho de que Ricardo me había preferido a mí, en vez de ella. Y si le sumaba en ese instante que también le estaba ganando la partida con Jefferson, podría decirse que haría lo posible por hundirme.

-Escuchen –hable con determinación- esta noche la historia de Ricardo y Jane deja de escribirse. Además, Renata es una cualquiera que se llegó hasta acostar con Ricardo, no puede decirme nada…

-¿Tu novio y ella…? 

-Sí, si –interrumpí-, tuvieron sexo la misma noche que fuimos a la feria –repuse indiferente.

-Me sorprende que le dieras una oportunidad –hablo Rodrigo.

-A mí me sorprende mas –respondí molesta. Había sido un grandísimo error-. Tal vez lo hice por querer negar que… -me calle inmediatamente y cambien el tema. No era momento de hablar sobre Jefferson, no en esos términos-. Bueno el caso es que…

-Ya, dilo. Aquel idiota te gusta –Andrés sonrió con cariño.

Apenas iba a responder, cuando escuche la bocina de un coche. Los tres volteamos a verlo, era papá.

-Es una larga historia –explique- y juro que les contare hasta el ultimo detalle, pero ahora tengo que irme. Mañana hablamos de esto, los quiero.

Corrí hacia el vehículo y subí a toda velocidad.

-Hola, cariño-, dijo mi padre y arranco.

Justo cuando doblábamos la esquina, la vi. Parada con su bola de secuaces –todas las populares cargan con otras dos chicas, que por lo general aspiran a ser como la líder-. Renata alcanzo a divisarme y me lanzo un beso en una manera muy poco sofisticada.

¡Qué vulgar! –Pensé-. Debería de irse a Bulgaria. Jefferson jamás volteara a verla, es tan corriente.

Me sonreí a mí misma por esto último, ya que sabía que era cierto. Si Jefferson hubiera querido algo con Renata, hubiera respondido a los coqueteos que ella seguramente le hizo en su respectivo tiempo.

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Aviso: Como verán, este capitulo es muy, muy pequeño. Pero prometo que el siguiente sera largo. Posiblemente mañana no podre subir nada -una disculpa-, debido a que iré a celebrar mi cumpleaños 7u7. 

Pero espero les guste este pequeño fragmento que dejo aquí. ¡GRACIAS POR LEERME!

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora