Renata. La mismísima de la que habíamos hablado Esliana y yo esa mañana.
-¡¿Qué?! –Me quede estupefacta- ¡oye, no porque tú te lleves con la zorrita esa, significa que...!
-¡Ei!, le hablo porque conoce a mis padres, pero no me llevo con ella, eso lo sabes.
-¿Pues entonces porque le crees? –pregunte ofendida.
-¡Porque es cierto! ¡Tú lo sabes! –grito. Todos los presentes voltearon a vernos.
-¡Regresen a sus vidas, señores, no hay nada que ver aquí! –les grito Rodrigo. –Escucha, Jane –añadió en voz baja-, sabes que has hecho mal, estas con Jefferson haciendo solo tú sabes que cosas y aparte teniendo a Ricardo. No sé qué estés pensando al respecto, pero Renata puede insultarte tanto como quiera, hasta que arregles esto y le demuestres que está equivocada.
-Lo hare –repuse seriamente-, pensaba hacerlo…esta noche.
-¿Hablas enserio? –preguntaron ambos, estupefactos.
-Muy enserio –puse los ojos en blanco-, no es justo para Ricardo, ni para Jefferson.
-Pues hazlo ya –dijo Andrés- por tu propio bien. Renata hará todo lo posible por hacerte quedar mal.
-Ya me odia suficiente por andar con Ricardo –respondí amargamente.
-Ahora súmale que le gusta Jefferson –repuso Rodrigo.
-¿Qué? –Pregunte enseguida- ¿Cómo que le gusta Jefferson?
-Oye, tranquila –se rio Andrés- ni siquiera es tu novio, y ya andas enojándote.
Roja como tomate. La oración no puede quedar mejor a la reacción que tuve.
La mismísima Renata –la zorra de la escuela. Saben de qué hablo, ya lo dije, hay Renatas en todos los institutos- tenía planeado hacerme quedar como su igual, como una cualquiera. Hablando de mí y tirándome basura en cuanto tuviera oportunidad.
Ella me odiaba por el simple hecho de que Ricardo me había preferido a mí, en vez de ella. Y si le sumaba en ese instante que también le estaba ganando la partida con Jefferson, podría decirse que haría lo posible por hundirme.
-Escuchen –hable con determinación- esta noche la historia de Ricardo y Jane deja de escribirse. Además, Renata es una cualquiera que se llegó hasta acostar con Ricardo, no puede decirme nada…
-¿Tu novio y ella…?
-Sí, si –interrumpí-, tuvieron sexo la misma noche que fuimos a la feria –repuse indiferente.
-Me sorprende que le dieras una oportunidad –hablo Rodrigo.
-A mí me sorprende mas –respondí molesta. Había sido un grandísimo error-. Tal vez lo hice por querer negar que… -me calle inmediatamente y cambien el tema. No era momento de hablar sobre Jefferson, no en esos términos-. Bueno el caso es que…
-Ya, dilo. Aquel idiota te gusta –Andrés sonrió con cariño.
Apenas iba a responder, cuando escuche la bocina de un coche. Los tres volteamos a verlo, era papá.
-Es una larga historia –explique- y juro que les contare hasta el ultimo detalle, pero ahora tengo que irme. Mañana hablamos de esto, los quiero.
Corrí hacia el vehículo y subí a toda velocidad.
-Hola, cariño-, dijo mi padre y arranco.
Justo cuando doblábamos la esquina, la vi. Parada con su bola de secuaces –todas las populares cargan con otras dos chicas, que por lo general aspiran a ser como la líder-. Renata alcanzo a divisarme y me lanzo un beso en una manera muy poco sofisticada.
¡Qué vulgar! –Pensé-. Debería de irse a Bulgaria. Jefferson jamás volteara a verla, es tan corriente.
Me sonreí a mí misma por esto último, ya que sabía que era cierto. Si Jefferson hubiera querido algo con Renata, hubiera respondido a los coqueteos que ella seguramente le hizo en su respectivo tiempo.
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Aviso: Como verán, este capitulo es muy, muy pequeño. Pero prometo que el siguiente sera largo. Posiblemente mañana no podre subir nada -una disculpa-, debido a que iré a celebrar mi cumpleaños 7u7.
Pero espero les guste este pequeño fragmento que dejo aquí. ¡GRACIAS POR LEERME!
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...