Por raro que parezca, mi mamá no estaba ahí para regañarme debido a la hora de mi llegada. Subí a mi alcoba, me tire en la cama e inmediatamente, me quede dormida.
A la mañana siguiente fue lo mismo de todos los días, a excepción de que mi madre no se apareció por ningún lado.
Ducha. Desayuno. Cepillo de dientes. Carro. Escuela.
Llegue justo a tiempo, enseguida tome mi lugar, sonó el timbre.
-Gracias por permitirme estar con un chico tan maravilloso. Ayer se lucieron, les debo mucho, de verdad, se los pagare algún día -dijo Esliana con una sonrisa.
-Bueno, yo no me arrepiento de haber invitado a los amigos de Jefferson, Brian me cayó muy bien -comento Rodrigo-, cuando lo lleve a su casa, estuvimos platicando de lo mejor, era como hablar con ustedes.
-Creo que el único que la cago, fue tu novio, Jane -repuso Andrés.
-No me vuelvan a dejar ir con Jefferson a ningún lado -respondí, cambiando completamente de tema.
-¿Que te hizo? -pregunto Esliana, perpleja.
-Me… -cambie de inmediato el inicio de la oración, al ver la expresión seria de Andrés. Había olvidado por completo su advertencia-, nos besamos -repuse, tapándome la cara con las manos.
-¿Y decías que no era tu tipo? -pregunto Rodrigo, con una sonrisa burlona.
-Queremos detalles, ahora -exigió Esliana, cruzándose de brazos.
Les conté todo lo que había sucedido. No hubo interrupciones, ni siquiera bromas. Eso me indicaba que en realidad estaban muy impresionados.
-Me siento como una zorra –concluí, totalmente apenada.
-Noticia del día, bombón, eres una zorra -comento Rodrigo.
-Una muy afortunada -dijo Andrés-, ni tu madre ni Ricardo te vieron.
-Esperaba que me dijeran que todo había sido un error –conteste con molestia-, no que me dieran la razón.
-¿Qué piensas hacer? -pregunto Esliana, llena de emoción.
-Nada, no haré nada. Si salimos de nuevo, me encargare de que ahí este Ricardo, y si no, me llevaras tú –señale a Andrés-, ¿de acuerdo?, no hablemos más del tema. Mejor dime, ¿cómo te fue anoche, Esliana?
-Bueno, nada emocionante, por desgracia, es un chico muy respetuoso, así que solo me llevo a mi casa y me pregunto si quería salir con el alguna vez. Obviamente le dije que sí.
-Sería el colmo que no, güey. Ayer se tiraban indirectas a más no poder -dijo Andrés.
Enseguida de esto entro el profesor y comenzó nuestro día de trabajo.
Fue ahí cuando recordé, no había hecho la tarea.
-Mierda, la tarea –hable, muy asustada. Siempre cumplía con ella, costara lo que costara.
-Nadie la hizo, únete al grupo -repuso Andrés, con completa despreocupación.
-Tranquila -comento Rodrigo-, es la primera tarea que no entregas, y bien valió la pena –guiño un ojo.
-Sí, el beso debió haber estado increíble, como para que hubieras olvidado hacer tus deberes -dijo Andrés.
Esliana se echó a reír silenciosamente, tapándose la boca para evitar un regaño. En cuanto a mí, solo hundí la cara en mis manos e intente ocultar la vergüenza que me había provocado el comentario.
Las primeras tres clases que tuve ese día, fue lo mismo.
Nos llamaron la atención severamente por no hacer la tarea y nos reportaron.
Tres reportes en un día. Era un nuevo record para mí.
Y los que me faltan, pensé.
Salimos a receso, enseguida escuchamos el timbre. Bajamos corriendo y Esliana aparto una mesa. Una mesa bastante amplia comparada con la que siempre elegíamos.
-Jeff, Dani y Brian, ellos almorzaran con nosotros-, explico, ante mi reacción.
-De acuerdo, esperemos a que lleguen -comento Rodrigo.
De repente, como si con esas palabras Rodrigo hubiera hecho magia, el trio apareció, saliendo del edificio.
Jefferson lucia demasiado tranquilo, como si nada hubiera pasado entre nosotros.
-Hola, bebes-, dijo Esliana y saludo a cada uno de ellos con un beso en la mejilla.
Los chicos chocaron sus puños como acostumbran a hacerlo entre ellos. Daniel y Brian me saludaron de una manera muy normal, pero cuando me dirigí a Jefferson, sentí que apretó sus labios contra mi mejilla un poco fuerte, pero enseguida se apartó.
-¿Te traigo algo, Esliana?-, pregunto Daniel.
-De una vez ponte de rodillas y pídele matrimonio, ¿no crees? -comento Brian, poniendo los ojos en blanco.
-Cuando alguien te guste, te vamos a agarrar de bajada-, repuso Esliana, arrugando la nariz y enseñando su lengua en gesto cariñoso-, y si, tráeme un refresco de manzana y una hamburguesa, por favor.
-¿Te traigo algo, Jane? -pregunto Andrés y se puso de rodillas, sujetando mi mano. Evidentemente, era una burla para la casi, nueva pareja.
-Tranquilo, ahí viene su chico, te vaya a pegar -comento Daniel.
-O tal vez, como ayer, se vaya con su mamá -agrego Jefferson.
Se escucharon algunas risitas, pero cuando Ricardo llego hasta nuestra mesa, estas se apagaron por completo.
-¿Podemos hablar? -me pregunto, con una expresión desconocida.
-Dime -, conteste con total tranquilidad.
-A solas, en las jardineras de allá-, señalo un lugar alejado de las mesas.
-¡Uy!, mejor vamos a comprar. Esliana, quédate a cuidar la mesa, en lo que Romeo y Julieta van hacia su rincón del amor a platicar -repuso Rodrigo, su tono no era nada amigable.
-No tardo, pídeme algo, lo que sea-, le dije a Andrés, y me encamine con Ricardo a las jardineras.
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...