Nos quedamos en la biblioteca un rato más. Cuando los otros estudiantes comenzaron a llegar, subimos a nuestro piso. Nos encontramos a Daniel en las escaleras.
-Hola, Daniel –salude.
-¿Que hay, Jane?
-Felicidades, me entere ayer.
-Ah –se sonrojo un poco-, eso… si, gracias. ¿Ustedes que me dicen?
-Espero ir por el mismo camino –contesto Jeff.
-Ayer termine con Ricardo –explique, intentando que mi cara no se volviera carmesí.
Llegamos a nuestro destino y pasamos a mi salón. Jefferson para acompañarme y Daniel para saludar a Esliana. Solo que ella no había llegado.
-Entiéndela –comente- es muy temprano para ella aun. Son seis cuarenta y cinco. No ha de tardar…
-¡Hola, bebes! –Esliana iba entrando en ese preciso momento.
Nos lanzó una mirada picara a Jefferson y a mí. Después, le dio un tierno beso a Daniel en los labios. Dejo sus cosas en su lugar y se volteó para vernos.
-Ven, amor –dijo ella a su novio-, parece que aquí no encajamos.
-Te veo en el salón –Daniel se dirigió a Jeff-. Adiós, Jane.
-Cuídate, Daniel –conteste con una sonrisa-, y pórtate bien con mi amiga.
-No prometemos nada –aclaro ella, sarcásticamente. Daniel se sonrojo.
Salieron tomados de la mano. En el marco de la puerta, ella se volvió a verme, y guiño un ojo.
-Son tan diferentes –hablo Jefferson-, solo Dios sabe cómo llegaron a quedar.
-Pero se ven adorables.
-¿Adorables? ¡Vaya!, me sorprende que uses la palabra.
-Lo sé, es raro.
-Oye –frunció el ceño-, ahora que recuerdo… ¿has revisado tu correo últimamente?, el del proyecto, más bien dicho. Ya se viene la junta de padres y con ella la publicación del periódico escolar.
-¡Ah! –Hice una mueca de desánimo-, no te conté. El día que nos encontramos en… ya sabes dónde, venia de casa de Rodrigo. No había nada, ningún mensaje.
-Oh, lo lamento –tomo mi mano con delicadeza.
-No importa, no es tan malo… solo… -las ganas de llorar llegaron a mí, pero me las arregle para no hacerlo-. No te preocupes, cosas van, cosas vienen.
-Sé que te importa. Te enviare una confesión para que la publiques. Algo como “La señorita Jane me gusta mucho y fui un tonto por no acercarme antes”.
-Cuanta sinceridad –fingí sorpresa.
-De verdad lo fui –confeso-, si tan solo hubiera sabido que tenía una oportunidad contigo, como la tengo ahora, te habría hablado desde el año pasado. Pero me acobarde por tu… actitud.
-¿Qué tiene mi actitud? –pregunte curiosa y en parte, a la defensiva.
-Veras, nos gustan las chicas tímidas, son muy bellas. Pero una mujer decidida y con confianza, nos vuelve locos.
-Pues no creo que todos piensen lo mismo –opine-, a muchos les gustan las chicas que casi no hablan, y que cuando hablan es para parlotear sus tonterías de amor.
-Pero todos los hombres, no importa cuánto nos gusten las tiernas, siempre estaremos cautivados por una chica que no tenga miedo de tener las riendas. Es muy sexy una mujer que tiene iniciativa.
>>Y a pesar de que muchos prefieran a las tiernas, también tienen amigas decididas.
-Bueno, no entrare en el tema. Discutir contigo es como…
-¡Cuidadito con esas manos, Jefferson! –grito Andrés desde la entrada. Él y Rodrigo venían entrando al salón.
-Descuida –contesto el otro, alzando ambas manos-, las dejare en una zona que este al alcance de tu campo visual.
-Más vale –respondió Rodrigo y dejo sus pertenecías en su banco. Se sentaba a lado de mí.
-Tiempo de irme –Jefferson se dirigió hacia mí-, te dejo en buenas manos.
Me dio un beso en la mejilla, se levantó y saludo a los otros. Después se fue con una pequeña sonrisa.
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Les pido una disculpa, este capítulo lo había subido –según yo- antier, pero por alguna razón, mi computador me jugo mal.
Espero les guste n_n.
Me ayudas mucho si me regalas un voto:D.
¡¡¡GRACIAS POR LEER!!!
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...