Entramos al salón y lo primero que sentí fueron las miradas de todos. Nunca entraba a un salón que no fuera el mío -a menos que la sociedad tuviera que dar algún anuncio o pedir cooperación de algo en específico-.
Me coloque a un lado del escritorio -no me quería separar de la maestra-, y eche un vistazo rápido a todo el salón. No había pistas de la existencia de Jefferson.
‘Tal vez ni siquiera va en la escuela’ –pensé-, ‘tal vez me mintió’.
Apenas iba a sacar mi teoría sobre como un intruso iba a tener llaves de la biblioteca, cuando escuche unos golpecitos, provenientes de la puerta.
-¿Me permite? -era él, esperando que le permitieran pasar.
-Adelante, ¿hizo lo que le pedí?-, dijo la maestra.
-Si profesora-, repuso mientras caminaba hacia ella-, dice el director que la espera en diez minutos.
-¡¿Diez minutos?! -exclamo la maestra-, ¡caramba!, tengo que irme. Jane, quédate aquí, solo serán unos momentos-, Jefferson clavo su mirada en mí y sonrió maliciosamente.
-Maestra, no se preocupe, yo puedo… -conteste rápidamente, no me quería quedar en ese lugar. No iba a darle la oportunidad de molestarme.
-Insisto-, quise hablar, pero ya no me dejo tomar la palabra-. Jefferson, te encargo mucho a Jane. No conoce muy bien a los de tu grupo, por favor, hazle compañía.
Cuando la maestra se fue, nos miramos unos segundos. Después se acercó a mí.
-Buen día, señorita Cervantes-, dijo mientras me guiñaba el ojo.
-Puedes evitarte la cortesía.
-Muy bien, entonces, aplástate en el suelo y has lo que se te pegue la regalada gana -lanzo una sonrisa fingida y se sentó en el escritorio.
-¿Siempre eres tan estúpido?-, pregunte enojada.
-Solo soy estúpido, con la gente estúpida. Y te aclaro, tú dijiste que me evitara las cortesías.
-Eres un idiota, mejor lárgate a tu lugar y déjame sola -no podía creer que existiera alguien que tuviera el don de hacerme enojar tan rápidamente.
-La maestra me pidió que te acompañara.
-Prefiero estar acompañada de cuervos hambrientos.
-Créeme, yo también. Estar contigo es horrible
-Mira, si te vas a quedar aquí mejor no me hables-, concluí.
-Bien –respondió, luego se hundió en un libro que tenía en las manos.
Me incline un poco para ver la portada. Era un libro de la saga ‘Harry Potter’.
Lance un bufido y me reí, aunque hace un momento no quería que me hablara, ahora estaba dispuesta a molestarlo.
-¿Es enserio?, ¿Te gusta eso?-, hice una mueca de asco.
-‘Eso’-, levanto la vista-, es parte de una saga que ha vendido millones de copias, es de lo más leído en el mundo.
-Harry Potter es para niños, señor Dequenes.
-Pues prefiero mil veces ser un niño, que un adulto-, contesto, encogiéndose de hombros.
-Tienes razón, te queda más ser un niño. Para ser adulto se necesita madurar, y parece que a ti te falta mucho para llegar a eso -tenía toda la intención de herirlo.
-¿Para qué quiero madurar, vivir enojado y totalmente amargado?, solo lograría parecerme a ti. ¡Que Dios me libre, porque es lo que menos quiero!
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...