Contesto al primer timbre.
-¿Señorita Cervantes? Me honra con su llamada.
-Que ridículo –puse los ojos en blanco.
-¿Qué te indujo a llamarme? –a pesar de que no lo podía ver, supe que sonreía.
-No lo sé –y en verdad, no sabía.
-Que sincera. Hoy me hiciste falta.
-¿Paso algo? Se me hizo rarísimo que no fueras.
-Nada importante, solo tenía que ordenar unos asuntos con mi madre. Mañana me presentare sin falta, lo prometo.
-¿Seguro?
-No podría soportar dos días sin verte.
Solté una carcajada y cerré los ojos. Me lo imagine haciendo su cara de: “eres tan mala”. El simple pensamiento me hizo sonreír.
-Parece que alegre tu día -comento con poco entusiasmo.
-No puedo con esto, lo sabes. Perdón, no era mi intención.
-Me gustas así. Te quiero con todo y tu fobia al amor.
-No sé cómo puedes quererme.
-Te quiero porque así lo decidí. Soy decidido, ya sabes.
-Me gustan los chicos decididos –sonreí nuevamente.
-Espero que por el momento, sea solo yo el que te guste.
-Yo creo que sí. ¿Tendríamos serios problemas de no ser así? –quería provocarlo. Quería saber de qué sería capaz, si llegara alguien más.
-No –dijo tranquilamente-. Sé que nunca en la vida te gustara otro como yo.
-¿Cómo estas tan seguro? –bufe con indignación.
-Porque nadie estará dispuesto a quererte más que yo.
Y vino el silencio.
Era de suponerse que no esperaba esa respuesta, por lo tanto, no supe cómo reaccionar. Pensé: Nota mental, no lo provoques de nuevo.
Mucho tiempo después, él hablo.
-¿Sigues viva?
-Hola.
-Hola.
-Oye, necesito que dejes de hacer eso –me sincere.
-¿Hacer qué? –sonaba perplejo.
-Dejarme sin palabras. No me gusta, siempre tengo algo que decir pero cuando tú llegas… todo cambia.
-A veces las palabras están de sobra.
-¡Genial!, lo hiciste de nuevo, me dejaste sin habla.
-No parece, estoy escuchando tu voz –se burló.
-No es gracioso.
-Oye, tengo que irme, preciosa.
-No me llames…
-Preciosa –recalco.
-¡Jefferson!
-Te veré mañana, Jane. Cuento las horas para verte.
-Eso dijiste ayer y ni siquiera fuiste a la escuela –conteste amargamente.
-No he dejado de contarlas, eso pasa.
-Adiós.
-Te quiero.
-Yo no.
-Algún día lo harás. Adiós, preciosa.
Él colgó. Antes de cerrar mi teléfono y sabiendo que no podría escucharme, susurre: “Ya lo hago”.
Después de la llamada, mi ánimo y decisión mejoraron notablemente. Baje a ver la tele con papá y espere a que diera la hora determinada.
Cuando llego el momento, me despedí.
-Si no vuelvo antes de las nueve, llama a la policía, porque seguro me habrán matado.
-Suerte, mi bombidiux, sabrás que hacer.
-Eso espero.
Y sin preámbulos, salí de casa.
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Capítulo dedicado a una de mis lectoras silenciosas. A pesar de que nunca comenta, agradezco infinitamente que me lea. Gracias @Mayer16.
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Perspectiva de una estúpida adolescente.
RandomJane es una adolescente que se sigue por solo una regla: “Consigue todo a costa de todo”. Sin embargo, para lograr lo que uno desea, siempre se debe de pagar un precio muy alto. ¿Jane será capaz de pagarlo? Ella estaba segura de que así seria. Es...