Capitulo 55.

120 10 0
                                    

La empuje para abrirla por completo, y lo que vi, me sorprendió por completo.

Dos mesas. Cada una con doce sillas.

-¿Cuándo se te quitara lo curiosa? -una voz atrás de mí, me hizo dar un respingo. Era Jefferson.

-Cuando dejes de intrigarme con cosas como estas -conteste, al tiempo que volteaba para verlo.

-Son dos comedores, nada elegantes. No veo que pueda intrigarte –sonrió. Se estaba burlando.

Bien, con que así quieres jugar, ¿eh? Pensé.

-El hecho de que son para doce personas... Cada uno –conteste con firmeza-. Alguien debe comer aquí.

-Sí, pero no estoy seguro si se llenara la mesa... O si necesitáremos sillas.

-Jefferson, ¿a qué juegas? –pregunte exasperada. Quería saber qué me estaba escondiendo-. Mira que no es gracioso esto.

-No estoy jugando a nada... Tengo que limpiar aquí, es mi trabajo.

Lo mire con el ceño fruncido. ¿Por qué limpiar la casa, si ya era un desastre?

Incluso, hasta era inexplicable el mero hecho de que estuviéramos ahí parados.

-¿Me ayudarás a limpiar o te quedarás ahí contemplando? -pregunto con una sonrisa sincera.

Opte por ayudarlo. Entre más pronto terminara con su juego, más pronto nos iríamos de ese lugar.

-¿Que tenemos que hacer? –pregunte.

-Toma -me tendió un trapo, con un aroma fresco-, ya lo lave. Limpia la mesa y las sillas, por favor. Yo me pondré a barrer y a trapear.

Y así lo hicimos. Nos tomó tan sólo veinte minutos hacerlo. Si observabas con atención podrías ver que ni las mesas, ni las silla o si quiera el suelo tenían demasiado polvo.

-Supongo que ahora tendremos que esperar a los invitados -dijo él, sonriendo-. Generalmente acabo después, pero como me has ayudado, aún nos quedan treinta minutos más.

Nos sentamos en el suelo recargados contra la pared contraria a la puerta. Una que aún no estaba totalmente abarrotada de moho.

-Jefferson, no entiendo ni en lo más mínimo quien querría venir a esta casa.

-Quien no tiene una y necesita de ella. Así como no todos tienen hogar, no todos tienen una casa, Jane.

Sin palabras. Justo así me quede. No podía imaginarme a gente llegando a ese cuarto a refugiarse. Al final lo olvidé y opte por hacerlo a un lado. Mi costumbre de antes, evitar entender más allá, que sólo lo lógico.

-Hace cuanto vienes a limpiar... ¿Aquí?

-Un año y medio –contesto enseguida-. Lunes, hago de comer, el miércoles limpio y los sábados en la mañana hago un desayuno.

-¿Cocinas? -volví a evitar la cuestión de que frecuentara ese lugar.

-Claro, hago el mejor spaghetti del mundo –respondió con orgullo.

-Me impresionas –me burle-. De verdad, lo que toda chica quiere saber.

-‘Sarcasmo’ debería ser su segundo nombre, señorita Cervantes.

-Lo es, joven Dequenes. Lo es.

Nos miramos un momento y después él se puso en pie.

-Ven, vayamos por un helado aquí al parque. No está lejos.

-¿No estamos esperando invitados? –pregunte con el ceño fruncido.

-Nos queda media hora y no quiero desperdiciarla estando contigo. Llegaremos a tiempo, lo prometo.

Me levante y camine con él hacia la salida.

Tal vez ya acabo el juego. Pensé. Tal vez no regresemos y pasemos la tarde de maravilla.

Grave error el mío, pensar aquello. Grave error.

____________________

Espero que les guste:D. Me ayudan mucho si me dejan su voto y comparten. Espero que hayan tenido un excelente día.

¡¡¡Gracias por leer!!!

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora