Capitulo 31.

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El alma se nos calló a los pies. Acababa de arruinar todos nuestros planes. Sin embargo, solo asentimos y salimos en silencio.

-¡Mierda, mierda y más mierda! –grito Brian, una vez que estuvimos nuevamente en el estacionamiento.

-Yo me la juego –dijo Andrés-, vámonos así, comoquiera mis jefes no llegan hasta las cinco. Y aunque estuvieran ahorita, ya lo dijo Brian, vamos a valer madres de todas formas.

-De hecho –comento Jefferson-, apaguemos los celulares y vámonos, no saben en dónde está la casa de Rodrigo y sus papas no están en la ciudad como para corrernos.

-¡Así se habla, vaquero! –Grito Esliana-, ¡mejor pedir perdón a pedir permiso!

Todos estuvieron de acuerdo, y al final, yo también. Para mí, era mejor llegar cuando mi papá estuviera en casa y hablar tranquilamente, a llegar con mamá y aguantarla todo el resto del día.

Subimos a nuestros respectivos transportes y arrancamos.

-¡Que día tuvimos! –exclamo Esliana. Estábamos delante de un semáforo, con luz roja.

-Lo sé –conteste-, me van a matar cuando llegue.

-Pero oye, te has revelado, guapa. Felicidades por ello, le diste al director una paliza a lo Jane Cervantes. Por cierto, ¿Qué era lo que me ibas a contar?

-Lo sé –volví a decir-, creo que estoy cambiando mucho. Pero bueno, ayer… -le platique todo lo sucedido, siendo interrumpida de vez en cuando por grititos de emoción, que ella profería. Cuando termine, solo se quedó con la boca abierta.

-¿Y qué dices? -pregunte finalmente, cuando sus exclamaciones se apagaron.

-¿Que digo?, oye, mi amor, que no has estado nada perdida. Pero, Jane, ya sin bromas, Jefferson te está ganando.

-¿Me está ganando? –reí como una boba, no sabía exactamente lo que quería decir con eso.

-Te estas enamorando, chica –respondió, como si pudiera leer mi mente-. Y te lo advierto de una vez, si sigues así, tendrás muchos problemas.

-No –dije rotundamente-, yo jamás me voy a enamorar. Eso no pasara.

-¿Qué tiene de malo enamorarse?, él es una buena persona.

-Sí, él sí, pero yo no. Y no quiero que mi mundo se detenga por una persona que, pese a todo, un día se va a ir.

-Todos nos vamos a ir algún día, es algo normal. Igual que enamorarse y desilusionarse, todo es normal.

-Por si no lo has notado, lo “normal”, es algo que jamás me ha acompañado.
-Entonces, para –exclamo con irritabilidad-. Para con todo esto, guarda distancia. Porque tal vez tú, señorita nunca-siento-nada, no tengas el más mínimo interés en una relación con Jeff, pero él se puede ilusionar.

No supe que decir. No había excusa alguna con lo que ella me acababa de decir. Si había algo que no quería, era lastimarlo.

Para ese entonces ya lo quería, lo quería demasiado. Pero no quería caer, no me iba a dejar rendir por los encantos del niño ‘encantador-buenaonda-lindacabellera’.

Cuando llegamos a la gran casa, íbamos a bajar, pero sonó mi celular.

Dude en contestar. Y cuando vi el contacto que me marcaba, vacile varios segundos más.

-Es Ricardo -le dije a Esliana, finalmente. Ella se bajó del auto, poniendo los ojos en blanco.

Espere unos segundos, para estar segura de que todos habían entrado a la casa.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora