Capítulo 68.

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-Así es, realmente me van los chicos –volvió a decir.

Las mujeres de alrededor lo miraban con expresiones sumamente sorprendidas. Era obvio que todas en algún momento se habían creado falsas esperanzas. Los hombres observaban asombrados a ese chico, que tenía la virtud de ser tan guapo y tan rico como para tener a la que quisiera.

Evidentemente todos pensaban que Rodrigo tenía mucha suerte como para desperdiciarla siendo gay.

Yo, por mi parte, permanecía en silencio absoluto.

Mi amigo gay. ¡Mi amigo gay! Si soy sincera, jamás lo había imaginado, pero si me ponía a pensarlo bien, no era tan ilógico. Esos mensajes misteriosos, el hecho de que nunca nos presentara a sus parejas. Yo pensaba que lo hacía por privacidad, ese día llegué a la conclusión de que lo hacía para ocultar su sexualidad.

-No luces como una amigui, Rodrigo –dijo Renata de repente. Por primera vez, su tono de voz no destilaba burla.

-Venga –Rodrigo río con fastidio-, un homosexual no tiene que portarse necesariamente afeminado o vestirse como tal. Esto va de gustos. Soy una persona normal, sólo me gustan los chicos.

>>Sí, hay chicos que hablan como mujeres y se visten más femeninos, pero también existen homosexuales a los que nos gusta vernos como lo que somos, hombres... o mujeres porque también es el caso.

-Bueno, hubiera sido mejor que se lo hubieras dicho a las chicas desde hace tiempo –repuso Ricardo-. Así no hubieras dejado hormonas decepcionadas.

Hubo risitas por parte de todos los hombres. Hasta mis amigos rieron.

-Es que... nadie lo esperaba de ti –comentó Vanessa, que se encontraba justo a un lado de Renata. Cabe recalcar que aunque Vanessa nunca intento conquistar a Rodrigo, se notaba a leguas que le gustaba.

-Lo sé, por eso lo estoy diciendo ahora. Si yo pude decirles esto en sus caras, ustedes pueden mandar un maldito correo, ¿no? Bueno, eso es todo amigos, esperamos sus emails –bajó del auto como si nada con todas las miradas siguiéndolo.

Jefferson empezó a reír y aplaudió con orgullo. Rodrigo hizo una inclinación exagerada en señal de burla y de repente todos comenzaron a aplaudir. Yo sólo observaba la escena, me sentía como una extraña.

Como si no conociera a la persona que había enfrentado a la escuela para salvar mi proyecto. Él era mi mejor amigo, y no haber sabido una parte importante de él me dolía. Cuando las ovaciones acabaron y la gente se esparció agrupándose como de costumbre Rodrigo se acercó a todos nosotros.

-Me molesta que lo hayas ocultado, maldito imbécil –atacó Esliana, pero lo abrazó-. Esto no cambia nada, bebé, seguiré siendo tan hija de puta como pueda contigo.

-Por favor, sigue así –dijo él-. No quiero que nada cambie por rebelar esto.

-Claro que sí –contestó Jefferson y le dio una palmada en la espalda-, sigues siendo un hombre después de todo. Sólo que con gustos diferentes.

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2015 ⏰

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