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Tras un buen rato mirando las estrellas, Martin se sienta a horcadas sobre Juanjo, hincando cada rodilla a un lado del chico. Juguetón, se inclina y le empieza a dar piquitos en los labios.
—Guapo... Do... Patito... —le dice, entre beso y beso. Juanjo sonríe, enamoradísimo. Martin baja y le da besitos en el cuello, y Juanjo cierra los ojos disfrutando. Entonces, Martin empieza a mover su cadera, y sus entrepiernas se rozan con suavidad, pero cada vez con más intensidad.
Juanjo se sonroja ante la erección que le empieza a crecer.
—¿Qué haces, loco? —le dice a Martin, sonriendo.
Martin le devuelve la sonrisa, una sonrisa pilla.
—¿Podemos...? —pregunta.—Claro, amor. Es tu cumpleaños, podemos todo lo que quieras. —le dice Juanjo mordiéndose el labio inferior.
Martin se quita la ropa para quedarse en calzoncillos, y Juanjo lo imita. El aragonés empuja a Martin para que se acueste sobre su espalda en la cama, dándole una almohada para que esté cómodo.
Entonces se coloca encima para besarlo con muchísima intensidad, sus lenguas peleando y las manos de Martin explorando el pelo de Juanjo. Juanjo rompe el beso para, muy despacio, besar el cuello de Martin, succionándolo con cuidado, con toda la intención de dejarlo marcado.
—Me vas a dejar chupetones. —dice Martin.
—Mejor. Así marco mi territorio. Mi hombre... Because you're mine. —le canta la mítica frase de "I put a spell on you".A la vez, sus dedos recorren el torso de Martin, desde el pecho bajando por el abdomen hasta el borde del calzoncillo, que acaricia con claras intenciones. Martin suspira con cada movimiento de Juanjo, y se está empezando a desesperar.
Juanjo sigue bajando y empieza a besar la parte baja del abdomen de Martin, entre el ombligo y el calzoncillo, y es entonces cuando su mano comienza a acariciar la erección de Martin por encima de la ropa, con mucha delicadeza. Martin no puede más.
—Venga, me estás torturando. Vamos a hacerlo ya, por favor. —murmura, entre suspiros.Juanjo ríe pero le hace caso. Sale de la cama y se quita los calzoncillos, y pilla un condón y lubricante de su mochila. Abre el sobre ayudándose de los dientes y vuelve a la cama. Martin lo mira fijamente mientras se lo pone, cubriendo bien toda su erección.
—¿Te quitas eso? —pregunta, señalando los calzoncillos de Martin.
—Ah, sí. —contesta, quitándoselos rápido y lanzándolos al suelo, mirando a Juanjo con deseo.El aragonés empuja al otro para que se vuelva a acostar de espaldas, se echa un poco de lubricante en los dedos y busca la entrada de Martin, mientras le besa la mejilla.
—Voy, ¿eh? —avisa.
—Sí, sí. —dice Martin.Juanjo mete primero un dedo y mira a Martin para asegurarse de que está bien. Entonces mete un segundo y los mueve con cuidado, para que su chico esté bien preparado.
—¿Estás bien? —le pregunta.
—Sí, venga. Hazlo. —dice Martin, impaciente.Juanjo ríe, y se incorpora para colocarse justo en la entrada de Martin. Al principio se ayuda de su mano para entrar. No aparta la mirada de la cara de Martin, rojita y sudada. Frunce el ceño cuando Juanjo empieza a entrar.
—¿Bien? —pregunta.—Sí, coño. Vamos. —dice Martin, agarrando las caderas de Juanjo y pegándolo más a él. Juanjo va haciendo movimientos hacia adelante, entrando cada vez más, y Martin respira con fuerza con cada embestida, intentando controlar sus gemidos.
Juanjo suspira con cada movimiento, disfrutando de estar dentro de Martin. Vuelve a besar el cuello del vasco, marcándolo, mientras sigue moviéndose. Ambos jadean, pero se controlan para no hacer demasiado ruido.
Entonces Martin lo aparta.
—Quiero... quiero estar arriba. —dice, algo tímido.
Juanjo, mordiéndose el labio para ocultar su sonrisa, le deja vía libre para guiar el acto. Se acuesta sobre se espalda, donde antes estaba Martin.Martin se sienta a horcadas sobre los muslos de Juanjo y agarra su erección con una mano. Con la otra se equilibra para colocarse justo encima de esta. Juanjo agarra sus muslos. Martin se mueve en círculos con cuidado para ir entrándole cada vez más.
—Amor, no tienes que llegar al final. Yo antes no te estaba entrando entero. —le dice Juanjo, viendo su cara de esfuerzo.
—Calla, yo quiero.
—Oye de verdad, que después no puedes ni caminar, Martin. —dice.
—Que no, pero si lo estoy haciendo con cuidado. Tú tranquilo. —le asegura Martin. —Va, pero ayúdame un poco. —le pide al aragonés.Juanjo lo agarra de las caderas y le guía con los movimientos circulares, hasta que va entrando cada vez más. Finalmente, Martin está sentado por completo sobre Juanjo, sus nalgas en contacto con los muslos del aragonés.
—Joder, Martin... —gime Juanjo.Entonces el menor empieza a moverse, arriba y abajo, creando fricción en su interior y haciendo que Juanjo pierda el control de los sonidos que produce y las cosas que dice.
—Joder... hijo de puta, qué bien... sí, sí, sigue, sigue... Dios... amor...En una de las bajadas Martin encuentra un punto que le hace sentir increíble, y se concentra en llegar ahí con cada movimiento, soltando sin querer un gritito de placer. Juanjo sonríe viendo la cara de Martin, está claro que ha encontrado algo. Martin sigue moviéndose, y apoya las manos sobre el pecho de Juanjo para equilibrarse.
Cuando Juanjo siente que no va a aguantar mucho más, agarra la erección de Martin en su mano para frotarla de arriba a abajo, en sincronía con los movimientos del vasco. No puede dejar de mirar la carita de Martin, con el ceño fruncido y la boca abierta, soltando palabras sin sentido.
—Ay... ay... Do... más... ya... ya...Al final terminan prácticamente a la vez, Juanjo dentro del látex y Martin en la mano del otro.
Martin se deja caer hacia adelante sobre el torso de Juanjo, suspirando agotado.
—Joder... —murmura, derrotado.
—Ya puedes sacártela de dentro eh, amor. —dice Juanjo, riendo.Martin levanta la pelvis y se acuesta boca arriba al lado del otro. Se quedan un rato acostados con la mirada fija en las estrellas que ven a través de la burbuja.
***
Cuando ambos han recuperado el ritmo normal de sus respiraciones, Juanjo se levanta y se va al baño. Se lava las manos y abre el grifo de la bañera. Cuando empieza a salir caliente, pone el tapón para llenarla. Echa un poco de jabón para que se haga espuma y burbujas, y va a buscar a Martin.
—¿Nos bañamos? —le pregunta.
—Sí. Llévame, porfa. —murmura Martin.Juanjo pone los ojos en blanco pero coge al chico como si fuera una princesa desmayada y lo carga en sus brazos hasta depositarlo en la bañera.
—Solo porque es tu cumple, que lo sepas. —le dice.Juanjo entra en la bañera y se acuesta apoyando la espalda en el torso de Martin, que lo abraza y le da besos en la nuca. Al cabo de un rato relajándose, abrazados bajo el agua caliente y regalándose dulces besitos, salen de la bañera con las mejillas sonrosadas.
Martin se tira en la cama boca arriba, y Juanjo llega tras un par de minutos con un neceser de cremas.
—¿Te puedo cuidar un poquito? —le pregunta al vasco.
Martin asiente encantado, sonriéndole con una sonrisa de amor absoluto.Juanjo se inclina para darle un beso en la mejilla y comienza a masajearle la cara extendiéndole una crema con olor a lavanda.
—Es que estás sequito, amor. —murmura Juanjo.Martin cierra los ojos, disfrutando del masajito. Podría quedarse así toda la vida. Juanjo le masajea las sienes, lo que lo adormila mucho. Luego le echa crema hidratante en los pies, ejerciendo presión para liberar tensión. A Martin le vuelve loco cómo Juanjo le muestra su amor. Finalmente le coge una mano y luego la otra, para echarle una crema con olor a fresa, extendiéndola bien por cada dedo.
—Gracias, Juanjo. —susurra Martin, casi dormido.
—Calla. Es tu cumpleaños. Te mereces todo.
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Detrás de cámaras - Juanjo y Martin
Romance¿Qué nos perdimos entre Martin y Juanjo cuando no había cámaras? Basándome en cosas reales, imagino momentos y conversaciones que pudieron ocurrir. La historia está en orden cronológico, desde las semanas en las que Juanjo aún tenía miedo, vemos su...