65. Cuarta parada: Barcelona

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—¿Estás mejor? ¿Vas que potar más o ya? —le pregunta Juanjo, acuclillado delante suya, y apartándole el pelo de la frente sudada. A Martin se le cierran los ojos y no le responde. —¿Martin? Contéstame. Amor...

Juanjo, algo alterado, empieza a darle bofetadas flojitas en la mejilla.
—Oye, cariño, háblame. Abre los ojos, venga. Pero, ¿cuánto has bebido?

—Kiki... es una hija de... —murmura Martin.
—¿Qué dices de Kiki?
—Nos... tomamos unos chupitos... uf.

—Dios, Martin. A ver, te voy a dar agua.
—No, beber más no...
—Y tanto que sí, hay que limpiar ese sistema. Venga, bébetela. —ordena Juanjo, dándole un vaso de agua.

Martin le obedece con el ceño fruncido y se bebe dos vasos y medio de agua. Entonces Juanjo le coge de las axilas para ayudarle a ponerse en pie.
—Vamos a darte una buena ducha de agua fría.

Martin no es capaz ni de rechistar. Juanjo lo desviste teniendo cuidado de que no se caiga al suelo y lo sienta en el suelo de la ducha.

Abre el agua y rocía a Martin, sintiéndose un poco mal cuando el vasco da un gritito ahogado y abre los ojos como platos, sorprendido por el frío.
—Mi amor, lo siento... —dice Juanjo, mirando con penita a su chico, que parece un perrito maltratado.

Tras frotarlo con jabón y mojarlo de nuevo con el agua helada, lo ayuda a levantarse y lo enrolla en una toalla. Lo abraza con fuerza y le frota la espalda para darle calor.

Martin suspira y Juanjo se separa, soltándole lentamente para comprobar si se mantiene en pie él solo. Y sí, el vasco está mucho más estable. Le trae el pijama de la maleta para que se prepare para irse a la cama.

Más tarde Martin está en el baño haciendo pis por octava vez (es lo que tiene beber tanto). Las primeras veces Juanjo fue con él por si se caía, pero ahora Martin está menos mareado.

El aragonés está en la cama, metido en Instagram. Y en una cuenta fan de OT ve la publicación más reciente, una foto de Martin y él. Una foto que no había visto, pero recuerda perfectamente cuándo la sacaron.

Se trata de un selfie que sacó Martin durante el festival, en el que Juanjo tiene la lengua fuera y metida entre los labios entreabiertos de Martin. En un momento de pánico entra en la cuenta de Martin, pero la foto no está en sus historias.

—¡Martin, ven aquí!
El vasco sale medio tambaleándose del baño y camina hacia él.
—¿...Qué?
—Esta foto, ¿tú se la has mandado a alguien? —pregunta Juanjo ensañándole la pantalla del móvil.

—Hmm... —murmura Martin—. Es que... sin querer la publiqué... y la borré pero...
—Ah, joder, vale. Pensaba que te habían hackeado el móvil o algo, coño. Qué susto... O sea, ¿la subiste...? ¿Pero tú eres tonto?

—Perdón, iba para mejores amigos pero... estaba mareado.
—Te mato, ahora está rulando eso, qué vergüenza... —se queja Juanjo poniendo voz de bebé.
—Vergüenza de qué, tonto. —dice Martin. —A ver esa lengua.

El vasco se inclina sobre Juanjo y le estampa un besazo con lengua algo más fuerte de lo que pretendía, pero es que está un poco desequilibrado.

—Guarro, que has vomitado. —le dice Juanjo entre risas.
—Me he lavado los dientes 3 veces. Ademas, no puedes fingir que no te encantan mis besos.

—Estás borracho. Hoy duermes en el sofá.
—No hay sofá, esto es una habitación de hotel. —suelta Martin.
—Pues te vas a la habitación de Chiara.
—Oye, Juanjo, no me seas, eh. Que estoy demasiado mareado como para discutir.

—Ay, tonto, que te lo has creído. Ven aquí, mi pequeñín. —le dice Juanjo, abriendo los brazos para que se acueste con él.
—No, cabrón, ahora no quiero estar contigo.
—Mentiroso, sabes que sí.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora