Martin termina de leer la carta, muerto de la emoción que siente. Se levanta para abrir la taquilla, listo para que su vida cambie para siempre.
Con algo de indecisión y temor abre la puerta de metal. Inicialmente no ve nada. Está oscuro dentro. Se acerca más, frotándose el ojo lacrimoso para despejar la lentilla y ver bien. Pero no ha visto mal, está vacía. No hay camiseta.
Se vuelve a Bilbao con su madre, que lo había acompañado hasta Barcelona para el casting final. Tiene el corazón roto, no para de llorar en todo el día.
Se avergüenza de haber estado tan convencido de que lo iba a conseguir, de no haberlo dudado a pesar de que las posibilidades de quedarse fuera eran enormes.
En el AVE hacia Bilbao se tortura a sí mismo releyendo sus conversaciones por WhatsApp con ese chico del que tan amigo se había hecho. "Vamos a entrar los dos" le dijo Juanjo en su último mensaje. "manifiéstalo⭐️" había respondido él.
Martin se moría por conocerlo más, nunca una persona le había interesado tanto. Pero todo se ha desmoronado en un instante...
Se despierta en su casa de Getxo y siente que han pasado meses, quizá incluso años. Tirado en la cama, entra en Instagram y se encuentra una cara familiar. Juanjo sonríe felizmente en una alfombra roja, de la mano con un chico.
Martin vuelve a entrar a esa conversación de WhatsApp antigua, el contacto archivado. "Debería borrarlo ya", piensa, pero no puede.
Lee ese "Vamos a entrar los dos" y su corazón se rompe igual que cada vez que lo ha releído. Y llora.
Llora por ese sueño que se esfumó en cuestión de segundos, por ese viaje del que se quedó a las puertas, por esas amistades potenciales que se quedaron a medias, por esa persona que desde el inicio le cautivó, pero a quien nunca llegó a conocer de verdad. Llora de envidia por los demás, los que sí entraron, por Juanjo.
Ahogado en sus propias lágrimas, termina quedándose dormido.
***
Se despierta de golpe, incorporándose en la cama. Está sudando, confuso, y siente un vacío enorme en el pecho.
Su movimiento abrupto despierta de inmediato al chico que duerme a su lado, que se incorpora sobresaltado.
—¿¡Qué pasa!? —exclama Juanjo, consternado.Martin se gira, lo mira con una expresión aterrada y desubicada, y analiza la habitación, su habitación de su casa de Madrid, su casa, de Juanjo y él. El chico rompe a llorar.
—Martin... mi amor, ven, ven. —Juanjo abraza con fuerza al chico, y Martin hunde la cara en su pecho, sollozando. El aragonés le acaricia el pelo y la espalda, arropándolo con sus brazos. —Ya está, tranquilo. Está todo bien, estoy aquí contigo. —le besa la frente con cariño.
Martin se separa, se limpia las lágrimas de las mejillas y respira hondo ante la mirada atenta y preocupada de Juanjo. El vasco ríe con tristeza.
—Madre mía. He tenido un sueño horrible, qué angustia.
—Amor, estás temblando. —contesta Juanjo.
—Abrázame, por favor. —le pide Martin.Juanjo se acuesta de espaldas y deja que el chico se acurruque con la cabeza en su pecho. Martin enreda sus piernas con las de su novio y se aferra bien a su abdomen.
Quiere sentir todo su cuerpo en contacto con el de Juanjo, para olvidar esa terrible sensación de nunca haberlo tenido.
Juanjo le rodea la espalda con un brazo y con la otra mano le acaricia la mejilla.
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Detrás de cámaras - Juanjo y Martin
Romance¿Qué nos perdimos entre Martin y Juanjo cuando no había cámaras? Basándome en cosas reales, imagino momentos y conversaciones que pudieron ocurrir. La historia está en orden cronológico, desde las semanas en las que Juanjo aún tenía miedo, vemos su...