44. Gran Canaria, te quiero

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[este capítulo me hace especial ilusión porque yo soy de gran canaria jejeje]

En Gran Canaria hace calor. Mucho calor. Y no solo eso, Juanjo y Martin experimentan por primera vez la calima, ese aire mezclado con arena del Sáhara que a menudo llega a las Islas. Juanjo se pasa el día quejándose del sofoco.

Cuando llegan, el equipo los traslada directamente a la playa de Las Canteras, donde hacen parte de la sesión de fotos.

Se meten por unas rocas y les piden ponerse en poses romanticonas. Martin se sorprende de la calma de Juanjo, se le ve increíblemente cómodo para lo tímido que suele ser en estos contextos. A pesar de todo, se pasa todo el rato asegurándose de que está bien.

Les proponen mil cosas y experimentan con distintas poses. Martin se sienta sobre el regazo de Juanjo, como les han pedido, observando con cautela la carita de su novio en busca de cualquier signo de incomodidad.

—¿Estás bien? ¿Cómodo?
—Sí, sí.
—¿Seguro?
—Sí. —Juanjo no sabe cómo decirle que si está cómodo es precisamente porque están juntos. Nunca ha estado tan a gusto en una sesión de fotos.

—Vale, genial. Martin, apóyate un poco más atrás. Y miraos entre vosotros. —les pide Carlos, el fotógrafo.

Los chicos obedecen, Martin se mueve de manera algo repentina sobre el regazo de Juanjo, tomándolo algo por sorpresa. El menor juraría que el roce que ha provocado entre sus entrepiernas no ha sido intencionado. Juanjo suelta sin querer una risilla tonta.

—¿Te pongo nervioso? —susurra Martin, en tono seductor.

Juanjo no contesta, pero se sonroja.
—Chicos, traed más protector solar, que Juanjo parece que se está quemando la cara. —dice una mujer del equipo, de manera adorablemente genuina.

Martin no puede evitar que le entre la risa.

***

Un rato más tarde, por fin terminan de hacer las fotos y se toman un descanso: los fotógrafos se sientan a revisar el contenido que han conseguido y Juanjo y Martin caminan un poco por la orilla de la playa.

Martin observa el horizonte y el atardecer anaranjado con los pies en el agua. Juanjo lo mira, su chico tan precioso con ese cielo detrás. Se le acerca y abraza su cintura desde atrás.

—Hola, mi amor. —dice Juanjo en voz baja.
—Qué playa más bonita, eh. —comenta Martin, acariciando los brazos de Juanjo que rodean su vientre.
—Casi tan bonita como tú. Pero tú le ganas.

Martin gira la cabeza hacia la izquierda para llegar a darle un beso corto en los labios.

No se puede creer que esta sea su vida: disfrutando de un viaje con todo pagado, en una playa increíble y en los brazos de su persona favorita, el amor de su vida.

—Me casaría en un sitio así. —susurra Martin.
—¿Te casarías en una playa? —pregunta Juanjo.
—Sí, me gustaría.

—Yo no sé si me convence...Tendremos que ponernos de acuerdo.
—¿Por?
—Es que soy de pueblo. Me imagino... bueno, claro... lo que yo me imagino no es posible.

—¿Te querrías casar en una iglesia? —pregunta Martin, sabiendo perfectamente lo que Juanjo estaba pensando.

—No porque crea en Dios, más bien por... no sé. Estar ahí, con toda la gente de Magallón, que me conoce desde niño... en la iglesia del pueblo, que es preciosa... y salir a la plaza como recién casados, con la gente tirando confeti...

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora