Detrás de cámaras - Juanjo y Martin

100. Miedo

Martin se despierta esa mañana en una cama de hotel, sintiendo el calor del amor de su vida junto a su cuerpo. Analiza la carita de Juanjo, que duerme profundamente abrazado a él: sus párpados relajados, sus labios rosados entreabiertos, sus bonitas cejas despeinadas.

Se inclina para posar sus labios delicadamente sobre la frente del maño, dejándole un cariñoso beso.
—Te amo —le susurra Martin, al chico que duerme.

Lo observa con atención, como si se le fuesen a olvidar sus preciosas facciones. Mañana Juanjo se irá de vuelta a Zaragoza, y aún les quedarán varios días separados.

En el fondo de su corazón Martin solo desea que se terminen ya las vacaciones de verano, volver a Madrid a casa con su novio, compartir todas las comidas y dormir a su lado.

—Buenos días —murmura Juanjo abriendo un ojo, mostrando sorpresa nula al encontrarse al vasco analizándolo.

Martin le roba un beso, juntando sus labios con dulzura.
—Buenos días, mi amor.

Abrazados en la cama, inhalando el olor del contrario y regalándose caricias el uno al otro, sienten nostalgia. Se han echado muchísimo de menos, más de lo que jamás pudieron imaginar echar de menos a alguien.

A pesar de tener una habitación de hotel para ellos solos, ni siquiera les apetece hacer nada más allá de estar en la cama, acurrucados bajo las sábanas, susurrándose lo mucho que se quieren.

—¿Nos levantamos? —pregunta Juanjo, al cabo de un rato.
—Sí... pero espera —pide Martin—. Quería hablarte de una cosa.

Si algo define la relación de los dos chicos son la sinceridad y la transparencia que muestran al hablar sobre todo lo que sienten y todo lo que les preocupa.

—Claro, cariño —dice Juanjo, incorporándose para escucharlo con atención—. Dime.

—Mira, me tienes un poco preocupado, Juanjo.
—¿Yo?
—Sí, amor —asiente Martin, incorporándose para quedar cara a cara con su chico. Le agarra las manos con cariño—. Te rallas demasiado con los números, las cifras. Seguidores, oyentes mensuales, likes...

Juanjo mira hacia abajo con incomodidad, evitando su mirada y centrándose en cómo sus manos se ven envueltas en las de Martin.

—Ya... lo dices por el directo del otro día, ¿no? —murmura Juanjo.

Martin asiente con una mueca triste.
—Los espectadores aumentaron porque estábamos los dos juntos. Esto ya lo sabemos, hay una parte del fandom a la que le interesamos como pareja, Juanjo... Es que odio que pienses que es por mí.

—Ya, ya... Si en el fondo lo sé, es que... joder, Martin, tengo miedo de que pierdan el interés.
—Lo sé, lo sé. Pero no puedes estar así, cariño. Tú tienes que seguir con lo tuyo, escuchar a tu equipo y a las personas que te quieren. Y sobre todo a ti mismo. La gente va y viene, no te desvivas por eso.

Juanjo asiente con una sonrisilla triste, y Martin tira de su mano derecha para llevársela a los labios y dejarle un besito en el dorso.

—Te quiero —susurra Juanjo, mirándolo a los ojos al fin.
—Yo a ti más.

***

Cuando al fin salen de la cama, Juanjo y Martin se arreglan para pasar el día juntos por Bilbao. Pasean perdidos por las callejuelas más encantadoras de la ciudad, Martin mostrándole a Juanjo todos sus lugares favoritos.