54. Fin de semana

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El sábado por la mañana, Juanjo se despierta a las 9 por la luz que entra a través de las rendijas de la persiana.

Al abrir los ojos se encuentra cara a cara con Martin, que está profundamente dormido con la expresión relajada y los labios entreabiertos. El vasco tiene la mano apoyada en la cadera de Juanjo y tienen las piernas entrelazadas.

Juanjo alza la mano para acariciar la mejilla de su novio dormido, ensimismado en analizar sus facciones, aunque ya se las sabe de memoria.

Se siente tan afortunado de tener a Martin que le dan ganas de gritar. Cuando lo conoció en los castings de OT jamás imaginó despertarse abrazado a él en su piso de Madrid, siendo novios y estando totalmente enamorados. Pero aquí están. Martin entreabre un ojo, frunciendo el ceño ante la luz que hay en la habitación. Se encuentra a Juanjo mirándolo con una sonrisa.

—Buenos días. —susurra Juanjo.
—Hola, Do. —dice Martin sonriendo y volviendo a cerrar los ojos. Se acurruca más contra Juanjo, abrazándose a él y enterrando la cara en su cuello.
—¿Has dormido bien? —pregunta Juanjo.
—De maravilla, como siempre que duermo a tu lado. —susurra Martin, haciendo sonreír al otro.

Se pasan la mañana acurrucados en el sofá, ambos en pijama, Juanjo escribiendo y Martin jugando a la Nintendo Switch. Para un par de partidas le ruega a Juanjo que juegue con él, y el aragonés le hace el gusto. A las 12 Juanjo se levanta del sofá.

—No... no te vayas... —se queja Martin, agarrándole la pierna.
—Tenemos que comer. Voy a cocinar algo.
—Podemos pedir algo.
—No, si me apetece cocinar. —dice Juanjo.
—Pues te ayudo. —contesta Martin, levantándose y acompañándolo a la cocina.

Martin pone su playlist compartida, en la que pueden pasar perfectamente de una de sus canciones de OT, a una de Harry Styles, y de un tema de The Kooks a uno de Queen o de Amaia.

A Juanjo se le ocurre hacer una paella. Bueno, realmente tiene poco de paella porque le faltan muchos ingredientes, pero hace lo que puede con lo que tiene. A Martin lo manda a picar la verdura y a remover el caldo, y luego va fregando lo que Juanjo ya ha usado y recogiendo todo mientras él sigue cocinando.

—¿Puedes...? —comienza Juanjo, pero Martin ya está yendo a quitarle los cazos sucios de en medio. —Eso, sí. Gracias, amor.

Cuando termina de recoger, se abraza a la cintura de Juanjo desde atrás, pues este está de pie frente a los fuegos añadiendo especias a la paellera. Le da besitos en la nuca.

—Ya estoy acabando, tranquilo. —dice Juanjo.
—Pues voy poniendo la mesa.

Comen uno en frente del otro, sonriéndose y dándose la mano libre.
—Jo, está riquísima, eh. Te ha quedado increíble. —comenta Martin tras probar el plato.
—Está sabrosita, sí. Joder, qué fantasía cocinar para mi novio y para mí. Qué feliz soy.
—Ay... —dice Martin, con una voz muy aguda y haciéndole pucheros a Juanjo. —Yo sí que soy feliz, Do. Te amo muchísimo. 

***

Esa tarde cogen el metro para ir a ver a su amiga Lina de Sol, que toca en un festival. A los dos chicos les hace muchísima ilusión verla, y ver cómo a pesar de haberse quedado a las puertas de OT, está consiguiendo dedicarse a la música.

Ambos han hablado muchas veces de lo diferente que hubiese sido todo si Lina hubiese entrado. Ambos se habían hecho muy amigos de la chica en los castings, pero ahora siempre los separará un abismo de experiencias diferentes.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora