46. Ensayando la gira

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Reunirse con todos sus compañeros y varios de los profes ha sido increíble. Y saber que se reúnen para cantar de nuevo las canciones que les han cambiado la vida resulta muy mágico. Hay muchas emociones en el ambiente.

En el ensayo va todo sobre ruedas, las actuaciones salen genial incluso en el primer pase. Tras una semana entera repitiendo los mismos pasos de baile o las mismas voces una y otra vez, se les han quedado muy marcados. Y cuando no les toca cantar, hacen el tonto, charlan, exploran el recinto y disfrutan de estar juntos otra vez.

***

Cuando toca ensayar "God only knows", Martin está más nervioso de lo que ha estado en mucho tiempo. No han cantado esta canción entera, sintiéndola con todo lo que representa, en semanas.

Antes de empezar intercambia una mirada con Juanjo y este le transmite todo su cariño y su calma con una pequeña sonrisa.

Martin escucha los primeros acordes de la música en directo, que suena distinta a la versión de estudio, mucho más viva. Comienza a cantar casi de manera mecánica.

I may not always love you
But long as there are stars above you
You'll never need to doubt it
I'll make you so sure about it
God only knows what I'd be without you

Entonces entra Juanjo, acercándose a él mientras canta. Martin le coge con delicadeza la mano libre. La coreografía es la misma pero a la vez es totalmente distinta.

Ya no hay butacas de cine. Y más importante, ya no se tocan las manos con esa incertidumbre y esa timidez de los inicios de la semana 4. Han cambiado, ahora Martin le acaricia la mano con todo su amor y la certeza de que están enamorados.

De igual manera, cuando Juanjo le pasa el brazo por encima de los hombros ya no existe esa emoción de la primera vez, sino más bien el orgullo de haber encontrado a la persona que te quiere de manera incondicional, y lo muestra al mundo sin miedo.

Con todos estos pensamientos en su cabeza, no es de extrañar que al llegar al final de la canción, cuando juntan sus voces en una armonía preciosa y emotiva, Martin se eche a llorar. Se cantan cara a cara, dados de la mano.

Como buen profesional, el vasco sigue cantando hasta el final, sonriendo a través de las lágrimas que le recorren las mejillas. Juanjo sonríe enternecido, y tira de Martin aún más hacia sí mismo, acariciándole el dorso de la mano con cariño.

Termina la canción y Juanjo, riendo, abraza al chico por la cintura. Martin hunde su cara en el cuello del chico, tímido. Se separan y Juanjo le coge de las mejillas, para barrer las lágrimas de su cara con los pulgares. Le da un besito en la frente sin dejar de sonreír.

—Queridos, todo sigue igual, eh. —dice Manu Guix con un suspiro. —El sensible y el risitas, tan enamorados.

***

Cuando ensayan el himno, "Historias por contar", se dan realmente cuenta de la magnitud de esto. Estar todos juntos cantando esa canción que representa a su edición de OT, esa canción que identificará sus vidas, sus carreras y sus experiencias... se emociona hasta Vic Mirallas.

Cuando llega la frase de Juanjo y Martin, la cantan mirándose a los ojos, en su burbuja de amor. Juanjo no puede evitar emocionarse, pero él se controla más que su novio.

Hace un par de días, Martin le dijo algo que nunca había pensado: que la última vez que cantaron en el escenario de OT, fue juntos. Y cantaron la misma frase que ahora vuelven a cantar al unísono:

Jóvenes como la noche,
Que nos vengan a parar

***

Un rato después, Martin y Naiara están descansando en un sofá.
—Ay, mi agapornis número uno, ¡cómo os he echado de menos! —dice Naiara.
—Jo, y yo a ti. ¿Ahora a quién le cuento mis avances con Juanjo? —dice Martin, bromeando.

—A mí. Siempre. —contesta Naiara con una sonrisa. —Es que me acuerdo tan bien, tú contándome que te había tocado la pierna, todo emocionado.

—Bueno, vale, ¡no me dejes en evidencia! —se queja Martin riendo.
—Y miraos ahora. Los novios de España. —dice Naiara.
—Ay, jo.

***

Cuando terminan los ensayos, los dieciséis vuelven al hotel cansadísimos. Ha sido un día bonito, pero duro, y todos tienen ganas de meterse en la cama y de despedirse del resto hasta mañana. Cenan y suben a las habitaciones.

Juanjo y Martin están ordenando un poco la habitación que dejaron hecha un desastre al salir por la mañana.

El menor está mental y físicamente cansado, y hace un rato que está en un punto en el que le molesta cualquier movimiento humano. Ahora mismo, de Juanjo, en concreto.

Juanjo coge la maleta abierta de Martin y la rueda a la izquierda.
—¿Qué haces? —pregunta Martin, con un punto de molestia en su voz.
—Estaba en mitad del paso, Martin.

—¿Y ahora cómo coño cojo mis cosas?
—Bueno, podemos ponerla al otro lado de la cama...
—Siempre se hace lo que tú digas, ¿no? —suelta Martin, arrepintiéndose al segundo.

Juanjo lo mira con una mezcla de incredulidad y enfado en su cara, y se da la vuelta camino al baño.
—Oye... —dice Martin, pero Juanjo se encierra en el baño.

El vasco camina hacia la puerta e intenta escuchar, pero no oye nada, así que vuelve a intentar hablar con su novio.
—Juanjo... Perdón. Ábreme, porfa, no iba en serio...

Pero de pronto escucha el agua de la ducha abrirse y acepta la derrota.

Se tira en la cama, sintiéndose mal. Sabe que se ha enfadado sin motivo, y que le ha hablado mal a Juanjo. Pero es que está muy cansado y alterado.

Se entretiene en Instagram intentando calmarse mientras espera a que Juanjo deje el baño libre. Cuando al fin oye la puerta abrirse, se acerca queriendo hablar con él, pero este, que sale del baño con la toalla atada en la cintura y el pelo mojado, le pasa de largo.

—Venga, Juanjo... —dice esperando que se gire y lo mire. Pero no lo hace, dándole la espalda se agacha a rebuscar el pijama en su maleta.

Martin suspira y se mete en el baño para darse una ducha, pensando en cómo arreglar esto. La última vez que un enfado les duró más de 10 minutos fue hace muchísimo, un día en la academia en que se picaron... por alguna tontería que ahora ni recuerda.

Martin sale de la ducha y se seca, para salir a la habitación a por su pijama. Se encuentra a Juanjo acostado en la cama de lado, dándole la espalda al lugar donde Martin duerme. Tiene la luz apagada. Está ocupando el extremo de la cama, como si quisiera estar lo más lejos posible de Martin.

El vasco se pone el pijama y termina en el baño, y se mete en la cama. Durante unos cinco minutos mira a Juanjo, que le está dando la espalda. Y entonces se decide a acercarse a él y le abraza la cintura con el brazo. Juanjo se queda inmóvil, haciéndose el dormido, totalmente indignado.

—Te amo. —susurra Martin, dándole un beso en la nuca. —Perdón. No tendría que haberte hablado así.

Ante esto, Juanjo sonríe para sí, estremeciéndose cuando Martin le da otro beso en el cuello.
—No quiero que nos vayamos a dormir enfadados. —añade Martin.

Juanjo, enternecido, le coge la mano y se acurruca más contra su torso, buscando su calor.
—Te quiero. Muchísimo. —susurra el aragonés.
—¿Me das un beso? —pregunta Martin con voz de bebé. Juanjo se lleva la mano del chico a los labios y le da un besito. —No, bien. —se queja Martin.

Juanjo se gira, sonriendo, para estar cara a cara con el vasco. Le agarra la mejilla y junta sus labios en un beso sonoro.

Cuando se separan, Juanjo se relame los labios.
—¿Biokiss? —pregunta, extrañado.
—Ah sí. Te he robado un poco, lo siento. —dice Martin sonriendo.

Juanjo vuelve a besarlo.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora