40. Esquiando

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La alarma del móvil de Juanjo suena a las 7:30.
—Apaga eso... —murmura Martin, con la cara enterrada en su pecho.
—Su puta madre... —resopla el aragonés, alargando el brazo para parar el ruido. Vuelve a acurrucarse con Martin, rascándole la cabecita.
—Mira que irnos de viaje... y tener que madrugar... —susurra Martin.
—Tal cual. ¿Qué necesidad había de coger las clases a las nueve? —se queja Juanjo.

Martin de repente estornuda tres veces seguidas. Juanjo lo mira enternecido.
—Pero qué cosica... —murmura.
—Me está dando alergia. —dice Martin con voz de bebé.
—Mi amor, pobre...
—Y tengo frío... —murmura Martin.
—¿Quieres darte una ducha calentita?
—Solo si vienes conmigo.
—Andaaa... Venga, vale.

Salen de la cama y se desvisten para meterse en la ducha de su habitación de hotel. Entre besos y risas se enjabonan el uno al otro, y se abrazan bajo el agua caliente. Martin le da mordisquitos en el lóbulo de la oreja a Juanjo, que se ríe porque le hace cosquillas. Distraídamente comienza a besarle el cuello a Juanjo y explora su espalda con los dedos, bajando hasta la zona lumbar y sin mostrar intención de parar.

—Oye, oye. —lo frena Juanjo, apartándolo. —Ahora no, que tenemos que salir en 10 minutos.
—Ay... —se queja Martin. Mira abajo y sonríe con picardía. —Pero si te estaba gustando, mira lo que tienes ahí...
—Pues precisamente por eso te he parado, antes de que nos descontroláramos.

Martin finge enfadarse mientras salen de la ducha y se secan con las toallas.
—No seas dramático, no vaya a ser que esta noche no tenga tanto cuidado contigo como el que suelo tener. —dice Juanjo, actuando como si fuera un personaje de "50 sombras de Grey".

A Martin le gusta este personaje más de lo que querría admitir.
—¿Y si te dijera, —contesta, metiéndose en el papel, —que me gusta que los chicos me traten mal?
—Te diría que no sabes lo que es que te traten mal, no hasta que hayas follado conmigo. —suelta Juanjo, y no son capaces de seguir. Ambos estallan en carcajadas.

—Este lado interpretativo no me lo habías mostrado tanto, Juanjo Bona. —ríe Martin, mientras ambos se visten con sus ropas de esquí.
—Ya, cariño. Era raro ponerme con mi novio en plan Christian Grey cuando nos grababan 24/7.
—¿Quién?
—Da igual. Venga, que llegamos tarde.

Equipados con ropa térmica, pantalón y chaqueta de esquí, bajan a desayunar. Comen todos juntos y rápido, con Nacho (el representante y manager) metiéndoles prisa. Esto no evita que Juanjo y Martin se monten su clásico espectáculo del "me hazez", horrorizando a todos sus compañeros con sus ñoñerías.

Al fin se suben al bus rumbo a la estación de esquí. Tardan escasamente diez minutos en llegar, y los pasan cantando y gritando como locos.
—¿Cómo estáis tan despiertos todos? —murmura Martin en el oído de Juanjo.
El aragonés ríe y le da un besito cariñoso en la mejilla.

***

Lucas, Bea, Omar, Martin y Juanjo escogen esquiar. El resto elige snowboard. Los esquiadores tienen clase con un señor argentino (que se hace íntimo de Lucas en cuestión de minutos) de 9 a 11. Los lleva por pistas asequibles. Omar ya sabía esquiar y Martin sabía un poquito, Lucas le coge el truco rápido, y Juanjo y Bea se pasan el día luchando por no caerse. Tampoco ayuda que se pasen el rato de vacile.

Esquían bajando todos en fila detrás del profesor, para poder imitar los giros que hace. Lo siguen en este orden: Bea delante, luego Juanjo, Martin, Lucas y Omar detrás. De pronto, a Bea se le cruzan los esquís y se cae, hundiéndose en la nieve.

Juanjo se parte de risa, perdiendo el equilibro y cayéndose también, de culo. Martin, intentando no reírse y también no caerse, baja hasta Juanjo para ayudarlo a levantarse.

—Va, tiro de ti. A la de tres. —le dice a un Juanjo en mitad de un ataque de risa. —Pero Do, ponte serio, que así no puedo ayudarte.
—Perdón, perdón. Vamos.

Martin consigue que Juanjo se ponga de pie y se equilibre sobre sus esquís, y el aragonés le planta un rápido beso con choque de cascos incluido.
—Mi hombre ha venido a rescatarme. —susurra con voz de bebé.
—Ay, Dios... Va, pingüino, tira para abajo. —contesta Martin, tratando de esconder la sonrisa y el sonrojo que aparecen en su cara.

Los telesillas son muy divertidos, porque la mayoría que cogen son para dos personas, y Lucas sube con el profesor (que sabe esquiar), Bea sube con Omar (que sabe esquiar), pero Martin y Juanjo van un poco a la deriva. En uno, ya los están esperando arriba los demás, y cuando se están bajando a Martin se le engancha un esquí con uno de Juanjo. El aragonés grita "ay ay ay ay ay", viendo que se van a caer los dos.

—¡El esquí! ¡Sepárense! —les dice el profesor.
—Separarse a los agapornis... no se les da bien, eh. —suelta Lucas.
—Hijoputa. —dice Juanjo, intentando desenganchar sus esquís. Avanzan unos sorprendentes tres metros con los esquís trabados y terminan cayéndose juntos a la nieve. Juanjo retoma el ataque de risa.
—Do, me aplastas. —se queja Martin, también riendo.

Al final, terminan todos cogiéndole el truco, incluso Bea y Juanjo. Cuando termina la clase se encuentran con sus amigos del snowboard y juntos bajan pistas disfrutando de los preciosos paisajes, ya con más seguridad en sí mismos.

***

Por la tarde, una vez que cierran las pistas de esquí, se dirigen todos al local de la SnowRow, una fiesta a la que han sido invitados. El sitio se llena rápido y enseguida entran en calor, hablando y riendo mientras empiezan a bajar las primeras cervezas. La música electrónica suena a todo volumen.

Yendo a por su segunda cerveza, a Juanjo le salta una tanda de WhatsApps de su mejor amiga.

Irene: oyeeee
Irene: que te están criticando en tw por tu chaqueta
Irene: que por lo visto es del equipo de fútbol de osasuna
Irene: en plan está traicionado al real zgz y mierdas así dicen

—No me toques los cojones. —grita Juanjo (va medio borracho y la música lo está dejando sordo, no es capaz de controlar el volumen de su propia voz).
—¿Qué pasa? —pregunta Martin, a su lado.
Juanjo le entrega el móvil para que lea los mensajes. Martin frunce el ceño.

—Voy a poner una historia explicándome. —dice Juanjo, cogiendo el móvil.
—¿Qué vas a poner? ¿Soy gay, no sé de fútbol?
—Qué cabrón. Pero literalmente, ¿la gente no pilla que tengo novio y me gustan los musicales? ¿Qué coño esperan de mí? —ríe Juanjo.
—Es que si los estereotipos existen es por algo.

—Ya está. —dice el aragonés, dos minutos más tarde, mostrándole a Martin la historia que ha subido.
—Ala, pues a bailar. —contesta este, tirando del brazo de Juanjo.

Van hacia dónde están sus compañeros, dándolo todo, y se unen. Martin baila sin parar, baila con Juanjo, guiándole para que siga sus movimientos, cosa que al mayor le pone mucho. Luego se acaban mezclando con sus compañeros.

Al cabo de un rato, Juanjo está sacando fotos del local y Martin se le acerca por detrás.
—¡Do! —dice el menor, abrazando la cintura de su chico.
—Hola. —lo saluda Juanjo. —Estoy grabando cosas para las supuestas dos stories diarias que tenemos que subir, a diferencia de otros...
—Calla, ya subiré algo. Va, haznos un selfie juntos. —lo anima Martin, poniéndose al lado de Juanjo y rodeándole el cuello con los brazos.

El aragonés pone el modo selfie y ambos sonríen a la cámara, juntando sus cabecitas.
—Esta es para nuestras madres. —dice Juanjo.

Luego Martin gira la cabeza para besarle la mejilla, y Juanjo dispara otra foto. Juanjo gira entonces su cabeza para encontrarse con los labios de Martin en un beso y vuelve a disparar.
—Y estas para nosotros. —dice, sonriendo.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora