70. Sexta parada: Granada

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Martin termina el rodaje de turno nocturno a las 6 de la mañana, y a las 7 coge un tren con dirección a Granada para el próximo concierto de la gira. Se podría decir que ha dormido un total de -5 horas.

Cuando llega al hotel se siente como si le hubiera pasado un camión por encima. Le indican en recepción que los triunfitos están en la piscina, y se dirige hacia esta arrastrando su maleta con cansancio.

—¡Amor! —exclama Juanjo, que lo ve enseguida y se levanta de la hamaca donde está acostado, con su bañador azul celeste. Lo estruja en un fuerte abrazo y le roba un piquito cariñoso.

—Hola —dice Martin, dedicándole una sonrisa cansada. El maño se fija en las ojeras del menor.
—¿Cómo estás? ¿Has dormido? —le pregunta Juanjo, aunque cree que ya sabe la respuesta.
—En el tren nada... había mucha luz y ruido.
—Estarás muerto.

—Sí... creo que me voy a ir a la habitación a descansar. ¿Me dejas la llave? —pide Martin.
—Claro, cariño. ¿Quieres que vaya contigo?
—Si tú quieres... yo encantado. —dice Martin, con ojitos brillantes.

—Pues venga. Una siestecita con mi amor. —dice Juanjo, cogiéndole la maleta y la mochila y guiándolo hasta el ascensor.

Martin agradece muchísimo que Juanjo haya subido con él, porque a su lado siempre le cuesta menos dormirse. Se abraza a Juanjo apoyando la cabeza en su pecho y este le acaricia el pelo hasta que se duerme.

El aragonés se despierta a la media hora, pero se queda quieto para no despertar a Martin, que ronca ligeramente contra su cuello. Juanjo se pone con el móvil y le deja dormir casi tres horas y media.

—Martin. Mi vida. —susurra Juanjo al rato, acariciándole la carita dormida. —Tenemos que ir vistiéndonos ya.
—Hmmm, no... —se queja Martin, pegándose más a Juanjo.

***

Ya están todos en el Cortijo del Conde, lugar donde esa noche interpretarán de nuevo esas canciones que tanto les han cambiado la vida a los triunfitos.

—Venga, si no importa, que se lo coma Juanjo y ya está, que pierda Juanjo. —les dice Belena, que está intentando que la parejita haga una publi del helado Maxibon (con el pequeño inconveniente de que a Martin no le gusta el helado).

Aguantándose la risa hacen un juego de palabras encadenadas. Juanjo comienza con "Madrid", y en un segundo pasan por todas las etapas de su relación, enlazando palabras representativas como "hogar", "majo", "agapornis", "gok", "cine", "OT"...

—Solo vosotros podíais hacer un palabras encadenadas tan cursi, madre mía. —dice Belena, viendo cómo Juanjo se inclina para darle un mordisco al helado que Martin tiene en su mano, ambos riéndose como bobos.

Luego Belena llama a Juanjo con la excusa de que "alguien quiere hablar con él". El aragonés nunca se podría haber imaginado lo que le esperaba en la pantalla de ese móvil.

—¡Me muero! ¡Dios! ¡No puede ser, David Bisbal! —Juanjo chilla como un energúmeno frases sin sentido, al borde de las lágrimas.

Y ya cuando el afamado cantante lo invita a cantar con él en el Wizink, Juanjo siente que podría morirse en ese mismo momento.

Martin sonríe viendo a Juanjo reaccionar, adora lo expresivo y agradecido que es su chico, y no podría sentirse más orgulloso de él, de este sueño que va a cumplir.

Una vez que cortan la llamada, Ruslana se ríe sin parar alegando que no puede tomarse a Bisbal en serio.

—Es un meme, tío. "¿Cómo están los máquinas?" Es que parece que va fumado, una persona no puede estar tan feliz. Y dice cosas muy random. —dice la chica entre risas
—No te lo niego, eh. Pero es mi ídolo, ¿vale? Respeta, Pancha. —contesta Juanjo, contagiándose de la risa de la ucraniana.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora