69. Quinta parada: Sevilla

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El día del concierto en Sevilla, Martin viene en el bus desde Madrid con varios de sus compañeros, en un largo trayecto que amenaza con agotar su batería social. Juanjo, que se encontraba en Barcelona, se ve obligado a coger un avión hasta Sevilla, y va con Kiki.

Martin y Juanjo se reencuentran en el Estadio de La Cartuja, cuando el bus con los triunfitos de Madrid llega.

El vasco lo primero que hace es abrazar a Juanjo y darle un piquito. Luego los arrastra la marea de sus compañeros y se pierden saludando al resto. Martin no tarda en cogerle la mano a Juanjo y llevárselo fuera del grupo.

—Madre mía. Qué intensos. Ahora sí, hola. —dice el vasco riendo.
—Hola, amor.
—¿Cómo estás, mi Do? —le pregunta Martin, que ya ha detectado por su expresión que no está del todo bien.

—Joder, pues si tú supieras el día de mierda que llevo... Para empezar casi no llego al aeropuerto, luego que si la maleta iba pasada de peso, y venga a quitar cosas. Después me pararon en el control de drogas y casi no me dejan salir, y encima viajando en avión... Qué agobio, cómo tiembla eso, Dios mío, lo odio...

Martin lo escucha con atención, buscando su mirada. Cuando Juanjo se pone nervioso le cuesta mirar a los ojos. Además, está gesticulando y moviendo las manos mientras habla incluso más de lo normal, fruto de su ansiedad.

Martin, sin interrumpirlo, le coge las manos para pararlo y le acaricia los dorsos con los pulgares. Juanjo mira abajo a cómo Martin le ha agarrado las manos y suspira, dándose cuenta de lo acelerado que está.

—Perdón. Estoy nervioso por el concierto, no sé por qué.

Martin asiente, y sin necesidad de decir nada rodea a Juanjo con sus brazos, atrayéndolo hacia su cuerpo en un abrazo prolongado. Nota el corazón del maño que late con rapidez, y cómo su ritmo se va ralentizando.

Se separan y a Juanjo se le suaviza la expresión, mira a los ojos de Martin y sonríe.
—Te quiero. Te he echado mucho de menos. —dice Juanjo.
—Mi nerviosín... Si te quiero más reviento. Y oye, todo va a salir genial hoy, ¿vale? No te preocupes, bebé. Estoy aquí contigo para lo que necesites.

Juanjo le coge de las mejillas para juntar sus labios en un beso, agradecido.

—Ay, mi amor, tu cadena. La he cuidado con todo mi cariño. —dice, quitándose la cadenita metálica de Martin que este le dio la mañana en que salió hacia Barcelona.
—Jo... gracias, Do. Me hace mucha ilusión. Es como si hubiera estado contigo todos estos días. —dice Martin sonriendo.

Le da la espalda a Juanjo para que este enganche el cierre en su nuca. De paso, el aragonés le deja un besito en el cuello a su Martin.

***

Al acercarse la hora del concierto Juanjo vuelve a ponerse bastante nervioso.
—No tengo voz. —le dice a Martin.

El vasco sabe que sí tiene voz. Esto es un mecanismo de defensa de Juanjo, que por miedo a no ser perfecto necesita tener una excusa... Por si no llegara a una nota complicadísima o se le fuese una melodía imposible, quiere avisar a todo el mundo de que sus capacidades no están al máximo.

—No te preocupes más. Respira y piensa en disfrutar en el escenario.

Juanjo acepta el beso que Martin le da, un beso de cariño y apoyo. El aragonés saca una cajetilla de cigarros y se comienza a fumar uno, tratando de hacerle caso a Martin y de relajarse. El vasco no se separa de su lado, revolotea a su alrededor hablándole y no para hasta sacarle una sonrisa.

***

Al fin el concierto empieza y todos están muy emocionados y nerviosos, pero la música y los chillidos del público motivan a los triunfitos a darlo todo. Antes de salir a cantar "God only knows", Martin le vuelve a dar su cadena a Juanjo y le da un besito tras ponérsela.
—Estoy aquí contigo, todo el rato. Aquí cerquita. —le susurra, agarrándole la cadena.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora