Juanjo y Martin se despiertan a la vez, cuando la horrible alarma del móvil del maño suena a las nueve de la mañana.
Se estira para apagar la alarma, separándose de Martin y obteniendo sus quejas, aún medio dormido.
—No te... hmm... ven aquí... qué frío...Juanjo suspira mirándolo con ternura, y le da un beso en la frente.
—Va, despierta, mi amor. Blanca nos recoge en media hora —le dice, revolviéndole el pelo.
—Hmm ya voy... —murmura el otro, quedándose en la cama mientras Juanjo sale de la habitación.El maño va directo a la cocina, prepara rápidamente dos cafés y saca las galletas de los Simpson. Cuando las está dejando sobre la mesa, viene algo importante a su mente.
Corre a la habitación, encontrándose a Martin dormido como si no le hubiese dicho que en treinta minutos (ahora menos), los recoge Blanca. Pero no es capaz de enfadarse con él ahora que se ha acordado de...
—¡Martin! —exclama, sobresaltando al chico y despertándolo de golpe.
—¿Hmm...? Ya voy, ya voy...
—Martin, feliz 23.La expresión del vasco cambia en un segundo de somnoliento a emocionado.
—¡Es hoy! —exclama, con la voz ronca. —Siete meses con mi amor, ven aquí, anda...Juanjo se sube a la cama y se inclina para besar los labios de su chico, un beso más rápido de lo que al vasco le hubiese gustado.
—Oye, más... —pide.
—Más luego. Ahora a desayunar.Esta vez sí, Martin se arrastra fuera de la cama y va hacia la cocina, a bañar las galletas tranquilamente en el café. Juanjo come acelerado, mirando la hora frenéticamente. Se estresa viendo a su novio tomárselo con tanta calma.
—Acelera, cariño, por Dios —le ruega, ya recogiendo su loza y abandonando la cocina.Se viste con la ropa que, afortunadamente, dejó preparada anoche. También dejó lista la mochila que llevarán. Ya vestido, va al baño y ni siquiera intenta arreglarse el pelo, se pone directamente su gorra blanca de confianza.
—¿Acabas? —le pregunta a su novio, que sigue en la cocina. —¡Me voy a afeitar, vístete ya!
—¡Déjate el bigote!Juanjo pone los ojos en blanco y comienza a afeitarse la cara, dejando el bigote para el final. Se mira en el espejo y no puede evitar sonreír ante el sombrajo oscuro sobre su labio superior. No es tan frondoso como el de Martin, pero algo es algo.
Antes nunca se hubiera planteado dejarse bigote, pero ahora sería capaz de hacer casi cualquier cosa que cierto vasco le pidiese. Y al final le hace caso.
—¿Aún sigues así?
Martin está aún tomándose el café, contemplando la pared como si fuera lo más interesante que ha visto en su vida.
—¡Anda! Te lo has dejado, pero qué guapo. Somos mariclones —dice al ver el bigotillo del maño.Tira de su brazo para darle un beso, con roce de bigotes incluido. Juanjo acepta el beso pero se aparta enseguida.
—Sí, sí, pero arranca. Que estás empanado.Se queda supervisando a su novio hasta que se termina la taza de café de un trago, sintiéndose bajo presión. Entonces, se la quita de la mano para fregarla.
—¡Tira, vístete! Te he dejado la ropa sobre la cama.Martin obedece y se viste, a regañadientes, con la ropa que Juanjo le ha preparado. Es entonces cuando al maño le llega un WhatsApp de Blanca, la protagonista de "Mariliendre" y amiga de los chicos.
Blanca: Buenos días guapo!! Estoy aparcada en frente de vuestro portal.
—¡Amor! ¡Nos vamos ya! —grita Juanjo.
Martin aparece en la entrada ya listo, y Juanjo lo está esperando con la mochila a la espalda.
—Ya estoy.
—Por fin. Vamos.
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Detrás de cámaras - Juanjo y Martin
Romance¿Qué nos perdimos entre Martin y Juanjo cuando no había cámaras? Basándome en cosas reales, imagino momentos y conversaciones que pudieron ocurrir. La historia está en orden cronológico, desde las semanas en las que Juanjo aún tenía miedo, vemos su...