97. Souvenirs y masajes

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Martin y Juanjo pasan el siguiente día paseando por Getxo con sus amigos, por un lado Héctor y Paula y por el otro Arrate, que se une al plan en el último momento.

—Venga Barri, sácate una foto conmigo con la playa de fondo, que luego no te veo en semanas y necesito acordarme de ti... —le ruega Martin a su mejor amiga, que ya empieza a estar harta de él.

—Martin, nos hemos sacado cien fotos aquí. Sácate una con tu marido, mejor.
—Con él ya tengo muchas.

—Pero serás imbécil —suelta Juanjo al oír esto —, no te vas a volver a sacar una foto conmigo en tu vida.

Paula y Arrate, a pesar de haberse conocido hace cuestión de horas, comparten una mirada cómplice que dice, claramente: "qué pesados son los maricones estos".

—Oye, que no lo decía en serio, no te enfades conmigo... —se queja Martin, frunciendo el ceño y poniendo una voz tristona que le rompe el corazón al otro —. Que hace días que no te veo, con lo que te he echado de menos, Juanjo...

El aragonés, al darse cuenta de que con la bromita le ha tocado la fibra más sensible a su pequeñín, cambia su comportamiento al instante.

—Ay, mi amor, ven aquí —dice, atrayendo a Martin a su pecho y besándole la frente en un dulce gesto —. Mi chico sensible, ¿cómo iba a enfadarme contigo?

Martin aprovecha para robarle un par de picos antes de sonreír de oreja a oreja y reclamar una foto con su novio. Arrate y Paula vuelven a mirarse poniendo los ojos en blanco, pero la vasca se resigna a hacer de fotógrafa para los chicos.

Se sientan sobre el muro de la avenida de la playa, Juanjo abrazando a Martin y este acariciándole el muslo para la primera foto. El mayor siempre sentirá mariposas en el estómago cuando Martin lo acaricia así.

—Te quiero —susurra mientras Arrate los fotografía, para que solo lo escuche Juanjo.

Este suelta una risa boba antes de apoyar sus piernas en el regazo de Martin, feliz como un chiquillo. El vasco le abraza las piernas con cariño.

—Yo te quiero más —le responde Juanjo, besándole la mejilla tiernamente ante la cámara.

—Chicos, ¿podemos seguir? —pregunta Paula.
—Déjalos, mira que adorables son... —murmura Héctor, mirándolos con cariño.

***

Tras haber disfrutado recorriendo el barrio de Martin todos juntos, acompañan a Héctor y Paula a coger el tren de vuelta a casa. Juanjo, sin embargo, no se vuelve con ellos. No va a volver a separarse de Martin con tanta facilidad.

Pasan la noche en casa de Rafa Urrutia. La cama de Martin en casa de su padre es aún más pequeña que la de casa de su madre, pero no supone ningún problema para los chicos, que se han echado mucho de menos y agradecen el contacto.

—Tengo un regalico para ti —dice Juanjo con voz cantarina, rebuscando en su maleta mientras Martin se desviste junto al armario.
—¿Un regalo? ¿Qué es? ¡A verlo! —exclama el vasco emocionado, corriendo hacia él en calzoncillos.

—Ey, ey, chaval —lo aparta Juanjo —. Fuera, que es una sorpresa. Ponte el pijama y ahora te lo doy.
—Voy a dormir así —se justifica Martin.
—Pues siéntate en la cama —le ordena Juanjo.

Martin alza las cejas algo confundido, pero le obedece sin rechistar. Observa como Juanjo esconde algo en su espalda y camina hacia él.
—Lo vi en una tiendica artesanal en París, y me pareció muy mono... —explica el maño, de pronto invadido por la timidez.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora