Tal vez todo lo que necesitaba era ésto salir de lo que conozco como vida o realidad, vivir en nuestro propio mundo de burbuja alejadas de un odioso mundo superficial — Barbi, recuerda no debes ponerte nerviosa, sí te piden la identificación la das y sí preguntan tu edad debes decir que tienes 18 — me dijo mi prima en la puerta de un antro antes de entrar mientras arreglaba mi cabello una vez mas.
— Entendido, tengo 18 — repetí, mientras en mi mente practicaba una y otra vez.
— No te alejes de mi jamás, no le aceptes nada a nadie y no te pongas nerviosa ¿esta bien? Yo estoy aquí — me tranquilizo.
Sara ya me había explicado decenas de veces que debía o no hacer, al final de la noche no entendí el porque se había preocupado tanto, sí había sido toda una majestuosidad de noche. Las luces, la música, el alcohol, las personas, los chicos al rededor bailando, algunos otros queriendo invitarme a tomar o hablar en privado, era una locura, una maravillosa locura. Sara tuvo toda la razón esto era lo que necesitaba, alejarme de lo de siempre, para mágicamente olvidar mis crisis de ansiedad.
Quien no estuvo muy feliz al enterarse fue Jessica — ¿Como fueron capaces de salir y no invitarme? — protesto desde el borde de la cancha mientras Sara y yo nos debatíamos un ultimo set de puntos.
— Porque siempre dices que te da miedo y que nos meterán presas sí salimos — le recordó Sara mientras recogía la pelota, la cual no había alcanzado golpear con su raqueta.
— ¿Debe ser que lo digo porque es cierto? — gritó y con mi rabillo del ojo vi que había cruzado sus brazos sobre su pecho.Tengo la fiel opinión que Sara y yo no estuviéramos vivas, libres o sanas sí no tuviéramos a Jessy en nuestras vidas y es que, mas de la mitad de nuestros impulsos se ven frenados gracias a su muy "responsable criterio", aún así, es mas que nuestra amiga, nuestra hermana y es que en mi caso llevo mas de diez años conociéndola, exactamente tenia 3 años cuando nos vimos en aquella sala de preescolar, a partir de ahí ya tuve compañía no solo en mi familia por Sara, sino también, en la escuela; gracias a Jessy. Desde ese momento siempre eramos nosotras tres contra todo, de hecho nuestros padres siempre han coincidido que eramos las tres mosqueteras aunque con el pasar de los años nos hemos convertidos en "sus tres mosqueteras del terror" o incluso mi tío, el padre de Sara, nos ha llegado a llamar "el trío del mal".
¡Falacias! Nuestro único objetivo ha sido: acompañarnos, apoyarnos y ayudarnos la una a la otra aunque en ocasiones terminemos perdidas, borrachas o incluso inconscientes, en fin, nada que una bebida energizante, suero, dormir o vomitar; no solucionen. Éste era nuestro mundo, nuestra vida y nuestra realidad; aquella que nos hizo salirnos u olvidar lo que realmente cada una vivía en su día a día que en mi caso, solía ser una completa pesadilla.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Подростковая литератураLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...