CAPITULO 6 ¡Quiero que seas mía!

4 1 0
                                    


— Buenos días — escuche a lo lejos una voz, sentí unos besos en el cuello, me di la vuelta y me arrope.

Escuché una risilla a lo lejos y volví a caer dormida, sentí como si hubiesen pasado horas y horas cuando volví a reaccionar, estaba debatiéndome entre si era un sueño o si fue verdad que alguien me había besado, abrí los ojos y no reconocí el lugar, era una habitación muy formal en tonos grises me levanté, tenía una playera azul que llegaba a la mitad de mis muslos aun tenia mis medias, me toque e igual tenia mi ropa interior, suspire aliviada. Caminé por el cuarto y no había nadie recordé que con la última persona que me vi ayer fue Abbel, decidí salir del cuarto era un apartamento que se veía amplio de dos pisos, salí a un pasillo donde se veía una baranda que da vista a planta baja y podías ver de frente la cocina con una barra desayunadora y un juego de comedor de lado izquierdo se veía un ventanal enorme que hacía de pared y al acercarme al borde de la baranda vi la sala y ahí estaba él acostado en el sofá, se dio cuenta que estaba ahí porque levanto la vista apenas me asome a la baranda.

— Buenos días — dijo con su tono de voz sexy, estaba semi—vestido, llevaba unos pants de algodón color gris y no llevaba franela y su pecho y abdomen lucían perfectos

— Buenos días — respondí medio dormida.

— Puedes bajar, estamos solos — dijo ¿cómo que estamos solos? ¿Vive con alguien? Le hice caso y bajé, me senté al otro extremo del sofá el igual se sentó y me rodó hacia él, me dio un beso en la boca.

— Intenté despertarte para que desayunaras pero estabas muy dormida — «entonces no era un sueño alguien me besó» pensé.

— lo siento, aveces me cuesta despertarme — declare — ¿dónde estamos? No me llevaste a mi casa ¿qué paso? — continúe hablando.

— Estamos en mi departamento — respondió e hizo una pequeña pausa — intenté llevarte a la dirección que me dijiste entre dormida pero fue imposible saber con exactitud si era la dirección correcta y aun llevándote no me parecía prudente dejarte en el piso tirada e inconsciente o llamar a la puerta de tu casa a las 5 am y entregarte inconsciente a tus padres, lo más sensato que me pareció fue traerte aquí — me explicaba pero yo no podía dejar de verle los labios mientras hablaba, aun y cuando termino seguía observándolo — ¿Me estas escuchando? — pregunto y su pregunta me hizo reaccionar.

— Eehh ¡sí! Si está bien tienes razón no podías dejarme así... — dije y me detuve por un rato, él rompió el silencio.

— ¿Tienes hambre? — mientras preguntaba se levantó y fue a la cocina yo lo seguí.

— Algo — confesé.

— ¿Comes pizza? Hay pizza en la nevera, ¿Haces dieta? ¿Pido algo? — no pude evitar reír de su cara de "no sé qué hacer"

— La pizza está bien — sacó una caja de pizza del refri y puso unos slice a calentar mientras lo hacia una duda llegó a mi mente — ¿hicimos algo? — me miro intentando descifrar a que me refería.

— Ehh sí lo dices con respecto a estar juntos, no — se encogió de hombros

— Solo dejamos a tus amigas y dimos unas vueltas luego te dormiste, te traje, te cambié y ¡voila! Aquí estás — caminé hacia donde él estaba y me acerqué lo más que pude.

— ¡Qué bueno! — exclamé, levanté mi cara con la esperanza que él bajará la suya, se me hacía imposible darle un beso — no me hubiera gustado estar contigo y no poder recordarlo — confesé y creo que entendió mis intenciones, así que, bajó su cara colocándola justo sobre la mía, lo besé y él respondió mi beso, me pegó a la barra y continuamos basándonos hasta que el sonido del microondas nos interrumpió, lo que hizo que nos separáramos.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora