— Buenos días — escuche a lo lejos una voz, sentí unos besos en el cuello, me di la vuelta y me arrope.
Escuché una risilla a lo lejos y volví a caer dormida, sentí como si hubiesen pasado horas y horas cuando volví a reaccionar, estaba debatiéndome entre si era un sueño o si fue verdad que alguien me había besado, abrí los ojos y no reconocí el lugar, era una habitación muy formal en tonos grises me levanté, tenía una playera azul que llegaba a la mitad de mis muslos aun tenia mis medias, me toque e igual tenia mi ropa interior, suspire aliviada. Caminé por el cuarto y no había nadie recordé que con la última persona que me vi ayer fue Abbel, decidí salir del cuarto era un apartamento que se veía amplio de dos pisos, salí a un pasillo donde se veía una baranda que da vista a planta baja y podías ver de frente la cocina con una barra desayunadora y un juego de comedor de lado izquierdo se veía un ventanal enorme que hacía de pared y al acercarme al borde de la baranda vi la sala y ahí estaba él acostado en el sofá, se dio cuenta que estaba ahí porque levanto la vista apenas me asome a la baranda.
— Buenos días — dijo con su tono de voz sexy, estaba semi—vestido, llevaba unos pants de algodón color gris y no llevaba franela y su pecho y abdomen lucían perfectos
— Buenos días — respondí medio dormida.
— Puedes bajar, estamos solos — dijo ¿cómo que estamos solos? ¿Vive con alguien? Le hice caso y bajé, me senté al otro extremo del sofá el igual se sentó y me rodó hacia él, me dio un beso en la boca.
— Intenté despertarte para que desayunaras pero estabas muy dormida — «entonces no era un sueño alguien me besó» pensé.
— lo siento, aveces me cuesta despertarme — declare — ¿dónde estamos? No me llevaste a mi casa ¿qué paso? — continúe hablando.
— Estamos en mi departamento — respondió e hizo una pequeña pausa — intenté llevarte a la dirección que me dijiste entre dormida pero fue imposible saber con exactitud si era la dirección correcta y aun llevándote no me parecía prudente dejarte en el piso tirada e inconsciente o llamar a la puerta de tu casa a las 5 am y entregarte inconsciente a tus padres, lo más sensato que me pareció fue traerte aquí — me explicaba pero yo no podía dejar de verle los labios mientras hablaba, aun y cuando termino seguía observándolo — ¿Me estas escuchando? — pregunto y su pregunta me hizo reaccionar.
— Eehh ¡sí! Si está bien tienes razón no podías dejarme así... — dije y me detuve por un rato, él rompió el silencio.
— ¿Tienes hambre? — mientras preguntaba se levantó y fue a la cocina yo lo seguí.
— Algo — confesé.
— ¿Comes pizza? Hay pizza en la nevera, ¿Haces dieta? ¿Pido algo? — no pude evitar reír de su cara de "no sé qué hacer"
— La pizza está bien — sacó una caja de pizza del refri y puso unos slice a calentar mientras lo hacia una duda llegó a mi mente — ¿hicimos algo? — me miro intentando descifrar a que me refería.
— Ehh sí lo dices con respecto a estar juntos, no — se encogió de hombros
— Solo dejamos a tus amigas y dimos unas vueltas luego te dormiste, te traje, te cambié y ¡voila! Aquí estás — caminé hacia donde él estaba y me acerqué lo más que pude.
— ¡Qué bueno! — exclamé, levanté mi cara con la esperanza que él bajará la suya, se me hacía imposible darle un beso — no me hubiera gustado estar contigo y no poder recordarlo — confesé y creo que entendió mis intenciones, así que, bajó su cara colocándola justo sobre la mía, lo besé y él respondió mi beso, me pegó a la barra y continuamos basándonos hasta que el sonido del microondas nos interrumpió, lo que hizo que nos separáramos.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Dla nastolatkówLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...