Ya era de madrugada cuando Abbel nos dejó en casa de mis tíos, me aferré a su cuello para que nuestro beso no terminará, él sostenía mi barbilla con sus dedos.
— Barbara vámonos — me apresuró Sara desde atrás.
Abrí mis ojos y me separé lentamente de Abbel quien me dedicó una última sonrisa, salí del carro mientras me despedía de Danny para luego correr hasta la casa con Sara, a Jessica, Rob la había llevado hasta su casa por lo que solo éramos nosotras dos.
La tormenta se desató el día siguiente cuando mis padres fueron por mi después de la hora del almuerzo cuando apenas Sara y yo íbamos reaccionando, en realidad no escuchaba mucho lo que peleaban porque entre mi dolor de cabeza, mi resaca y mis náuseas se debatían quién se apoderaba de mi atención. Mis tíos igual estaban muy enojados, lo que a ellos más les ofendió fue que perdimos el día de clases por andar borrachas, Sara y yo nos miramos e hicimos un esfuerzo para no reír.
— Era mi cumpleaños, solo lo celebramos — se excusó Sara.
—El sábado fue tu cumpleaños, Sara Clarise — la reprendió mi tío — ¿como van a pretender terminar de festejar hasta el lunes?
— No terminamos el lunes, terminamos ayer — lo corregí mientras daba pequeños masajes en mi cien.
— Llegaron hoy a las 3 de la madrugada Barbara — regañó mi tía y decidí callarme.
— Barbara Cristine Biancci Richter es increíble como destrozas en una sola oportunidad todo lo que habías construido durante semanas — grito mamá y solo voltee mis ojos.
— Pero no hicimos nada malo ¿Por qué hacen tanto escándalo? — reproché con frustración y Sara apretó mi mano para que me callara.
— Es mejor que guardes silencio, Barbara — sentenció mi padre, quien había estado en silencio hasta ese momento — ustedes dos no se cansan de romper las reglas y los límites, al mínimo descuidó arrasan con la mínima confianza que construyen, estoy llegando al borde del límite de mi paciencia y sí siguen así yo mismo me voy asegurar de separarlas aunque le cuesta la salud mental a quien sea. — amenazó mi padre y sabía que se refería a mí, poco después salió y mi tío lo siguió, mi mamá y mi tía se quedaron hablando con nosotras.
— Mamá solo fuimos a la playa, no hicimos nada del otro mundo — protestó Sara más tranquila, yo solo me quedé en el rincón del sofá abrazando mis rodillas y con mi ceño fruncido — era mi cumpleaños.
— No sé trata solo de eso, Sara ¿Cómo se van a ir a la playa con personas que ni conocemos? Estando tomadas y aún así se atreven a venir al día siguiente, aún más tomadas, pierden clases y actividades como si nada ¿Que es lo siguiente, Sara? No sé pasen. Tu eres la mayor, se supone que tú debes medir las consecuencias, cuidarlas y mira todo ésto. — se quejó mi tía con tono de voz preocupada.
Levanté mi cara un momento y mi mamá estaba mirándome con los brazos cruzados debajo de su pecho yo solo evité mirarla. Después de media hora más de sermón nos dejaron subir para vestirnos, así que tomamos un baño mientras nos estábamos vistiendo hablábamos del la regañiza y nos preguntamos como le había ido a Jessy, luego Sara exclamó.
— Pero lo bailado — vaciló antes de terminar la frase por lo que me adelanté en terminarla.
—Nadie nos lo quita — terminé de decir y ambas reímos en carcajadas. Poco después entró mi madre a decir que en 10 minutos nos iríamos y asi fue, demás está decir que en el camino nadie dijo ni una sola palabra.
A Jessica no la vi sino hasta el martes en clases, igual se sentía mal, le ardía su piel y conservaba rastros de resaca así como yo. También la habían regañado y de hecho, a ella si le hicieron venir a clases el lunes por lo que me burlé. A partir de ese día evite salir o hacer cualquier otra cosa que altere más a mis padres y es que se acercaba el cumpleaños de Abbel, exactamente faltaban 10 días. Decidí empezar a planear su regalo, mientras tanto solo lo veía los miércoles en mi hora de práctica, la cuál me habían suspendido temporalmente porque usaban las instalaciones para entrenar a los profesionales debido a las próximas olimpiadas, claro eso no se lo dije a mis padres por lo que cuando ellos me dejaban en el campus, Abbel iba por mí.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
JugendliteraturLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...