CAPITULO 76. el nuevo primo

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Vi la hora y decidí tomar un baño, me vestí y vi que siguió dormido así qué decidí bajar a ver TV en la sala, me sorprendió que Daniel tampoco estaba por lo que imaginé que igual dormía pero me di cuenta que no cuando dos horas después cruzó la puerta de la entrada. Resulta que estaba en el gimnasio, cuando me preguntó por Abbel y le respondí que hacía se rió y se burló, luego subió a su cuarto y poco después bajó Abbel quien se acostó encima de mí y usó mi pecho como almohada, yo me quedé acariciando su espalda desnuda con mis uñas.

— ¿Por qué no me despertaste? — inquirió y yo deposité algunos besos en su cabeza.

— Estabas tan cansado que roncabas — le expliqué.

— ¿Lo hice? — preguntó levantando su cara la cual estaba sorprendida y yo solté una risita y asentí con mi cabeza — no sabía que masajeabas tan bien, amor me siento demasiado relajado — dijo con entusiasmo y volviendo acostar su cabeza en mi pecho.

— He sido deportista toda mi vida, algo tengo que aprender de tantas contracturas musculares — dije y él rió.

En la misma posición nos quedamos viendo una película durante todo el rato, hasta que Daniel bajó protestando porque no le habíamos hecho cena aún y es que realmente ya eran pasadas las nueve, ofrecieron ir a un lugar a comer pero les recordé que yo no estaba en el país, lo que los hizo reír pero les propuse que podríamos comprar algo y pasarlo a buscar y tomamos esa alternativa. En el camino íbamos bromeando y Daniel usaba la situación para actualizar la lista de bromas y chistes.

— Así que así se siente ser un secuestrador — dijo desde los asientos de atrás Abbel respondió que si — ¡Chale! Que bajo caímos — exclamó y yo rompí en carcajadas — ¡Oye tu, cosita! Y ¿hasta cuándo invadirás la atención de mi hombre? — inquirió fingiendo celos pero su pregunta no fue lo que me hizo voltear a verlo y quedarme fijamente mirándolo — ¿Que? — me preguntó frunciendo su ceño.

— ¿Dónde escuchaste eso? — Pregunté sorprendida y volvió a preguntar ¿Que? Fue cuando respondí — el "cosita" ¿De dónde lo sacaste? — pregunté y él se calló como sí le estuviese preguntando los números de la lotería — ¿Estás saliendo en privado con Sara? — lo interrogué.

— No — negó rápidamente, Abbel fijó sus manos al volante y su mirada a la carretera casi sin pestañear.

— ¡Claro que sí! — contradije — solo ella en todo el mundo me dice de esa manera, nunca nadie — pausé y sin terminar mi frase afirmé — están saliendo, Daniel.

— No, fue solo casualidad y ¿Por qué te dice así? — preguntó extrañado, Abbel había empezado a reír y noté como miró a Daniel a través del retrovisor.

— Porque cuando nací era pequeña y desde entonces siempre me dice así, a ver eso ni importa ¿Por qué lo ocultan? — retomé mi investigación.

— No ocultamos nada porque no tenemos nada — aseguró Daniel.

— Dan es una tumba, amor, no le vas a lograr sacar nada — dijo Abbel intentando ayudar a Dan mientras entraba a la fila del pick-up de un restaurante asiático.

— ¿Por qué? ¿Quien te hizo tanto daño? — pregunté aún mirándolo.

— Concéntrate en pensar que vas a pedir para que no tardemos una hora ordenando — dijo y yo reí al notar su afán para cambiar el tema.

— Bien, solo te diré que sí no fue casualidad y fue de ella que supiste de la existencia de éste apodo, no sé que te contó pero quiere decir que te tuvo mucha confianza cosa que ella jamás tiene, so... — hice una pequeña pausa — cuídala, sé sincero con ella — le guiñé el ojo y recobré mi postura en mi asiento, vi como Abbel intentaba ocultar su risa.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora