CAPITULO 2. CON TODO RESPETO ¿CÓMO TE LLAMAS?

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¡A medida que avanzaba el tiempo creo que iba haciendo efecto en mí el humo, sentía como la falda de mi vestido rozaba mi pierna causando qué me estremezca, ahora notaba como el chico elegante solo me miraba y sonreía ¡Dios era el infierno! No podía evitar morderme el labio cada vez que lo veía sonreír. Era como si el deseo aumentaba cada vez más y más, disimuladamente me levante y me aleje fui hasta la barra donde habían muchos tragos, me serví uno el cual me tomé de golpe y me senté en una banca, estaba en el patio y solo dejé que la brisa me acariciara.

En cierto momento abrí mis ojos y acomode mi cabeza ya que había dejado que se fuera hacía atrás noté que a lo lejos él estaba recostado al marco de la puerta de vidrio, solo me miraba «ese hombre no podría ser más sexy» pensé, cuándo se aseguró que lo miraba se volvió en sí y camino hacia el interior de la casa no pude evitar no seguirlo creo que la compostura de su cuerpo fue lo que me indicó, le pisé los pasos hasta que llegamos a lo que era la cocina, estaba inmensa y en el centro había un mesón de mármol, él se volteó a esperar que yo terminara de llegar simplemente me detuve frente a él

— Cómo te sientes? — me preguntó, hablaba despacio y en un murmullo ronco — siéntate, te daré agua — me senté en unas sillas altas que había frente al mesón, él solo abrió el refri y me dio un vaso de agua, supongo que conocía esa casa porque sabía dónde estaba todo — el efecto bajará poco a poco — me dijo con seguridad.

— Eres experto en esto? — pregunté con un tono sarcástico, él sólo se rió y se recostó a la barra acercándose más a mí.

— No, pero creo que lo domino un poco más que tú — dijo en un tono burlón — ¿lo habías hecho antes? — preguntó seguro de la respuesta que iba a dar yo.

No — respondí automáticamente —

No pasa nada, no es nada malo — se acercó a mí y guardó un mechón de cabello detrás de mi oreja — no hace daño, solo debes tener cuidado — mientras decía estas palabras se acercaba lentamente a mi hasta que su cuerpo estuvo totalmente frente al mio e incluso su cara sobre la mía a una distancia cero de mis labios.

— De qué? — pregunté y solo por el movimiento de mis labios hacia que estos se rozaran—

— Del efecto, te vuelve vulnerable a otros — dijo de forma calmada.

Mi corazón latía como nunca, deseaba tanto besarlo y tenerlo tan cerca de mi solo me incitaba a comerme sus labios, abrí ligeramente mis piernas para que él se pudiera acercar más a mi cuerpo y creo que lo entendió porque en automático se acercó más a mí al punto que cada una de mis piernas estaban a lado de su cadera, acto seguido pasó su mano por mí cintura y me besó.

Su beso era intenso, apasionado como si llevará una vida deseándolo, su lengua invadió mi boca, sus labios se comían los míos, nuestras lenguas se encontraban y parecía que bailaban al mismo ritmo, cuando menos me di cuenta una de mis manos se aferraba a su brazo y la otra se aferraba al hombro del brazo con el que sujetaba mi cintura. Ese hombre besaba de forma majestuosa, separo su cara de la mía solo se escuchaba la música al fondo y nuestras respiraciones agitadas, mi corazón parecía un tambor latía tan fuerte que sentía que se podía escuchar, sentía como si por mis piernas subían centenares de hormigas y mi sexo simplemente nadaba en fluidos, este chico descontroló mi sistema y solo con un beso; al abrir los ojos y ver su enorme sonrisa blanca me saco de mis pensamientos.

— Como te decía te hace vulnerable — repitió lo antes dicho, podía ver la satisfacción en sus ojos parecía que me leyera la mente —toma tu agua — dijo nuevamente, obedecí y acabé mi vaso de agua, lo asenté en el mesón — ¿quieres algo más? — me preguntó, su tono de voz volvía a ser cálido, calmado, tierno.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora