CAPITULO 68. Bienvenido sea febrero o ¿no?

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Cuando iniciaba febrero me emocioné muchísimo ya que no solo íbamos a celebrar San Valentín sino que también íbamos a celebrar un aniversario de habernos conocido ¿Cómo es que llevábamos un año contra todo pronóstico?

— ¿Y sí duran toda la vida así? — fantaseo Sara junto a mi mientras me daban ideas.

— ¡Ay sí! Por supuesto que es posible — dijo Jessy con sarcasmo.

— Pues ya llevamos un año — dije encogiéndome de hombros a lo que Sara respondió "touché"

Abbel y yo hablamos de irnos de viaje o pasar el fin de semana en las cabañas de la otra vez, sin embargo, yo debía planificar algo más importante y era el poder escaparme de mis padres. Dada mi inexplicable tranquilidad y buen comportamiento mis padres no vieron mal que me fuera el fin de semana de carnavales a casa de Jessica quién realmente se iría con Sara y Danny a La Puerta, mientras que Abbel y yo iríamos a unos chalés que quedaban en ese mismo pueblo pero en las montañas, fuimos el fin de semana entre San Valentín y carnavales así que quedó perfecto todo el plan. El lunes nos encontraríamos con ellos para pasarla juntos y ya el martes en la mañana nos regresaríamos, Abbel y yo estábamos emocionados por el fin de semana ya que por fin estaríamos solos varios días, no dejaba de ver su sonrisa mientras conducía y en ocasiones él me lanzaba algunas miradas.

Llegamos al chalé y era de ensueño, ahí podría vivir toda la vida si él me lo proponía, justo así alejado de todo, en el fondo tenía un amplió río y al rededor muchos pinos.

— Está precioso ¿Verdad? — preguntó parándose a mi lado y yo asentí aún estupefacta.

Hacia mucho frío así que nos apresuramos a entrar, una vez dentro acomodamos las cosas y nos pusimos cómodos en una silla colgante alado del ventanal mientras tomábamos chocolate caliente. Se respiraba tanta paz y tranquilidad, él acariciaba mi brazo con su mano libre y yo solo veía hacia el río.

— Y ¿Sí nos quedamos aquí a vivir? — preguntó como sí me hubiera leído la mente por lo que reí.

— Me parece buena idea — acepté y me moví para verlo.

— ¿Serías capaz de casarte conmigo?— me preguntó dándome un beso en los labios.

— Tu pregunta se responde sola, Abbel — repliqué mientras acariciaba su mejilla con mis dedos — la pregunta es ¿Si tú dejarías todo para casarte conmigo? — inquirí mientras tenía mis ojos cerrados disfrutando de sus múltiples besos de picos.

— Barbara ya te lo dije, tu eres mi todo — respondió dejando de besarme así que, abrí mis ojos y lo vi — he llegado a la conclusión que no me importaría empezar desde cero con tal de conservarte a mi lado — yo tomé una bocanada de aire él guardó un mechón de cabello detrás de mi oreja — solo que hay una pequeña condición — dijo y el aire de romance se desvaneció, yo arqueé mi ceja él sonrió — no vamos a pisar ni el altar, ni siquiera, un registro hasta que no te gradúes.

Puse mis ojos en blanco y dije "si es como mi padre" justo después reaccioné y los abrí como dos huevos fritos, él soltó una risa de villano por lo que salí corriendo pero con tres pasos que dio me atrapó.

— Amor no es justo, ya el jueves pasado discutimos por ésto, ya no más — reclamé mientras me llevaba cargada en su hombro como si fuera saco de papa.

Y es que el jueves después del incidente del antro se cobró los 10 azotes que me prometió por lo que me enoje ya que, yo sostengo que solo me los sentenció porque estaba enojado por descubrirlo mientras que él sostenía que ya estaba cansado de decirme que es de mala educación andar volteando los ojos y yo aún sigo haciéndolo pero ¿Que más da? Así soy yo, siempre lo hago. Cómo quiera me sentó en sus piernas no sin antes bajar mi pantalón y aunque pensé que me azotaría las nalgas, solo introdujo dentro de mi el aparatito vibrador de la otra vez, subió mi pantis y luego me levantó y subió mi pantalón por lo que lo miré confundida.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora