Abbel me dejó en los bolos donde me encontraría con Sara y Jessy pero antes de bajarme del carro me jaló de mi mano y me abrazó.
— Piensalo, por favor — suplicó en mi oído mientras lloraba — no me dejes Barbara, sé que no te merezco y tú mereces mucho más que un tipo como yo pero te lo suplico, no me dejes. Te prometo que esto más nunca va a pasar, por favor amor, Piénsalo — suplicó una vez más
Mi corazón se volvió aún más pequeño de lo que estaba, el sonido de sus latidos se escuchaba con facilidad en su pecho, estaban descontrolados y eso hacia que los míos igual lo estuviesen pero no podía, por más que quería besarlo y consolarlo, no podía, así que solo respiré su olor una vez mas y saqué la fuerza de donde no la tenía para separarlo de mi. Me bajé y fui hasta el lugar vi que Abbel aún seguía ahí estacionado, intenté limpiar mis lágrimas para que las chicas no pelearán pero fue inútil porque igual se dieron cuenta e igual pelearon porque siempre termino llorando cuando estoy con él, lo cierto es que ellas no saben la realidad solo que discutimos. No quiero imaginar que haría Sara si se enterase de eso, así que solo mantuve mi mentira y ellas aún seguían peleando que siempre era lo mismo.
Intenté pasar la tarde tranquila pero la voz y la cara de Abbel no se iban de mi cabeza, aún así hice mi mejor esfuerzo. El viernes decidí quedarme en la casa e igual el sábado, y es que las chicas me invitaron a una piscinada en casa de unos amigos de Sara pero era imposible que yo pudiese ir ¿Cómo iba a explicar las marcas de mis nalgas?. En la tarde una avalanchas de llamadas de Abbel me llegaron, estaba sola en la casa y decidí dejar el teléfono a un lado para no verme tentada en responderle, por una extraña casualidad camine cerca de una de las ventanas que daban a la calle y vi que el carro de Abbel estaba estacionado a un lado de mi casa. Ahora sí enloqueció, pensé, cogí mi teléfono y lo llamé.
Al final terminamos hablando por horas, estaba totalmente ebrio decía tonterías de las cuales me reía me pidió múltiples veces que bajara, que necesitaba verme o besarme, literalmente me rogó y hubiese aceptado pero llegaron mis padres, por suerte ya él se había ido. Tengo que aceptar lo difícil que se me hacía ignorarlo o no hablarle por lo que siempre terminaba hablando con él, aguanté no verlo e ignorarlo hasta el siguiente sábado cuando me enteré que Daniel había invitado a Sara a ir con ellos a las carreras de auto por lo que me invite sola, no quería quedarme sin hacer nada.
En el lugar no era mucho lo que se hacia más que tomar y estar pendiente de las competencias que te llamaran la atención pero ni siquiera era algo que Sara y yo entendíamos mientras que ellos estaban pendientes de que carros iban a correr y cuál ganaría según sus características. Unas chicas aplicaron la técnica que a veces nosotras hacíamos, acercarnos a los grupos; lo que me puso tensa porque a ser sincera solo éramos Sara y yo, y los chicos eran 5 y ellas eran tres pero, seamos sinceros, Rob no cuenta al momento de reclamar pretendientes y ellas no se veían dispuestas a quedarse solas pero tampoco debía reclamar que no se acercara a Abbel porque en teoría no éramos nada y además yo misma lo terminé.
Los chicos eran "amables" como siempre y de hecho ya Ángel bromeaba más de cerca con una, Daniel la verdad estaba entretenido explicandole a Sara lo de las carreras y pensé ¡Bien jugado! Yo por mi parte no podía hacer mucho más que mirar, aunque mi ansiedad empezó a descontrolarse cuando una de las chicas le hablaba directamente a Abbel y me dio impaciencia, por más que intentaba ver hacia otro lado no podía ignorar la situación. No sé que había dicho él que ella se rió e incluso en su "ataque de risa" lo agarró del brazo, mi mandíbula se tensó y no pude aguantar más así que fui hasta su lado y me paré muy pegada a él.
Abbel me miró y sonrió, depositó un beso en mi frente y me tomó de la mano, la chica se extrañó y poco a poco se fue alejando, Abbel me abrazó y aunque intenté estar seria con él pero buscó la manera de hacerme reír,
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Ficção AdolescenteLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...