Fue una mañana verdaderamente intensa, lo bueno es que todo estaba mejorando y ya no me fatigaba tanto como las semanas anteriores sin embargo, no llegaba aún ni a la mitad del rendimiento que necesitaba, a la hora del almuerzo el chófer me llevo mi comida lo cuál me hacía enojar, significaba que me quedaría todo el día ahí, llamé a mis padres y ambos estaban ocupados así que maldije para mis adentros, luego llame a Abbel pero igual estaba ocupado por lo que me quedé a almorzar en el área de descanso y el entrenador me dijo que luego me harían alguna evaluación más y me podría ir, como todo terminaba a las 3, yo aproveché en decirle a mis padres que me desocuparía tarde, porque tenía doble entrenamiento y lo bueno es que no refutaron.
A eso de las 5 Abbel fue por mi, debí tomar un baño porque estaba asquerosamente sudada, me había puesto unos shorts de entrenar con una franela tipo oversize y claro, mis tenis. Cuando me subí al carro estaba un poco enojada y con desánimo así que solo lo saludé diciendo "hola", no le preste mayor atención ya que le estaba explicando a mi mamá por mensajes por qué me quedaría hasta tarde y que mejor me iba con Nati una amiga y compañera de equipo, sin embargo, de momento a otro Abbel me sorprendió arrebatando mi teléfono.
— ¿Puedes dejar el teléfono a un lado y prestarme atención? — preguntó enojado, yo protesté.
— Abbel estoy hablando con mi mamá — dije enojada y él solo guardo su teléfono entre sus piernas.
— Luego la llamas — respondió igual enojado — te pregunté cómo estuvo tu día — dijo y la verdad me sorprendí porque nunca escuché eso.
Le respondí que bien y le pregunté por el suyo me contó todo lo que había hecho y por un momento se me bajo el enojo, en un semáforo en dónde nos detuvimos le di un beso al que él respondió. Por alguna extraña razón no le pregunté a dónde íbamos solo dejé que me llevara cuando de repente vi que entró al estacionamiento de una clínica de la ciudad y buscó estacionarse.
— Abbel — llamé su atención y una vez que la obtuve pregunté — ¿a dónde vamos? — dije asombrada y el me convidó a bajarme del carro, fue hasta mi puerta la abrió y casi a jalones me sacó — dime a dónde estamos yendo — exigí.
— Con una doctora — respondió tranquilo y llevándome casi a rastra.
— Pero Abbel ya estoy bien, en la academia me están tratando todo — respondí creyendo que iríamos a consultar por mi anemia.
— No vinimos por eso — respondió entrando al lobi de la clínica, luego se acercó a recepción y pregunto por una doctora, nos indicaron que estaba en el 5to piso y nos dirigimos al ascensor una vez ahí me dijo — estamos yendo con una ginecóloga — yo abrí mi boca y sentí como la sangre corría más rápido por mis venas.
— Abbel no... — fue lo único que alcance a decir antes de que se abrieran las puertas del ascensor.
Me llevo hasta el vestíbulo dónde estaba la secretaria y nos indico que nos sentemos que tiene pacientes la doctora así que obedeció y me llevo hasta las sillas más lejanas una vez ahí alcance a decir.
— Abbel vamos, no, no debemos estar aquí — dije tartamudeando.
— Si, si debemos — dijo y ésta vez era él quien miraba su cel.
— Abbel estoy bien, yo no quiero, es que es incómodo ademas no estoy embarazada — dije atropellando mis propias palabras él solo me miró y luego hablo.
— A ver Barbi no estamos aquí porque estés embarazada, estamos aquí porque estás teniendo relaciones y ni siquiera tienes un control, está bien si al final de la consulta quieres optar porque usemos preservativo pero aún así debes saber que tienes que hacer para cuidarte a ti misma, sin contar que necesitas conocer la salud de tu amiga — dijo con toda la calma del mundo.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Novela JuvenilLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...