CAPITULO 33. Una visita al Doctor.

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Fue una mañana verdaderamente intensa, lo bueno es que todo estaba mejorando y ya no me fatigaba tanto como las semanas anteriores sin embargo, no llegaba aún ni a la mitad del rendimiento que necesitaba, a la hora del almuerzo el chófer me llevo mi comida lo cuál me hacía enojar, significaba que me quedaría todo el día ahí, llamé a mis padres y ambos estaban ocupados así que maldije para mis adentros, luego llame a Abbel pero igual estaba ocupado por lo que me quedé a almorzar en el área de descanso y el entrenador me dijo que luego me harían alguna evaluación más y me podría ir, como todo terminaba a las 3, yo aproveché en decirle a mis padres que me desocuparía tarde, porque tenía doble entrenamiento y lo bueno es que no refutaron.

A eso de las 5 Abbel fue por mi, debí tomar un baño porque estaba asquerosamente sudada, me había puesto unos shorts de entrenar con una franela tipo oversize y claro, mis tenis. Cuando me subí al carro estaba un poco enojada y con desánimo así que solo lo saludé diciendo "hola", no le preste mayor atención ya que le estaba explicando a mi mamá por mensajes por qué me quedaría hasta tarde y que mejor me iba con Nati una amiga y compañera de equipo, sin embargo, de momento a otro Abbel me sorprendió arrebatando mi teléfono.

— ¿Puedes dejar el teléfono a un lado y prestarme atención? — preguntó enojado, yo protesté.

— Abbel estoy hablando con mi mamá — dije enojada y él solo guardo su teléfono entre sus piernas.

— Luego la llamas — respondió igual enojado — te pregunté cómo estuvo tu día — dijo y la verdad me sorprendí porque nunca escuché eso.

Le respondí que bien y le pregunté por el suyo me contó todo lo que había hecho y por un momento se me bajo el enojo, en un semáforo en dónde nos detuvimos le di un beso al que él respondió. Por alguna extraña razón no le pregunté a dónde íbamos solo dejé que me llevara cuando de repente vi que entró al estacionamiento de una clínica de la ciudad y buscó estacionarse.

— Abbel — llamé su atención y una vez que la obtuve pregunté — ¿a dónde vamos? — dije asombrada y el me convidó a bajarme del carro, fue hasta mi puerta la abrió y casi a jalones me sacó — dime a dónde estamos yendo — exigí.

— Con una doctora — respondió tranquilo y llevándome casi a rastra.

— Pero Abbel ya estoy bien, en la academia me están tratando todo — respondí creyendo que iríamos a consultar por mi anemia.

— No vinimos por eso — respondió entrando al lobi de la clínica, luego se acercó a recepción y pregunto por una doctora, nos indicaron que estaba en el 5to piso y nos dirigimos al ascensor una vez ahí me dijo — estamos yendo con una ginecóloga — yo abrí mi boca y sentí como la sangre corría más rápido por mis venas.

— Abbel no... — fue lo único que alcance a decir antes de que se abrieran las puertas del ascensor.

Me llevo hasta el vestíbulo dónde estaba la secretaria y nos indico que nos sentemos que tiene pacientes la doctora así que obedeció y me llevo hasta las sillas más lejanas una vez ahí alcance a decir.

— Abbel vamos, no, no debemos estar aquí — dije tartamudeando.

— Si, si debemos — dijo y ésta vez era él quien miraba su cel.

— Abbel estoy bien, yo no quiero, es que es incómodo ademas no estoy embarazada — dije atropellando mis propias palabras él solo me miró y luego hablo.

— A ver Barbi no estamos aquí porque estés embarazada, estamos aquí porque estás teniendo relaciones y ni siquiera tienes un control, está bien si al final de la consulta quieres optar porque usemos preservativo pero aún así debes saber que tienes que hacer para cuidarte a ti misma, sin contar que necesitas conocer la salud de tu amiga — dijo con toda la calma del mundo.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora