CAPITULO 10 ¡Es el momento de enseñarte limites!

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A lo lejos sentí besos en mi cuello, me di vuelta y abracé a Abbel sentía no solo su calor sino también una brisa caliente como si se hubiese dañado el aire acondicionado, él continuó basándome pero esta vez me besaba el hombro derecho, a lo lejos escuché un oleaje, ya va ¿qué? ¿Escuche bien? Me senté en la cama el cuarto no era el que ya conocía, todo era blanco y los muebles de madera miré a la derecha y había un ventanal con cortinas blancas y sí la playa estaba a unos metros, me levanté y fui hasta el pequeño balcón, la vista era hermosa y muy tranquila se venía también la arena y algunas palmeras a muy corta distancia, Abbel me sorprendió por la espalda y me preguntó por al oído.

- ¿Te gusta? - me preguntó y me dio un beso.

- Sí me gusta pero ¿cuando llegamos? - pregunté la verdad solo recuerdo quedarme dormida.

- Pues te pregunté el jueves si te gustaba el mar y anoche te pregunté si no te molestaba viajar, solo que tú, señorita - me volteo para quedar frente a él - tienes un vicio de quedar inconsciente en el carro de las personas - acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

- Estaba cansada - me justifique

- ¡Ah! ¿Estabas cansada? ¿Solo estabas cansada? ¿Ahora ves por qué voy por ti? Imagínate que te quedes dormida en casa de alguien, dime ¿qué pasaría? - su cara era perfectamente tierna no puedo dejar de ver esa mirada profunda y protectora.

- Ya, ya me disculpé - me besó yo solo le devolví el beso.

- Ya dejemos eso atrás - continuó basándome y mientras acarició mi pierna y subió su mano hasta mi espalda, rodee su cuello con mis brazos pero se separó de mi - ven a comer algo - se distanció más de mí y me tomó de la mano para llevarme a la planta de abajo.

Allí estaba la cocina, comimos y mientras lo hacíamos caí en cuenta que tenía una camiseta de él, Abbel se dio cuenta de mi descubrimiento

- Te llevaré por algo de ropa luego, te coloqué eso para que no durmieras con tu ropa ajustada - me confesó.

- Ok, está bien - dije, terminamos de desayunar y fuimos a darnos una ducha para salir a comprar algunas cosas entre esas algo que yo pueda usar mientras esté ahí.

Recuerdo que durante el desayuno pasó algo gracioso, Abbel no hizo café y la verdad lo necesitaba, por lo que alardee de mis dotes para hacer el café, claro que no contaba con que aquí no hubiese cafetera ¿QUIEN AÚN HACE EL CAFÉ EN OLLA? La verdad fue un desastre 1 el café se quemó además de que hizo espuma y se esparció por la estufa, 2 me quedó demasiado oscuro por lo que tuvimos que escupirlo al apenas probarlo, 3 no es divertido que pasen 30 minutos riéndose de ti. A donde fuimos era una plaza pequeña, el lugar era un pueblo con un lindo malecón, no había venido antes pero si me habían hablado de este lugar que queda cerca de la ciudad pero a las afueras, compré un traje de baño y ropa cómoda para estar en la casa, me llamó la atención una ropa de lencería e igual la compré, agradecí que no viera las cosas que metí así no se arruinaría la sorpresa.

Al terminar regresamos a la casa, me cambié de ropa y así estar más cómoda, aunque por supuesto me puse mi nuevo traje de baño y caminé por la arena, él al poco tiempo me alcanzó.

- ¿Siempre es así de solo y tranquilo esto? - pregunté, si había varias casas una muy separada de otra pero no había nadie, ni una sola persona.

- Generalmente - me respondió posándose frente de mí - son personas que viven en la ciudad y solo vienen en ocasiones.

- Uhmm - gesticulé - así que ¿en teoría estamos solos? - pregunté.

- En teoría, sí - vaciló - tal vez estén en sus casas.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora