Además de mi desayuno pedí que fueran a buscarme una mochila con todas las cosas que necesitaría para sobrevivir a ése día, así que cuando llegó saqué mi hooddie para que me protegiera del frío y mis audífonos. Llevaba unas cuantas páginas de una de mis novelas favoritas que representaba muchas veces como me sentía con respecto a las críticas que tengo sobre la forma tan cuestionable que le imponen a la mujer de amar, realmente se me hacia fácil leerla y aunque no era la primera vez igual la disfrutaba, estaba tumbada en uno de los sofás con mis piernas sobre el respaldo y con mis audífonos puestos, ya habían pasado las 5 pm y nada que me iba de ese lugar.
Me acomodé rápidamente cuando vi que el grupo de estudiantes estaban en una de las mesas redondas, me senté ocupando solo un asiento pero dándoles la espalda, sin embargo, antes de poder no verlos lance una mirada mas y noté que estaban estudiando con unos libros, como si estuvieran transcribiendo algo, dejé de mirar y seguí leyendo mi libro, al rato entro la secretaria de mi papá, Mari, y me dijo que mi padre no me llevará de vuelta aún porque seguirá hasta tarde por lo que bufee, sin embargo me dijo que podía pedirle al chófer que me llevase lo que me dio mucha vergüenza que lo hayan escuchado los otros, acepté y desde la puerta me dijo que cuando todo estuviera listo vendría por mi. Tomé mi teléfono que había dejado a un lado y noté que tenía un mensaje de Abbel desde hacía dos horas "siéntate bien" me decía, lo que significaba que llevaban mucho tiempo ahí y yo no me había dado cuenta.
— Bárbara ya el chófer está esperándote — me dijo Mari desde la puerta y yo maldije en mi mente.
Por alguna razón me daba vergüenza la posición en la que me dejaba al decir esas cosas, es como si no quisiera que ninguno de los de ahí me vieran como "la niña protegida de papi", recogí mis cosas rápidamente con ganas de desaparecer de ahí y me fui, lancé una última mirada por la pared de vidrio y solo una de las chicas me miraba, volteó rápidamente la mirada y yo seguí mi camino. Gracias a Sara que se había ido a dormir a mi casa esa noche, pude quedarme al día siguiente en mi casa pero nos dejarían encerradas, fue muy gracioso que en la tarde las alarmas de la puerta de la entrada se encendieron cuando abrimos la puerta para que entrara Jessy, mi padre nos llamó regañando nos pero luego se calmó cuando vio por las cámaras que no intentábamos salir.
— Eres una maldita desgraciada — me sentenció Jessica mientras la abrazaba y le pedía perdón. — ¡nada! Te recuerdo que te conozco muchos años antes que Abbel y ¿a quien corres a ver después de que llegas?
— A Abbel — respondió Sara desde el otro lado de la cama, yo seguía abrazada a Jessica.
— Jessy por favor entiéndeme lo extrañaba — le supliqué.
—¡Ah! O sea, ¿que a nosotras no? — dedujo ofendida.
— Siii las extrañe demasiado pero es que también extrañaba otra cosa que ustedes no me podían dar — me excuse y Sara hizo con su cuerpo un ademán sexual lo cual hizo que ella y yo riéramos a carcajadas.
— ¡Aaassh!! No vayan a empezar — dijo Jessy ofendida cruzándose de brazos.
Pasamos la tarde hablando y cuando llegó mi mamá nos trajo cena, por lo que comimos. Con Abbel solo me mensajeaba y no fue sino hasta el jueves en la tarde que me escape con Jessy para verlo, fue por mi a su casa y cuando entré al carro me saludó con un beso luego buscó en el asiendo de atrás y me dio el libro que estaba leyendo el martes.
— ¿Con que "La dama de las Camelias"? — me preguntó.
—¿Que tiene? — interrogue yo también.
— No sabía que leías ese tipo de libros — me confesó mientras manejaba.
— No me preguntas — dije encogiéndome de hombros.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Fiksi RemajaLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...