Con un movimiento sincronizado volteamos nuestra cabeza en dirección a las escaleras para cerciorarnos que Daniel ya se había ido, y en efecto empezaba a bajar las escaleras. Una vez que se perdió de vista por las escaleras Abbel me cargó de frente arrinconando mi cuerpo contra el de él y la pared, quitó mi franela junto con mi brasier y apretó mi cuello con su mano libre.
— Dime ¿Que quieres que esté servidor haga por usted? — ronroneó.
— Quiero que me recuerde que es lo que me hace estar loca por ti — le pedí y enseguida empezó a llevarme al cuarto.
Apenas entramos él me llevó a la cama y me lanzó en ella, bajó mi pantalón y luego mi pantie. Me giró para quedar sobre mi pecho en la cama y se trepó encima de mi espalda, levantó mi cabeza tomándome por el cuello y habló a mi oído.
— Por casualidad ¿Es ésto lo que la tiene loca por mi? — indagó dándome una nalgada, sonreí ante la sensación, me dio una más y dejé escapar de mi boca una bocanada de aire — creo que si es ésto a lo que te refieres... Pero dígame usted señorita, sí la debo castigar por los recientes hechos ¿Cuántas nalgadas le tendré que dar? Digo, porque es bastante larga la lista de pendientes — exclamó con elegancia, mordí mi labio para aguantar la risa y luego hablé.
— De ser así mi estimado caballero creo que unas simples nalgadas con su mano no serán suficientes para arreglar cuentas con ésta disidente servidora — hablé y me sorprendió lo ronca que estaba mi voz.
Parecía que le hubiera echado un balde de agua helada porque no solo se quedó quieto sino también, se bajó de mi espalda y se puso de pie. Yo me di media vuelta y lo miré, le dediqué una sonrisa llena de picardía, después levanté su polo hasta quitarla, me senté en la cama luego desabroché su cinturón y su pantalón de mezclilla, jalé su cinturón hasta quitarlo y lo doble a la mitad para después ofrecerlo. Abrió sus ojos en señal de sorpresa pero lo tomó.
— Tienes que estar muy loca — finalmente dijo y yo sonreí ampliamente ante la gracia que me generó su comentario — ¿Estás consciente de que ésto no solo te va a generar cosquilleo? — me encogí de hombros ante su pregunta — también sabes que te va marcar ¿Verdad? — inquirió nuevamente y apretó el cinturón en su mano yo solo asentí varias veces, él respiró profundo — Barbara ¿Estás consciente de lo que me estás pidiendo? — preguntó una vez más preocupado, sin embargo, la erección que se notaba en su pantalón demostraba que preocupación no era lo único que sentía.
— Sí — hablé finalmente.
Mi voz era un poco más gruesa y grave, y es que sentía tanta excitación dentro de mi que por toda mi piel sentía un curioso cosquilleo. Él entrecerró sus ojos y respiró profundo para luego dejar escapar el aire por su boca.
— Ponte en cuatro — ordenó luego de abrir sus ojos y mirarme fijamente.
Obedecí la orden y dejé de reprimir la tan exagerada sonrisa que hacia rato quería esbozar. Gemí de sorpresa cuando sentí que me tomó fuertemente de mi cabello y me jaló para quedar sobre mis rodillas, se pegó a mi cuerpo y susurró a mi oído
— Escúchame bien, apenas te empiece a lastimar vas a pedir firmemente que me detenga ¿Ok? — inquirió y yo asentí con mi cabeza — no aguantes más de la cuenta— ordenó una vez más y me dio un beso en el cuello — vamos a ver cuánto aguantas antes de suplicar piedad — dijo a mi oído y soltó mi cabello.Me dio un ligero empujón el cual hizo que mi cuerpo se desplomara en la cama, usó sus manos para levantar un poco más mi trasero con un ligero movimiento, sobó mis nalgas con una de sus manos. La adrenalina crecía en mi cuerpo, mis latidos se dispararon a cientos por minuto y un grito ahogado lance cuando sentí el primer impacto, azoté la cama con mi mano y apreté la sabana en mi puño, escuché como él soltó una bocanada de aire, el dolor fue intenso pero extrañamente no fue incómodo o paralizante, era una sensación tan extraña porque sobre mi piel se sentía como si millones de hormigas corrían por ella y dentro de mi sentía la necesidad de más, era un placer más cargado de morbo de lo que estaba acostumbrada a sentir.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Novela JuvenilLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...