El viernes Sara me invitó a quedarme con ella, mis padres pusieron poca resistencia solo me condicionaron a llevarme todo mi menú para el fin de semana. Lo bueno de portarme bien es que mis padres se relajan, la verdadera intención detrás de irme a casa de mi prima es que saldríamos ya que, debido a su inicio en la universidad salieron todo un itinerario de fiestas hoy por ejemplo iríamos al antro de moda, Atrio y el otro viernes, sería la novatada de su universidad.
Después de cenar, empezamos a vestirnos y maquillarnos. Yo decidí usar un vestido de color oro rosa con brillos, era de mangas caídas y escote cuadrado, se acentuaba en mi cintura y llegaba a la mitad de mi muslo, igual me hice una media cola y la decore con un lazo, por último, lo complete con sandalias de tacón, juró que recé antes de salir y no solo para que no nos pase nada, sino mas bien, para que Abbel esté ahí. El novio de Sara que se llamaba George fue por nosotras, cuando llegamos al lugar estaba súper animado y ya ahí estaban los amigos de George, nos presentaron con con todos y nos invitaron a tomar algo.
Barri el lugar con mi mirada pero no había rastros de Abbel. En el lugar había un chico, Omar, era muy guapo realmente, era rubio de cabello corto, tez pálida y ojos grises, sus labios eran de color rosa y aunque no era tan alto como Abbel, no podía quejarme de su estatura, solo que a diferencia de Abbel era delgado y no tenía tantos músculos, aún así por ocasiones le lanzaba algunas miradas creo que si las notó porque de momento igual me lanzaba algunas miradas. Omar en un momento se acercó a mi y ofreció llenar mi vaso una vez más y se quedó hablando conmigo
—Barbi ¿Verdad? — preguntó a mi oído, yo asentí con mi cabeza — ¿Estudias ingeniería? — inquirió.
Sara al igual que su novio y al parecer sus amigos, decidió estudiar ingeniería en telecomunicaciones ¡Y sí! Realmente le gustaba y le apasionaba la ingeniería. Yo negué con la cabeza.
—Derecho — le dije en su oído, en algún momento sabría que es mentira porque jamás me lo topare en la universidad.
— Llamaste mi atención desde que te vi — dijo a mi oído y colocando su mano en mi cintura.
Nos separamos una vez más y le dediqué una sonrisa, me invitó a bailar la canción que sonaba y nos extendimos tres canciones más, luego le pedí ir a la mesa por bebidas, puso su mano en mi espalda y fuimos hasta la mesa, me ofreció una bebida e igual se sirvió una, chocamos los vasos y lo tomamos, mientras dejábamos que nuestros cuerpos reaccionaran a la música seguíamos hablando, yo le dije "mi edad", lo que me gustaba hacer, el tipo de canciones que me gustaba bailar y en algunas cosas coincidíamos. A él igual le gustaba el deporte pero en su caso, el fútbol, me contó que lo solía practicar, también me contó que es nacido en Australia al igual que toda su familia pero que su padre trabaja en una refinería y fue transferido a este país, pero que la verdad ya llevaban muchos años, tantos, que su hermano menor de 8 años y es nacido aquí.
— ¿Y te gusta? — pregunté en su oído, refiriéndome al país.
— Muchísimo, es que eres impresionantemente hermosa — respondió guiñándome el ojo, me quedé mirándolo intentando entender y él solo se sonrió y bajo su cabeza, fue cuando comprendí y lance una risa enérgica, negué con mi cabeza aún riendo.
— Tu también me pareces lindo — dije en su oído y me miró a los ojos.
Sentí como de mis mejillas brotaba calor, así que preferí mirar hacia otro lado, aunque las oraciones funcionaron creo que el universo enredo los mensajes. Mi vista se cruzó con la de Abbel, quien estaba del otro lado de la baranda apoyado viéndome fijamente y de su cara brotaba la ira y el enojo, respiré profundo y aparté mi mirada, realmente no quería que arruinara el momento armando todo un show de pelea. ¿Desde cuándo habría empezado a ver? Le pedí disculpas a Omar por un minuto y me aparte de él, busqué en la cartera de mano de Sara mi celular, tenía una exagerada cantidad de llamadas y mensajes de Abbel, todos eran casi iguales menos el último que decia:
ESTÁS LEYENDO
Las chicas Biancci (TERMINADA)
أدب المراهقينLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...