CAPITULO 78. La llamada.

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No fue sino hasta las cuatro de la mañana que los muchachos nos dejaron en casa de Sara y las tres dormimos juntas.

Eran las siete cuando mi tía nos despertó, tomé un baño rápido y me eche casi toda la botella de mi perfume para disimular el olor a alcohol, mis tíos manejaron como locos y es que la vida de ellos dos, mi abuela, Sara y la mía dependía de llegar antes de las ocho y se estaba convirtiendo en una tarea difícil, al final lo logramos y con lágrimas en los ojos me despedí de ellos, no sin antes agradecerles por lo que habían hecho por mi. Me di mi tiempo antes de "salir" por la puerta de vuelos internacionales por la cual había logrado entrar gracias a una mentira; cuando salí mis padres ya se encontraban ahí.

Cómo lo había predicho las cosas continuaron desarrollándose de la misma forma, nada cambio mi casa seguía siendo mi carcel y mis padres mis carcelarios; ese domingo dormí todo el día y es que después del fin de semana que tuve lo necesitaba, ciertamente toda esa semana me dio fuerzas para enfrentar casi todo el mes de mayo, tenía que aceptar algo y era que poder hablar con los chicos y con las chicas por mi nuevo teléfono hacía todo mas fácil.

A finales de mayo cuando ya no sentía fuerzas llegó una celebración especial y fue el cumpleaños de Jessica lo que volvió a sacarme a flote y aunque no estuvieron los chicos, aunque fuera una reunión sencilla y familiar, aunque estuvieron mis padres y no hubo alcohol; pude ver a las chicas juntas, eramos las tres otra vez y eso me daba ganas de seguir aguantando. Lo cierto era que entre más pasaba el tiempo sentía más desgano, ansiedad y soledad, empezaba a dejar de saber cómo lidiar con eso. Junio me mantuvo enfocada en practicar ya que, había sido clasificada para viajar a Londres a competir y eso me hacía feliz pero también me hacía sentir ansiosa.

Al final, fueron tres semanas fuertes, determinantes, extremadamente exigentes; dónde mi cuerpo en ocasiones no reaccionaba de la mejor forma pero no podía rendirme, Abbel me daba todo el ánimo que podía para continuar y ciertamente si lograba impulsarme a no desistir, hubo un día que no pude controlarme y terminé llorando a mares con él al teléfono. Me había llamado borracho en medio de la madrugada estaba llorando, suplicando vernos y estaba dispuesta a escaparme pero por una maldita mala casualidad mi madre estaba en la cocina y me atajó.

— No lo intentes, Barbara, no lo hagas — fue lo único que alcanzó a decir.

Yo solo me encerré nuevamente en mi cuarto y me desplomé a llorar y por más que mi madre tocó mi puerta no accedí abrirle. Terminé llamándolo y explicándole el porqué no podría escaparme y fue ahí cuando perdí todo el control que había tenido sobre mí hasta ese momento, lo peor es que él estaba igual o mas alterado que yo.

Al día siguiente mi madre intentó acercarse a mí cuarto varias veces, aún así la evité y una vez más usó a Sara como invitada para obligarme a salir pero ni así sucumbí, ni ese día, ni al siguiente, ni el resto de la semana. Al momento de viajar mis tíos, Sara y Jessica fueron al aeropuerto a desearme suerte, intenté mirar sobre la gente con la esperanza que Abbel estuviera ahí pero sabía que era imposible. Me dedique a practicar, descansar y ver a los grupos de adultos competir; eran impresionantes, increíbles y mi entrenador me pidió que no perdiera nada de vista y así aprender de ellos, mi liga no empezaría a competir sino hasta el 27 de Junio y era cuando mis padres viajarían, me dio mucha tristeza no poder compartir con Jessica la clausura de las clases, y es que era nuestro ultimo grado antes de pasar a preparatoria y aunque seguiríamos en la misma escuela ya no veríamos todas las clases juntas ya que, ella se iría por la mención ciencia y yo por sociales.

Mi competencia estuvo ruda, realmente ruda y aunque pude escalar entre una clasificación y otra; sentía que en cada partido mi cuerpo se desprendía y solo me iba quedando con fragmentos de el. La psicóloga del equipo fue quien me acompañó todo el tiempo y creo que gracias a ella pude llegar hasta la final pero haberlo hecho fue el peor logro de todos, lejos de sentirme bien, sentía que no podría, que solo llegué hasta ahí para hacer el ridículo al perder y es que no iba a ser posible que yo ganara, por lo que la noche anterior no podía dormir, era agonizante todo lo que mi mente me repetía una y otra vez.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora