CAPITULO 25. Mi nirvana

1 0 0
                                    

 Me dirigí a la mesa y tomé mis cosas que estaban junto a Jessy, ella una vez más se fue detrás de mí y una vez fuera del club me tomó del brazo y me detuvo.

— Hey ¿que sucede? ¿Qué tienes? — preguntó.

Sin esperar una respuesta me abrazó, la verdad lo necesitaba, porque en ese momento un río completo de lágrimas empezaron a salir y es que me sentía tan abrumada por todo y decepcionada de mi misma.

— Nena ya — dijo en consuelo sobando mi cabello, se separó de mí y tomo mi cara con sus manos — ¿quieres irte? — preguntó y yo solo asentí con mi cabeza — Ok llamo a Sara y nos vamos ¿si? — en eso se acercó Abbel a nosotras ambas lo miramos y él fijó su mirada en mí y llevó su mano a su nuca.

— No me dejaste hablar — pasó sus pulgares por mis mejillas secando mis lagrimas.

— Ahmm, Voy a buscar a Sara ¿Ok? — dijo Jessy y asentí, Abbel solo la miró y en el mismo movimiento llevó nuevamente la mirada a mí.

— Yo jamás prohibí nada entre nosotros — empezó a hablar — yo jamás dije que no podíamos hacer o dejar de hacer algo — continuó yo solo voltee mi mirada — Bárbara yo no dije que no nos podíamos enamorar, yo no voy a correr por el hecho de que te hayas enamorado — puse mis ojos en blanco y esto último que dijo se repitió varias veces en mi cabeza.

— Pero lo estás haciendo, estás corriendo — dije y di un paso hacia atrás para poder escapar de su olor que me estaba hipnotizando.

— No, no es así; yo no estoy alejándome por el hecho de que estemos involucrándonos más de la cuenta, lo sabes, me estoy alejando de ti por respeto a tu padre — aclaró y una vez más puse mis ojos en blanco, me hice a un lado y di unos pasos lejos de él, una vez más sentía la necesidad de respirar pero él me tomó del brazo otra vez— Bárbara no es por ti que lo hago.

— Bien — respondí y suspiré una vez más.

— Bárbara me importas y estas últimas semanas he sentido que estoy en el mismísimo infierno — confesó y yo solo pude reír de manera irónica.

— ¿Si? Bienvenido... — respondí.

El infierno todavía ahí se sentiría bien pero ¿esto? Esto se llama agonizar y no sé si verlo mejora o empeora la agonía. Las chicas llegaron y ambos estábamos en silencio, Jessica fue la primera en romperlo.

— ¿Estás lista? — se dirigió a mí.

— Las llevo — ofreció Abbel.

— No es necesario — me adelanté a responder.

— No está en discusión Bárbara, no se irán en taxi — respondió Abbel y su voz volvió a ser de mando pero lejos de molestarme, me alegro un poco.

Las chicas me miraron y asintieron, caminamos detrás de él y solo nos miramos entre nosotras, sé que se morían por hablar o preguntar; sé además, que querían quedarse un rato más a pesar de que ya era tarde odiaba el hecho de que les arruine la noche a varios. Al momento de subirnos al carro Abbel abrió tanto la puerta de adelante como la de atrás, yo iba convencida de montarme en la de atrás pero aquellas dos me empujaron y entraron disparadas a los asientos de atrás y sin esperar que alguien cerrara la puerta o entrara al carro, jalaron la puerta cerrándola en seguida, vi de reojo como a Abbel se le escapó una risilla e hizo un ademán para que entrara a la parte del copiloto, entré y tras de mí cerró la puerta sutilmente.

— ¿Qué pasó? ¿Se arreglaron? — preguntaron las dos en susurro desde la parte de atrás, cuando iba a responder él entró y nos fuimos de ahí, preguntó a dónde íbamos y le respondimos que a casa de Jessy pero insistió en luego llevarme a mi casa.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora