Al siguiente miércoles descubrí que no solo lo pensó si no que también lo aceptó y así empezamos a jugar todos los miércoles que el era mi amo y yo su sumisa, de verdad jugó de una manera magistral con mi control y con mi cuerpo, lo único malo llegaba cuando debía dejarme en el campus o en mi casa ya que, mi cuerpo quedaba tan agotado, tembloroso y algunas veces, tan adolorido que fingir que estaba bien se convertía en una tarea de alto riesgo. Poco a poco íbamos haciéndonos cada vez mas buenos pero junto a eso aumentaba el control que Abbel tenia sobre mi, tanto fue así que un día terminamos discutiendo fuera de un bar porque no le dije que iría con las chicas y ademas porque según él mostré mis nalgas mientras bailaba con ellas.
— Amor ya, no es justo — protesté medio ebria — solo estamos divirtiéndonos.
— Barbara estás muy ebria y haciendo tonterías — gritó enojado.
— ¿Qué tonterías estoy haciendo? - respondí enojada cruzando mis brazos en mi cintura.
— ¿Te parece que andar bailando hasta que se te suba el maldito vestido no es una tontería? O déjame ver ¿que te parece tomarte un maldito shot desde las tetas de Sara? — puse mis ojos en blanco ante sus reclamos él me tomó de mi mentón con sus dedos — no me pongas los ojos en blanco si no quieres que te azote ahorita mismo, Barbara — me amenazó y fruncí mi ceño — vamos, te quedas conmigo.
Me tomó de la mano y me condujo dentro del bar una vez más, me llevó hasta la mesa donde estaban sus amigos, me sentía enojada y frustrada, realmente estaba bien y no veo el porque se ponía de esta manera, ni siquiera estaba con alguien mas, eran mis amigas y todas mujeres. Estaba tan enojada que solo me senté en una de las sillas con mis brazos cruzados debajo de mi pecho con mi ceño fruncido, él estaba frente de mi distraído hablando con uno de los chicos. Angel llamó mi atención tocando mi brazo, lo miré me estaba ofreciendo un caballito de alcohol, lo agarre y lo tomé de golpe, se lo devolví y me guiño el ojo, Abbel igual me miró y me sonrió pero le lance una mirada fulminante. No pasó mas de media hora cuando Sara se acercó a la mesa de los chicos y le dijo algo a Abbel al oído él igual le respondió, luego Sara se acercó a mi con sus brazos estirados y me abrazó, yo igual la abracé, me ayudó a bajar de mi silla.
— Me la llevo — le dijo a Abbel quien nos estaba mal mirando — te lo dije que hoy vino conmigo y se queda conmigo — le dijo apuntándolo con su dedo.
— Pues no se pongan a hacer tonterías — sentencio Abbel.
— Vamos a hacer lo que queramos hacer — respondió Sara y los miré sorprendida ¿de verdad están discutiendo?
— Abbel déjalas no vienen con nosotros, cabrón — le dijo Daniel calmando la situación — tomate un shot, ten — le ofreció un shot el cual Abbel tomó, miré Abbel quien sabia que estaba muy enojado, ambos nos quedamos mirando fijamente. Finalmente se acercó a mi y me dio un beso en los labios ignorando que Sara estaba a mi otro lado.
— Comportate ¿si? — me dijo cuando separó sus labios de mi y yo asentí.
Sara fue regañándome todo el camino por no ser capaz defenderme cuando Abbel hacia esas "pendejadas", cuando llegamos a la mesa las chicas empezaron a gritar "Sara presidenta" repetidas veces y le dieron un shot luego cada una de las chicas se encargo de darme un zape y solo cuando habían terminado me dieron un shot a mi también. Intenté volver a estar igual de animada como estaba antes del problema pero fue imposible y aunque si disfrute el resto de la madrugada, me sentía aun avergonzada y enojada. Esa no fue la ultima vez que me peleo o discutió por cosas que hacia, o celos o simplemente porque "no le hacia caso".
Cuando llegaron las vacaciones de navidad no pude verlo mucho, primero porque es la única época del año que mis padres se toman dos semanas de vacaciones al mismo tiempo y segundo porque Abbel se fue a casa de su madre desde el 22 de diciembre y planeaba quedarse allá hasta por lo menos el 5 de enero. Nosotros también viajaríamos para año nuevo, ya que, este año correspondía pasarlo con la familia de mi madre en Alemania, la verdad es que amo a mi abuela y a su esposo, él es un aficionado a la caza quien ama enseñarme a disparar y mi abuela es una aficionada a hacerle la vida imposible a mi padre, no hay un lugar donde adore mas estar en familia que ahí, ya que, representa que 1. mi padre estará de mal humor todo el tiempo y 2. no puede hacerme nada porque mi abuela es mi máxima protectora.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Roman pour AdolescentsLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...