CAPITULO 1 ¡PERMITEME TE ENSEÑO!

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— ¿Señorita Biancci puede dar una conclusión de la clase? — una voz bastante v tenue y lenta me sacó de mis pensamientos ¡y sí! Confirmé que era la madre superiora.
— Disculpe madre me encantaría pero si me notó distraída es porque tengo un dolor de cabeza que no me permite mantener la concentración —mentí con todas mis fuerzas.
Juraba que hasta ponía cara de sufrida mientras lo hacía. La maestra esbozo su típico sonido reprobatorio y agregó
— Quiero que para la clase de mañana me traiga una conclusión de la clase, por escrito — su voz se escuchaba en un tono irritado.
Por suerte para mí sonó la campana de salida y rápidamente tomé mis cosas porque sabía que las cosas podían empeorar
     — ¡Quiero ese escrito para mañana! — lanzó un grito entre tanto bullicio de pupitres rodando, gente hablando y puertas abriéndose.
— SI MADRE!! — Respondí igual gritando y con la certeza de que no haría nada.
Salí en carreras del salón. Estudiar en un colegio de monjas era una verdadera tortura celestial sin embargo para mis padres era una excelente idea.
—— Desde cuando sufres de dolores de cabeza? —— me preguntó mi amiga con tono burlón —— toma, olvidaste cogerlo —— me entregó mi teléfono, mientras lo cogía veía como se reía.
—— GRACIAS honey!! —— le dije tomándola del cuello y plantándole un beso en la mejilla —— ¿que haría sin ti? —— le pregunté enérgica.
¡Posiblemente no mucho! —— dijo con aires de grandeza mientras caminábamos por los pasillos de la escuela camino a la salida.
—— Algo de razón tienes ¿que haremos hoy? —— pregunté
«Jessy es mi amiga de la infancia, nos conocimos en esta misma escuela, estudiamos juntas desde preescolar y obvio que somos amigas! No hay plan que haga sin ella»
— Pues déjame decirte que si me salvas de cuidar a mi hermano seré toda tuya — dijo con tono aburrido y colocando los ojos en blanco.
Jessy quien es hija mayor de sus padres, tiene un hermano menor que es una pesadilla, en ocasiones lo cuida.
— vamos Jessica ¿por qué hoy? — pregunte casi haciendo un berrinche
— la niñera no puede ir hoy — me comento mientras revisaba su teléfono
—Alex debería quedarse solo igual ya está grande, ¿no? — pregunté colocándome frente de ella, pues ya habíamos llegado a la puerta de salida y mis esperanzas de hacer algo hoy se esfumaban
— ¿Si? Dile eso a mis padres — me respondió resoplando, en el momento que iba a responder unas manos me tomaron de la cintura y me batieron en el aire, lance un grito ahogado y tome con fuerza los brazos que me sostenían, una risa escuche por mi espalda mientras me dejaban nuevamente en el piso
— Hola muñeca — el saludo vino acompañado de un beso en la cien. Ya sabía quién era, esa voz varonil ya la conocía
— Hola Manuel — dije mientras acomodaba mi falda ya para eso Manuel, quien es un chico de la escuela que va en la preparatoria, le daba un beso en la mejilla en forma de saludo a Jessy, de igual manera su amigo me lo da a mí.
— Y qué? ¿Qué hacen solas aquí? Preguntó con su voz toda ronca
— espero a mi hermanito — respondió Jessy, en automático Manuel se voltea a verme esperando mi respuesta
— Ah—mm solo espero que vengan por mí para irme a casa — dije con un tono de voz tranquila, metiendo mi mano en el bolsillo de la falda y deseando que no di...
— Si gustas te llevo — mientras lo dijo pasó su mano por mi cadera baja y me atrajo hacia él
— Eh mejor otro día porque ya vinieron por mí — dije mientras soltaba una risita falsa y dicho eso me zafe de él, Manuel y yo ya habíamos salido un par de veces, que puedo decir de él, alto, cabello oscuro muy corto y en la parte superior donde estaba más largo lo peinaba de lado, tez blanca, ojos miel, besaba bien solo que era muy chico. ¿Voltee mis ojos a Jessy quien hablaba con su amigo, la tome del brazo y volteo finalmente a verme
— ¿No deberíamos irnos a buscar a tu hermano?  — pregunte colocando mis ojos saltones, ella entendió la indirecta
— Sii, ya vinieron por nosotras — mintió poniendo su voz de sorpresa, nos despedimos rápidamente y nos quitamos de ahí, la acompañe a buscar a su hermano.
— Ahora por qué no quieres andar con él? — me pregunto mientras buscábamos al susodicho
— que te puedo decir? Es aburrido y muy tonto — le confesé por quinta vez, en eso recibí una llamada proveniente del chófer quien anunciaba que había llegado por lo que, me despedí y me dirigí a la salida.
...
Un sabio muy bien lo dijo, ¡por fin viernes! Los viernes eran días hermosos hasta el sol brillaba más, aunque lo más importante era que la luna brillará
— Entonces nos quedamos en la casa de mi amigo y recuerden no confundirse al decirle a sus padres ¡se van a quedar conmigo! — dijo Sara enérgicamente mientras planeamos la fiesta de hoy.
Ya habíamos salido de la escuela Jessy, Sara y yo nos encontrábamos en mi cuarto cada quien tirada donde se sentía más cómoda.
— ¿A qué hora vienen por nosotras? — pregunté mientras me limaba una uña.
— Vamos en taxi ¿cuántas veces te lo voy a decir? — dijo mi prima con voz sulfatada.
— No sé a dónde vamos pero me gusta la idea — dijo Jessy mientras entraba a mi armario y sacaba un vestido.
— Habrá chicos hermosos, ya conozco a los amigos de Lucca y están di—vi—nos — hablaba con entusiasmo y ésta última palabra la separo en sílabas.
Sara era mi prima mayor, éramos como hermanas pues las dos nos hemos criado juntas, sus papás al igual que los míos solo tuvieron una hija. Sara va en el último año de prepa por lo que sus amigos son más interesantes, ya que, son mayores que Jessy y yo.
Suena interesante — dije mientras practicaba mi voz sexy, todas reímos.
Pasamos la tarde viendo que usaríamos y qué maquillaje nos haríamos entre tanto se hizo la hora de irnos, yo había decidido usar un vestido con falda redonda que llegaba un poco más abajo de mis nalgas, era de tiros color negro, dejé mi cabello suelto hasta la cintura y le hice algunas hondas, maquille mis ojos en tonos oscuros y lo más importante usé unos tacones en punta de aguja, todo prometía ser un éxito.
Ya estando en la fiesta había tomado unas cuantas copas, conocí varios chicos ¡sí era verdad! estaban guapos y casi todos estudiarían derecho, era como el paraíso de los prepatorianos yo ya había bailado unas cuantas canciones cuando me topé con un muchacho por error, me dio mucha vergüenza porque estaba intentando salir de la pista pero como estaba hablándole a Jessica quien intentaba convencerme que me quedara, pero yo quería ir por un trago, así que, solo caminé sin mirar hacia el frente hasta que me estampé en la espalda de alguien, la persona se volteo mientras que yo me quede helada, le pedí disculpas tantas veces fueron necesarias mientras que él solo sonreía, apenas lo miré para evitar avergonzarme aun mas y solo continué mi camino.
Después de eso, la fiesta no estuvo nada mal y en un buen punto de la madrugada ya cuando el alcohol nos había afectado a varios, decidimos formar un grupo grande nos sentamos en círculo en unos sofás, uno de los chicos propuso fumar un poco y sin más prendió su cigarro de mota y luego de unas haladas lo pasó, resulta que el juego se trataba que entre todos probáramos el mismo cigarro de marihuana, en los asientos frente de mi estaba el chico con quien me tropecé y no podía quitarle la vista de encima y es que no lo había detallado hasta ahora, él era alto, su pecho y espalda eran muy anchos, cabello oscuro, ojos color miel, mirada intensa, dientes perfectamente blancos, tez blanca pero no pálida, él a diferencia de todos, venía vestido de manera formal, una camisa blanca satinada, un pantalón de vestir negro que se iba ajustando en sus piernas hasta sus tobillos, zapatos de vestir de piel color negro y una corbata roja, perfectamente anudada y prensada a su camisa, era totalmente elegante.
Creo que notó que con frecuencia lo veía porque en varias ocasiones volteaba a verme, yo automáticamente volteaba mi cara y debió ser notorio el enrojecimiento de mi cara debido a su risa burlona. Cuando el cigarro llegó a donde él estaba noté que solo le dio una larga y calmada halada y lo paso sin mayor interés, no niego el nerviosismo que me invadió, al parecer todos eran diestros en ésto y yo, yo ni siquiera tenia idea de como sostenerlo, cuando llegó el turno de Sara  me sorprendió lo fácil que lo hizo ver y solo la mire con cara de juicio, ella sonrió al verme y finalmente había llegado mi turno, mire al rededor y solo sentí como me sonroje estaba paralizada y decidí pasarlo sin siquiera probarlo, varios protestaron; al parecer era regla tener que probarlo, solo me negué y Sara me susurró al oído algo que parecía ser "aguafiestas".
Levanté mi mirada con dirección al chico guapo quien me miraba y sin ningún disimuló sonreía, quería levantarme de ahí y porque no, desaparecer. El grupo no era grande tal vez unos ¿10? Así que volvió a tocarle a él, yo solo lo miraba y él me sostuvo la mirada, extrañamente no lo inhaló solo se levantó y caminó al frente justo a donde estaba yo, mi corazón latía más rápido a medida que se acercaba. Se posicionó frente de mí se agachó hasta quedar casi a mi altura
— ¿Quieres? — preguntó con una sonrisa en sus labios, su voz era muy grave, fuerte y ronca, su mirada era tan profunda que sólo de intentar mirarlo a los ojos sentía como se iba la sangre a mi cara
— ¡Eh! no, gracias yo paso — casi tartamudee mientras hablaba me sentía muy apenada, para ese momento escuché varios silbidos y algunas bromillas con respecto al momento, también escuche algunas risillas.
— Vamos, intenta no pasa nada — él simplemente ignoró todo y llevó el cigarro a mi boca.
Intente inhalar y estúpidamente me ahogue, no pude sentirme más tonta porque era imposible, escuche varias risas, él no dijo nada solo sonrió de la forma más pícara que en mi vida había visto, como si hubiese sabido desde antes que eso pasaría.
— No pasa nada, no es tan difícil mira — dijo.
Acto seguido al decirlo llevó el cigarro a sus labios lo aspiró una vez más y se acercó a mí, sus labios estaban tan cerca a los míos que solo bastaba un micro movimiento para que nos besáramos, solo cuando estaba muy cerca de mí abrió un poco su boca y dejó escapar todo el humo, el deseo de besarlo me hizo suspirar todo el humo invadiendo todos mis pulmones y con un movimiento lento exhale, al ver esto se levantó y fue a su lugar de nuevo sólo cuando se sentó me miró y me guiño el ojo.
— Pásalo Romeo — dijo quien supongo que era uno de sus amigos.
Ya que estaba a su lado y era su turno, yo simplemente me sentía en otro plano todo pasaba lento ante mis ojos no asimilaba lo que acababa de ocurrir, no podía verlo a la cara solo clavé mi mirada a sus piernas. Creo que ya me hacía efecto la inhalada porque el pasar del tiempo se sentía extraño al igual el sonido de las voces, volví en sí cuando sentí la mano de Sara en mi hombro derecho, noté que era el turno de ella pues tenía el cigarro en la mano, alcé mi mano para coger el cigarro pero ella en vez de dármelo, se lo llevó a su boca y lo inhalo e hizo lo mismo que el chico había hecho, creo que si era más fácil así, escuché varios silbidos de coqueteo yo solo sonreí cuando Sara se separó de mí y me miró sonriendo de victoria.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora