CAPITULO 14. ¿Quieres ser mia?

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Al día siguiente mis padres nos levantaron para ir a desayunar al club, mi cabeza retumbaba como un tambor y mi cara lo daba a demostrar, mis padres lo notaban y creo que disfrutaban ver nuestras caras de miseria y resaca ya que ellos lucían muy divertidos preguntando como nos había ido, la mañana fue eterna. Mientras revisaba mi teléfono vi que tenía una cantidad estúpida de llamadas, eran todas por parte de Abbel, vi también varios mensajes de Max donde me preguntaba si estaba bien y me pedía que arreglara mi problema con Abbel antes de volverlo a buscar, tenía la razón de estar molesto así que me disculpe y le dije que arreglaría todo.

No le regresé las llamadas a Abbel ya que mis papás estaban ahí, una vez que llegué a la casa lo llamé pero no me respondió, no sé porque se me hacía una necesidad pero debía verlo y que me explicará todo, nos fuimos a dormir toda la tarde mi alma no podía seguir en pies, decidimos ese día ir a una fiesta a la cual nos habían invitado, era de unos amigos de Sara los mismos de la primera fiesta donde vi a Abbel me entusiasmó la invitación porque estaba casi segura que él estaría ahí... me vestí cuidadosamente para que notará mi presencia, usé un conjunto de top cuadrado sostenido con unos tiros finos y una falda corte en lápiz a media pierna que hacía juego con el top, el conjunto era de terciopelo rosado pastel y a juegos unas sandalias de tacones plateados con brillantes, amarre mi cabello en una coleta de pony y me puse accesorios y maquillaje a juego, hoy me jugaba todo o nada.

Ya en la fiesta preferí solo tomar vino, no me apetecía tomar mucho «por ahora» necesitaba encararlo sobria, pero él no estaba, lo busqué juro que lo busqué; en ocasiones me alejaba de las chicas y caminaba por la casa y no estaba ahí no estaba con ninguno de los grupos y eso me enojaba, paso buen rato de la noche hasta que su voz interrumpió mi búsqueda número 83.

- ¿Me buscabas? - mi cuerpo se erizo automáticamente al escucharla.

Su voz desató una reacción instantánea, pero ¿que se creía? ¿Acaso supone que mi mundo gira entorno a él? Seguí mi marcha por la casa no iba a detenerme a darle la razón, aunque la tuviera, me percaté que me seguía hasta que en un lugar tranquilo me detuvo y se puso frente de mí, tenía una sonrisa enorme dibujada en la cara

- es de mala educación no responder cuando alguien pregunta algo - Se atrevió a decir.

- De mala educación también es la soberbia - respondí, había algo en su sonrisa que me irritaba pero más me irritaba sus ojos de triunfo.

-Solo te pregunté si me buscabas ¿es eso soberbia? - impidió mi paso una vez más.

- Sí y no solo soberbia sino también, narcisismo - respondí.

- ¿Soy narcisista solo por preguntar si me buscabas? - arqueo su ceja y su sonrisa se enmarcó más.

- Sí ¿por qué entre tanta gente tendrías que suponer que te busco a ti? y ¿entre tantas cosas que puedo hacer en una fiesta por qué supones que busco a alguien? - respondí realmente enojada.

- Por qué a menos que te hayan contratado como seguridad, dar vueltas y vueltas en un lugar mirando de un lado a otro se llama "buscar" y si vienes a un lugar donde conociste a alguien y sabes que los dueños del lugar son amigos de ese alguien... y empiezas a dar vueltas mirando de un lado a otro significa que estás buscando y muy posiblemente es a ese "alguien" y puedo asegurar que ese alguien era yo, es lógica simple - concluyó su explicación y yo no pude más que sentirme ofendida.

Ofendida por su actitud, por sus palabras y por su ego, lo mire y torcí mis ojos no quería ni responderle, sentía que había sido de las cosas que había escuchado que más me habían ofendido en mi vida, me di la vuelta sobre mis talones y caminé lejos de él quería irme del lugar no quería verlo ni un segundo más, me alcanzó y me habló

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora