CAPITULO 8. Los campesinos

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Escuché una voz a lo lejos y poco a poco fui cobrando sentido de donde estaba, me senté en la cama y pase mis manos por mi cara, mi madre encendió la luz y me miro por unos segundos

— ¿Que pasó? — me interrogó

— ¿Por que? — pregunte aun dormida.

— Estas roja e hinchada, ¿que sucedió? — enfatizó, yo me levante de la cama de un brinco y fui al baño solo para confirmar que estaba peor así que me lave la cara y volví a salir al cuarto, mi madre esperaba aun.

— No lo sé — respondí — acabo de despertar mamá, ha de ser eso — me acerque a la cama buscando mi teléfono, se acerco a mi y tomo mi cara.

— Barbara no estas hinchada por dormir, no así — me cuestiono.

— Mamá no lo sé, de verdad solo me sentía mal y me acosté y así estoy — mi madre negó con la cabeza y camino a la puerta.

— En la cocina está tu cena — dijo mi madre antes de salir del cuarto, sin embargo yo seguí buscando mi teléfono y cuando lo encontré me di cuenta que estaba apagado, lo puse a cargar y bajé por mi cena, cuando termine de comerla subí e hice mi tarea, la verdad no tenia ganas de nada, así que cuando terminé tomé mi novela favorita y me acosté a leerla hasta que me quede dormida una vez más. En la mañana siguiente maldije tantas veces por haber despertado tarde, por lo que me cambié, tomé mis cosas y salí a las carreras, bajé y el chófer se dispuso a llevarme a la escuela. Mi día en la escuela fue un poco mejor ya que estaba Jessy a quien le conté lo que había ocurrido y que por supuesto dijo:

— Te lo dije — lo dijo mientras que sus aires de grandeza sobrepasaban incluso el edificio de la escuela.

Dijo miles cosas mas dentro de su sermón pero simplemente la ignoré, no tenemos permitido usar el teléfono por lo que evitamos sacarlo para no perderlo por una semana completa. No fue sino hasta que salí e iba en el carro en dirección a casa cuando encendí mi celular y habían algunos tantos mensajes y algunas llamadas perdidas, sin embargo, lo que llamo mi atención fueron algunos mensajes que venían por parte de Abbel.

Text/Abbel: Cuando enciendas tu celular llámame.

Text/Abbel: Disculpa si fui muy brusco al hablarte.

Text/Abbel: Buenos días.

Sin lugar a dudas esto animó mi día, mi tarde y mi vida entera por lo que le escribí de vuelta dándole las buenas tardes, él me llamo y aunque vacilábamos para hablar nos preguntamos como habíamos estado y las cosas que hacíamos, yo le expliqué porque no había respondido sus mensajes, me dijo que no podría verme que tal vez mañana o si no hasta el jueves, lo cual era agonizante porque apenas era martes pero ni modos. Mi tarde no fue la gran cosa de hecho, lo único bueno era el hecho de poder hablar un poco mas con él; así paso mi martes, mi miércoles y mi jueves y aún no lograba verlo, estaba terminando mi tarea cuando me llego un mensaje de él:

Text/Abbel: ¿Cenamos juntos?

Vacile mucho para responderle, mi padre aun no había llegado y mi madre estaba en su estudio sin embargo, era jueves sabia que escaparme podría ser una carta para que me castigaran por lo que bajé corriendo y fui al estudio donde estaba mi mamá diseñando algunas cosas.

— Mamá— entre hablando, ella quito sus anteojos y me miro — ¿puedo ir a cenar con Sara a un restauran nuevo — pregunte emocionada.

— No — dijo colocándose una vez mas sus anteojos y volviendo su vista a su computadora, yo corrí a su lado y me arrodille para quedar mas baja para llamar su atención

— Mamá por favor — suplique ella negó con la cabeza— Mamá prometo venir temprano, mira son las 6:30 nos vamos temprano y te juro que a las 9 estaré aquí — abogué por permiso.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora