CAPITULO 66. un capitulo muy explicito

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Le envié un mensaje a Abbel diciendo "¿Brunch mañana a las 10:30?", poco después él me respondió "agendado". No tarde mucho en dormir y era porqué quería que rápido amaneciera, como me desperté temprano bajé por una taza de frutas, mis padres tomaban café así que solo los saludé, me invitaron al club ya que se verían con mis tíos pero los rechacé. Me aseguré de decirles a las chicas que no se acerquen al club y que digan que están conmigo.

Mis padres ya se habían ido cuando Abbel fue por mi, avanzó pero tomó un rumbo diferente al del Loft lo que me sorprendió pensé por un segundo que iríamos al motel pero tampoco, así que me extrañé aún más, de todos modos íbamos hablando de todo lo que habíamos hecho, me contó como la había pasado con su familia, las travesuras de Sofía, su sobrina, y también, que toda su familia lo había interrogado del porque yo no había ido. Yo igual le conté sobre mis vacaciones e incluso le conté todas las veces que mi abuela desesperó a mi padre, Abbel solo reía y negaba con su cabeza. Me sorprendí cuando llegamos a un café/bakery y lo miré sorprendida.

— Tu pediste un brunch ¿No? — dijo mientras apagaba el motor del carro.

— Amor — protesté mientras reía — tu eras mi Brunch — expliqué y él se rió.

Se bajó del carro y luego abrió mi puerta, nos dirigimos hacia el lugar donde tuvimos una linda cita, desayunamos, hablamos de cualquier cosa que se nos ocurrió, tomamos jugo y café, me dijo por lo menos diez veces lo mucho que me había echado de menos, sí solo supiera lo mucho que lo pensé y soñé, que cada lugar que veía me recordaba a él, que imaginaba y fantaseaba que era él quién estaba a mi lado. Deseé algún día poder viajar hasta allá con él y que pueda convivir con mí familia, imaginé incluso que pudiese acompañar a mi padre en sus momentos de aislamiento ya que sería con el único con quién se entendería, suspiré y él me preguntó sí sucedía algo a lo que me negué y una vez que había pagado, lo abracé. Nos fuimos al carro y retóricamente me preguntó a dónde íbamos, solo nos miramos y sonreímos comprendiendo cuál era la emergencia en cuestión.

Llegamos al Loft que estaba solo y en completo silencio, me contó que los chicos quedaron en el depa de Angel para ver el fútbol y hacer carnes asadas, "mejor" dije en mi mente.

— O sea que estamos solos — concluí y Abbel respondió que si — y vamos a estar solos toda la tarde — agregué quitando mi ropa mientras Abbel me dio la espalda para ir a la cocina supongo que por agua, me quede únicamente en tanga y caminé hacia él.

Él no se había percatado hasta que se volteó, estaba tomando agua del vaso por lo que se atoró con un trago el cual lo hizo toser, yo reí. Mordió sus labios y dejó el vaso a un lado.

— Ya llegó mi comida — dijo, mientras acariciaba mi espalda y bajó hasta mis nalgas, yo asentí con mi cabeza.

Me cargó de frente y me llevo hasta la mesa, bajó mi tanga y besó mis piernas, con su pulgar jugó mi clítoris por lo que gemí, movió la silla y se sentó en ella como si de verdad se fuera a sentar a comer, yo reí. La diferencia no fue mucha porque si se dio el trabajo de comer mi sexo, mis muslos descansaban en sus hombros, su cara sobre mi sexo, con sus manos apretaba mis muslos y con su lengua me estaba llevando al paraíso, soltó una de mis piernas y jugó con dos de sus dedos dentro de mi sexo grité ante la corriente de placer que se desplegó en mi cuerpo.

— Más — supliqué deseando que intensificará su juego por lo que sumó un dedo más a su juego.

Yo me retorcía en la mesa por placer, él mientras hundía sus dedos en mi sexo, lamía mi clítoris o lo estimulaba en circulos con su pulgar.

— Me queda uno libre ¿Lo quieres? — me miró y yo que tenía medio torso despegado de la mesa, asentí.

Dio paso a su índice ocupando así toda su mano derecha, grité ante el movimiento y me sostuve de ambos lados de la mesa, él se levantó de la silla y tenia apoyada su mano izquierda en mi abdomen. Grité varias veces su nombre antes de poder pedirle que me follara con su miembro, él sonrió. Bajó su pantalón de mezclilla tomó mis piernas y sin más hundió su miembro dentro de mí, ambos gemimos sonoramente. Sus embestidas resonaban en todo el espacio, yo no dejaba de mirarlo aunque por momentos arqueaba mi espalda y viraba mis ojos hacia arriba, sin embargo, en segundos volvía a mirarlo; en su cara retumbaba el placer, su boca estaba entreabierta y cuando me miraba a los ojos su mirada lograba hipnotizarme, ya que, era profunda, intensa y llena de lujuria.

Las chicas Biancci (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora