Las chicas Biancci (TERMINADA)

CAPITULO 75. Una inesperada sorpresa.

Tal como lo habíamos planeado, Daniel fue por mi al aeropuerto estaba peleando conmigo porque no lo dejo dormir aunque realmente me abrazó y me dijo "bienvenida, que bueno es volver a verte" para después desordenar mi cabello, yo estaba emocionada y mi corazón latía a mil por hora por lo que no dejaba de hablar sobre cualquier cosa, cuando llegamos al Loft Daniel me ayudó con mi maleta y me dijo que posiblemente Abbel estaba en su cuarto así que subí corriendo. Todas las luces del cuarto estaban apagadas y Abbel estaba en la cama acostado durmiendo, me acerqué poco a poco a él y empecé a darle besos en su mejilla y cerca de sus labios pero como estaba del otro lado no los alcanzaba, me dio risa cuando se quejó y se giró sobre su espalda, en ese momento si pude darle mas besos y ésta vez era en su frente, mejillas y finalmente en sus labios y fue cuando reaccionó y me empujó.

— ¡Que madres! — exclamó sentándose en la cama asustado y encendió la luz de la lámpara, yo solté una enérgica carcajada — Barbara — dijo sorprendido al mismo tiempo en el que se levantó de la cama y me cargó como koala, me apretó muy fuerte yo igual lo abracé fuertemente por el cuello. — mi amor ¿que haces aquí? — me preguntó después de unos segundos abrazados.

— Vine a verte — confesé.

— No me digas que te escapaste, Barbara por favor — dijo separándome un poco de él para que nuestras caras pudiesen encontrarse.

— No y si — dudé — mi abuela me ayudó a venir antes para poder pasar unos días con Sara, lo que no supo fue que Sara igual está de viaje y no llega sino hasta el jueves, por lo que vine a verte — le expliqué y él sonrió.

— ¿Y te quedarás aquí hasta ese día? — preguntó sentándose en la cama conmigo aún encima .

— Sí no hay problema, si — dije encogiéndome de hombros, fue cuando caí en cuenta que no pedí permiso para quedarme con ellos, es decir, sí por alguna razón ellos no pueden tenerme ahí yo no lo pensé — sí no, me quedo con Jessy

— De que hablas tu lugar es a mi lado — dijo tomándome de las mejillas — por mi quédate aquí la vida entera, no te vayas jamás — dijo.

Mientras lo decía acercó sus labios a los míos y por fin volví a sentí el placer de besarlo, al principio intentamos mantener la calma pero a medida que nos besábamos nos desesperábamos aún más, al punto en el que nuestras lenguas no dejaban de jugar entre ellas, al punto en el que él mordisqueo mis labios, al punto en el que yo incluso lamía los suyos.

— Te necesitaba tanto, tanto — dije mientras nos detuvimos unos segundos a respirar.

— Mi amor — me apretó aun más y escondió su cara en mí cuello al cual le dio unos besos — estoy enloqueciendo sin ti — me confesó mientras me volvía a mirar a los ojos, yo le dediqué una sonrisa. — debes estar cansada ¿Quieres ir a darte un baño? — inquirió y yo asentí.

— ¿Vienes conmigo? — pregunté mientras me levantaba de sus piernas.

— Sí lo hago no te dejaré bañar y sé que estás cansada — dijo pasando su mano por mi pecho y abdomen hice un puchero en respuesta, él giró mi cuerpo en dirección al baño y me dio una nalgada suave.

Fui hasta el baño donde me despoje de mi ropa, me sorprendí que solo por nuestro beso yo había conseguido mojarme, suspiré profundo. Tomé un baño de agua caliente y ¡Vaya que lo necesitaba! Mi cuerpo estaba realmente agotado cuando terminé me envolví en la toalla y salí al cuarto, Abbel estaba acostado en la cama jugando con su celular el cual dejó a un lado en cuánto salí y solo se dispuso a observarme. Yo fui hasta el closet me puse de espaldas a él y solté la toalla, busqué algo que ponerme pero lo hice de la forma más lenta posible y mi plan resultó. Él se acercó a mi y me arrinconó contra el closet luego pasó su mano desde mi pierna, por mi nalga, subió hasta mi cintura, pasó por mi abdomen y bajo hasta mi vientre.