Pronto sería mi cumpleaños y estaba entusiasmada con la idea, ésta semana habría un torneo para el que necesitaba practicar por lo que mis días libres habían sido eliminados, lo que odié ya que, eran mis días con Abbel aunque por como van las cosas podría estar saliendo sin problemas con él, bueno eso fue lo que pensé. Cuando llegué a la casa después de unas prácticas mi mamá me pidió hablar, lo extraño fue que quería que habláramos en su oficina por lo que fuimos, tomé asiento y ella solo me miró y cuando lo hizo muchas cosas se vinieron a mi cabeza.
—¿Que has estado haciendo Barbara? — empezó a hablar y la miré confundida — ¿Dónde has pasado los últimos jueves? — inquirió y me paralice apenas lo hizo.
—Yo no sé de qué hablas — me defendí.
— Si lo sabes, lo sabes muy bien — pausó pero yo decidí no decir nada — hoy fui al campus a pagar tu semestre, preferí ir yo personalmente para preguntar por ti, por tu rendimiento, por tu estado físico y me sorprendí cuando me dieron tu horario — acercó una hoja hacia mi — lo mas gracioso es que lleva así dos meses pero aún hay algo más gracioso y es que antes de éste tenias éste — acercó otra hoja — y ese lo tuviste desde noviembre — tragué grueso — mi pregunta es ¿Que pudiste haber estado haciendo durante casi cinco meses para ocupar ese tiempo libre?
— Mamá yo solo lo usaba para mí — me justifiqué y ella alzó su ceja.
— ¡Ah! Lo usabas para ti — repitió a lo que asentí — y dime ¿En qué lo usabas? Sí puedo saber, claro — dijo con sarcasmo y yo solo miré a los lados, ella hizo un ademán con sus manos para que hablara.
— No lo sé mamá, me iba al cine, pasaba la tarde con las chicas, me iba al club, al mall, a jugar bolos, hacía de todo — dije sin perder la calma.
— Ok, me lo imaginé — yo asentí — sin embargo me dio por ir a tu cuarto, no lo sé, simple curiosidad; me dio por revisar tus libretas para cerciorarme que cumplías con tus tareas — pausó y me encogí de hombros, sabía que estaban todas al día — y me alegré, al menos responsable si fuiste — yo sonreí — sin embargo, vi tu iPad y me llamo mucho la atención el recordatorio que tenía — entrecerré mis ojos y mí corazón se aceleró — "ir con la doctora" que extraño, dije, que yo sepa no estás enferma así que desbloqueé tu iPad, que organizada me saliste.
— Mamá, no vayas a hacer un escándalo, por favor — la interrumpí.
— Barbara no estás en la posición para pedir nada, nada — repitió — llevas casi un año suministrándote anticonceptivos ¿Puedes hacerme el favor de explicarme? — su calma se rompió como cuál vidrio al ser golpeado con una piedra.
— Mamá no es nada del otro mundo, ya — intenté calmarla.
— Nada del otro mundo Barbara, mi hija quien es una adolescente consume anticonceptivos, inyectados y ¿me dices que no es nada? Y yo ni siquiera lo sabía — continúo gritando.
— Mamá solo me estoy cuidando — bajé mi mirada.
— ¿Cuidando? ¿cuidando de que, Barbara? Tienes quince años — gritó — Mañana mismo quiero a ese chico aquí ¿Me entendiste? — pidió y la miré con mis ojos bien abiertos negué con mi cabeza — no te estoy preguntando, lo vas a traer quieras o no.
— No mamá, no lo haré, haz lo que quieras pero no lo haré — dije mirando la y rompiendo en llanto.
— O lo traes o le digo a tu padre toda la verdad, sin omitir nada y no solo tu vas a estar en problemas, también ese chico y aún más la doctora irresponsable que te suministraba ésta porquería siendo menor de edad — la miré sorprendida.
— La doctora tiene una identificación falsa, cree que soy mayor de edad — mi madre me miró horrorizada — y a él no lo vas a conocer, lo siento, tu y mi papá le arruinarían la vida y no lo voy a permitir — le expliqué
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
JugendliteraturLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...