Abbel dio un beso en los labios luego fue al baño y poco después volvió sin camisa, verlo en sus vaqueros y sin camisa era un poema que se recitaba solo, quitó tu pantalón y mordí mi labio al ver sus piernas perfectamente entrenadas, sus glúteos que incitaban a tocarlos y apretarlos, me quedé acostada en la cama viéndolo mientras se ponía su pijama, sentí como poco a poco mis ojos se fueron cerrando.
Empecé a sentir unos besos en mi cuello ¡Que rico! Pensé, me moví ante la sensación y quedé acostada sobre mi pecho. Sentí unas manos sobando mis glúteos luego sentí un beso en cada nalga una y otra vez.
—Amor para — ordené entre dormida, escuché una risa burlona, seguido de unas palmadas sobre mis nalgas — ¡Amor ya! — le ordené volteándome y acostándome sobre mi espalda, "uuff", escuché.
—- Se desbloqueó mi desayuno -— sonreí y luego sentí un beso sobre mi sexo, una corriente de cosquillas se esparció por mi cuerpo —- ¿te vas a despertar o me adelanto a desayunar? -— preguntó e hice un ademán con mi mano para que continuara.
Él bajó mi braga y subió dándole besos a mis piernas, tomé una bocanada de aire ante el cosquilleo, cuando llegó a mi sexo le dio un beso simple luego pasó su lengua de arriba a bajo lentamente, gemí, mordió delicadamente cada labio y volvió a lamerlo ésta vez repitió el movimiento varias veces, yo ya había iniciado mi concierto de gemidos. Él de verdad asumió el papel de que ese era su desayuno ya que, sin ninguna restricción lo comió; él lamió, mordisqueo y chupo cada rincón de mi sexo, lo que me remató de placer e hizo que explotara en un estruendoso orgasmo fue el juego que hizo con sus dedos dentro de mi sexo.
¿Acaso a este hombre lo habrán hecho a mi medida? Sus dedos se sintieron como dos danzantes que bailaban y se movían no solo en círculos sino también en un muy placentero vaivén, fue tanto el placer que me llevo a más de una vez decir su nombre entre gemidos, como si buscará detenerlo y poder calmar tantas sensaciones. Acabé mojada, temblorosa y hasta sudando ¿Lo mejor? Es que ni siquiera hice nada, solo me la pasé acostada sobre mi espalda y revolcándome por el placer.
-— Que bonito se te escucha mi nombre gimiendo -— exclamó mientras se levantaba y se dirigía al baño, tomó una ducha rápida y me sorprendió cuando salió del baño envuelto en toalla.
-— ¿Cómo? ¿No vamos a seguir? -— pregunté sentándome en la cama una vez que me había recuperado —- pensé que me esperarías en la ducha.
-— No —- dijo tranquilo dirigiéndose al closet —- debes desayunar así que ve a darte un baño y te espero en la cocina -— me ordenó mientras se vestía, puse mis ojos en blanco y me levanté para ir al baño —- no creas que no he contabilizado las veces que lo has hecho, creo que se te olvidaron las reglas. -— entré rápidamente el baño y cerré la puerta con llave.
Me reí ante el brote de adrenalina, tomé un baño de agua caliente lo cual me gustó y me relajó, tenía aún el reflejo de la sensación de su lengua en mi sexo, tenía tantas ganas de que me hiciera suya. Levanté mi cara y dejé que el agua me cayera y así disipará mis ganas, terminé de bañarme y noté que él había dejado mi ropa sobre la cama «"uhmm" ¿Cuando dejé eso aquí?» Me pregunté, se trataba de unos pans de algodón y una franela de rallas manga larga, me vestí y recogí mi cabello en una cola de caballo, luego bajé. Él estaba solo en la cocina cuando llegué lo abracé por la espalda y le dí algunos besos en su espalda, me sirvió en un plato un omelette gigante con dos rebanadas de panes tostados, lo miré sorprendida y me ignoró.
-— No te pases -— reproché y siguió ignorándome, bufé y vi como sonrió.
Preparó otro plato que luego guardó así que supongo que era para Daniel, de más esta decir que amo la relación de ese par, no solo se acompañan, sino también, se cuidan e igual a los que están a su alrededor; poco después sirvió un tercer plato y se sentó a mi lado. Y empezamos a comer, lo regañé por lo rápido que comía fue impresionante como a pesar de que tardó en sentarse a mi lado solo le bastó tres bocados para alcanzarme.
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Las chicas Biancci (TERMINADA)
Ficção AdolescenteLas mejores historias de amor siempre se presentan entre las personas que no pueden estar juntas. Pero ¿Qué tan lejos pueden llegar dos personas con todos los pronósticos en contra? Barbara quién no conocía los límites ni mucho menos el control, con...